Antes que todo, Héctor Velis-Meza es un profesor. En su apretada agenda, los rectángulos de su horario se dividen mayormente entre clases que imparte, la radio y la Feria Chilena del Libro. “Es que cuando me paro frente al curso es como una droga. Me estimulo y me pongo a hablar”, comenta.
Curiosamente, los lunes están libres, pero es porque ese día lo ocupa para organizar el resto de la semana. De hecho, su preparación comienza el viernes por la noche, cuando deja a sus tres gatos en su departamento cerca del cerro Santa Lucía y viaja a su parcela en la comuna de Talagante. Allí se quedará hasta el lunes, cuando regrese con sus clases listas para ser bajadas frente a los alumnos y comenzar a enseñar.
-Siguiendo el estilo del programa “Inside the Actors Studio”, ¿cuál es tu palabra favorita?
“Por mucho tiempo he creído que es ‘mamá’ y ‘madre’. Será que son tantos los años que llevo de huérfano -mas de 30-, que esas palabras me provocan calidez, equilibrio, armonía, cariño y también agradecimiento. Acuérdate también que las palabras tienen significado y connotación. Hay otra que hoy en día me gusta también, que es ‘ocio’, entendido como la instancia para enriquecerse como persona”.
-¿Y la que menos?
“Hay una que nunca me gustó, que es ‘trabajo’. Cuando era chico miraba a la gente que trabajaba y no veía rostros felices. Por lo tanto, me propuse arreglármelas en la vida para no trabajar nunca, y lo conseguí; estudié periodismo y así fue como descubrí que la palabra ‘trabajo’ viene de una voz latina que significa ‘tortura’”.
-¿Y el ocio dónde cabe en tu horario?
“El ocio se me confundió con el trabajo. Posiblemente, todos los días míos sean de ocio. Yo paso todo el día haciendo algo, pero lo hago por placer. Más de alguna vez he dicho que en algunos lugares yo debería pagar para que me dejaran hacer lo que hago. Que no me escuchen, porque más de alguno se podría tomar la palabra”.
-Dicen que hace 15 años no tienes vacaciones.
“Más o menos. Pero si fuera como el común, que todos necesitan descansar, yo ya estaría muerto. Por lo tanto, eso dice que mi trabajo no me provoca estrés”.
-Gran parte del día lo pasas dando clases. ¿Los alumnos pasan a ser verdaderos hijos?
“Tengo ex alumnos que son grandes amigos míos. Yo me alegro de mantener una muy buena relación con ellos y la relación con algunos es muy paternal, lo reconozco. Incluso, hay un profesor que es muy buen amigo mío, que es frío con ellos y me dice que no podría tener esa relación que tengo yo con los alumnos. Él sale de la clase y se desentiende, yo no. De hecho, de algunos de los grandes, grandes alumnos que he tenido, yo soy el tutor legal de sus hijos. A ese nivel de cercanía”.
-Eres viudo. Con este horario, ¿a qué hora se conoce a alguien?
“Ya no, si con la edad que tengo no hay posibilidad. Tengo 60 años”.
-¿Eso es un impedimento?
“Es que cuando haces una vida ya tan independiente como la que hicimos con mi hermana… Ella tiene un poco menos que yo y no pudo tener hijos, fue con su segundo marido que ella construyó su vida, que fue su empresa, y no podría haber hecho lo que hizo si hubiera tenido hijos. Sus hijos son sus gatos y sus perros. Por eso, cuando a veces le pregunto a mis alumnas si alguna de ellas no quiere tener hijos -esperando que ninguna levante el dedo- 4 ó 5 lo hacen y dicen: ‘yo no le voy a dar ninguna oportunidad a un hombre para competir conmigo, porque, en una empresa, si quedo embarazada podría perder un ascenso’. En mi caso, con este horario y siendo mañoso con las comidas, ¿quién lo va a aceptar a uno? Los amigos no más. Pero la ventaja que tienen es que se van a dormir a su casa (ríe)”.
-¿A tu parcela te vas con tus gatos?
“No. Con eso estoy pasando por un mal período, porque me avisaron que mi gatita, la Emma Thompson, tiene un cáncer masivo. Se llama así porque cuando vino la actriz a Chile, la descubrieron en Talagante, donde tengo mi parcela, y justo por esos días llegó una gatita. Eso fue hace 11 años, pero me dijeron que le quedan unas dos semanas de vida. Es que el cáncer es muy traicionero. Mi madre y mi padre murieron de cáncer y se dieron cuenta demasiado tarde, porque no se manifiesta con dolor”.
-Once años, de todos modos, son normales para un gato domestico, ¿no?
“Sí, lo que pasa es que la Greta Garbo vivió 17 años. Eso fue un regalo. Es muy raro que vivan tanto. Bueno, la Katharine Hepburn es mayor. Siempre he creído que es la mamá de la Emma. Después está el gato chico, que ya tiene 3 años. Se llama Vincent Price”.
-¿Con ganas de tener más?
“Es que ya tengo dos acá y tengo a los perros en el campo, a Spencer Tracy y la Ingrid Bergman”.
-Bueno, evidentemente eres un fanático del cine, ¿no?
“Yo siempre leí mucho y por eso tengo una biblioteca muy grande; tengo 14 mil libros en mi departamento y los que están en la parcela son 3 mil más. Además, tengo la suerte que llevo aquí 35 años asesorando al presidente de esta empresa. Es el sueño del pibe para alguien que le gustan los libros. Pero lo otro es el cine y tengo una colección grande de dvd. Debo ir ya en unos 2 mil, sin contar los que están en cinta, y todos están vistos. Aunque por este minuto estoy pasando por mi período de series. En centro, todos los dueños de tiendas me conocen y ya no les puedo comprar nada más”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Mi vicio terminó siendo el trabajo y los gatos. La gente cree que yo, por ser gatero, tengo a los perros fuera de mi órbita, pero tengo perros y los quiero igual que a los gatos. Son los animales mi vicio en realidad y, claro, los libros. Esos son mis vicios. Agradables”.