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Jóvenes forever

Estudio de Lado Humano nos revela cómo es la generación entre los 25 y 40 años que todos quisieran vivir hoy.

14 de Mayo de 2010 | 09:11 |
De poco confiables o individualistas nada, sólo consecuentes con su verdad interna.

Así es la nueva generación de jóvenes chilenos que se mueven entre los 25 y 40 años y que claramente podrían denominarse ‘joven adulto’.

Según un estudio cualitativo realizado por la consultora ‘Lado humano’, los jóvenes forever se caracterizan por una autodeterminación a toda prueba y el pragmatismo ante todo y por ello, son tan singularmente distintos a las generaciones pasadas que pasaron por ese mismo grupo etario.

Distinguibles por ser quienes viven solos (singletones) o con amigos y tienen ingresos propios; por estar en pareja, sin hijos y con doble ingresos (DINK); y por estar separados, con o sin hijos, pero reactualizándose y rearmando sus redes sociales, los jóvenes forever se hacen notar.

Verónica Aguayo, socia de Lado Humano, señala que este grupo se rigen por la autodeterminación, es decir, definen lo que quieren dejando de lado las convenciones sociales sin que ello signifique ser rupturistas. “Lo que pasa es que tienen mayor conciencia de sí mimos, de lo que quieren realmente”.

Además, son pragmáticos, concentrados en el presente, sin quedar atrapados en las proyecciones de futuro, o sea, sin hipotecar su bienestar del hoy y ahora. Se puede decir que quieren ver las ganancias (no en dinero) en tiempo real y por ello, practican el zapping en todo orden de cosas sin culpas.

Finalmente, son jóvenes con sentido, tienen claro el impacto de sus decisiones y por ello, no viven en forma ingenua. “Tratan de ser consecuentes con lo que piensan y por eso, están preocupados de lo social y el medioambiente”, dice Verónica Aguayo.

La experta indica que los jóvenes forever tienen un alto nivel de educación y sofisticación, y de ahí que tengan ambición, un deseo legítimo de querer crecer y no con conformarse con cosas a media.

De ahí que se podría explicar porque muchos de ellos se separan a los pocos años de matrimonio. Si bien eso puede ser visto como un acto individualista, tiene que ver más con la conciencia de la libertad propia y del otro y la valoración de la consecuencia.

“Este es un segmento de la población que genera aspiracionalidad desde otros grupos. Los adultos mayores recuerdan esa etapa y los chicos quieren vivirla. Se ve como una etapa de desarrollo en todo sentido y eso los hace atractivos socialmente”, dice.

A mayor precisión, los adultos mayores recuerdan como mejor época, la etapa universitaria, pero los jóvenes forever recordarán ésta.

Cada oveja con su pareja

Cruceros para solteros, jóvenes que permanecen tres años a lo máximo en una empresa, mujeres que afirman que no se casarán antes de los 30 y eso, son algunas de las señas que identifican a esta generación de jóvenes forever.

Verónica Aguayo indica que todas las industrias, como es esperable, han debido adaptarse a este grupo, tanto la inmobiliaria, la de viajes, de entretención y servicios.

En cuanto a su comportamiento en ciertos campos, en consumo se puede detectar que ellos son cada vez más responsables de sus decisiones y si bien, hay modas, quieren ser únicos. Tienen una alta capacidad de consumo, además, por ser de ingresos sin gastos fijos y de ahí que sean más selectivos.

Por una cuestión de tiempo y sofisticación quieren cosas premium, pero snack. “Tienen un control más interno”, aclara.

La mujer, en tanto, representa el segmento que más cambios ha experimentado respecto del prototipo tradicional o de antaño. Ellas aplazan hoy la maternidad o simplemente, deciden no tener hijos lo que desafía muchos cánones. Ven además de una forma distinta la relación de pareja, con más equiparidad entre roles y género.

En el trabajo buscan el reconocimiento de sus habilidades y una mayor conciliación de su ser femenino. “Vemos mujeres más resueltas, que quizás han enfrentado más desafíos que los hombres”, dice.

En cuanto al trabajo, tienen un alto rechazo a la barrera de salida; no quieren estar amarrados a nada y se comprometen con el desarrollo personal. Por eso, no pueden ser catalogados de irresponsables, ya que su primer compromiso es con ellos y con lo que piensan.

Esto, explica Verónica Aguayo, implica mayores desafíos para las compañías, las cuales deben generar mayores espacios para la creación e innovación, o sea, levantar talento y retenerlo.

Este estudio que se terminó de levantar en 2009 y está en su etapa final, se hace cargo de los problemas que atormentan a este grupo: la soledad. Les cuesta más encontrar pareja, entender la convivencia no como una instancia en que están transando todo el tiempo.

“El domingo en la tarde para ellos es duro”, concluye Verónica Aguayo.

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