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El lado positivo de la hormona del crecmiento

09 de Junio de 2010 | 11:32 |
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La hormona del crecimiento humano ha adquirido una mala reputación, debido a los atletas que han abusado de ella en su búsqueda del estrellato. Pero, para decenas de miles de niños cuyo crecimiento y desarrollo se ven frustrados por una deficiencia de la hormona del crecimiento, inyecciones diarias de este estimulante del crecimiento, sintetizado biológicamente, pueden ponerlos en rumbo a la normalidad.

No estoy hablando de niños con niveles normales de la hormona, cuya herencia genética los mantendrá muy por debajo de la estatura promedio de hombres y mujeres estadounidenses (respectivamente, 1.75 metros y poquito menos de 1.63 m), aunque ellos, a veces, también pueden beneficiarse a partir de un impulso artificial de la hormona.

Con base en la Dra. Judith Ross, endocrinóloga pediátrica de los Hospitales de la Universidad Jefferson en Filadelfia, incluso los niños hormonalmente normales destinados genéticamente a ser bajitos pueden ganar de 2.5 a poco más de 10 centímetros en estatura final, dependiendo de cuándo se empiece con el tratamiento.

De aquí que un muchacho que por lo demás llegaría a su máximo a 1.60 metros, concebiblemente podría llegar a 1.70 m a través de una terapia hormonal que empezara a una edad temprana, mucho antes de la pubertad.

Sin embargo, los alegatos a favor de la hormona del crecimiento han sido considerablemente exagerados, quizá debido a que es un producto sumamente lucrativo, el cual cuesta decenas de miles de dólares al año, solamente cubierto a veces por las aseguradoras. “Muchos niños que, de hecho, no tienen deficiencia de la hormona del crecimiento no responderán al tratamiento, así que es una empresa riesgosa y sumamente cara”, me dijo un pediatra en Brooklyn, a través del correo electrónico. “¨Cuáles son las consecuencias psicológicas cuando los padres han invertido 30,000 dólares al año y el niño no logra crecer? Además, no se conocen los efectos secundarios en el largo plazo”.

Quién se puede beneficiar

Si bien el tratamiento de niños con niveles normales de la hormona sigue siendo altamente polémico, la terapia está indicada claramente para quienes reciben un diagnóstico de deficiencia en la hormona del crecimiento, la cual tiene beneficios para salud más allá de estimular el crecimiento, con base en un informe de Ross y colegas en el ejemplar de abril de la revista de Pediatría.

A los 14 años de edad, Cutler Dozier de Minneapolis medía 1.47 metros y pesaba 34 kilos, siendo más pequeño que un niño promedio de 12 años y sin dar señales de que estaba llegando a la pubertad. Su madre, Phyllis Dozier, dijo haber pensado hacía mucho que su tamaño se debía a su nacimiento extremadamente prematuro. Después, dijo la señora en una entrevista, se enteró que “si bien la mayoría de los prematuros se ponen al mismo nivel con el tiempo, Cutler se estaba quedando cada vez más atrás”.

“Estaba creciendo apenas de medio centímetro a 1.2 cm al año”, agregó, “mientras la mayoría de los niños crece aproximadamente cinco centímetros al año”.

Si bien era asombroso que el pediatra de Cutler no mostrara preocupación, Dozier hizo bien en insistir que la refirieran a un pediatra endocrinólogo, quien encontró que Cutler tenía una seria deficiencia de la hormona del crecimiento.

Recomendó con firmeza un tratamiento (80% del costo fue cubierto por el seguro, dejando a la familia con un copago mensual de 535 dólares) y en apenas un año de inyecciones diarias de la hormona, Cutler creció 11 centímetros. Su madre dijo: “A los 15 años, si bien era pequeño para su edad, finalmente estaba en la tabla de un quinceañero”.

Después agregó: “No solamente creció más, sino que su apetito realmente aumentó y sus manos se volvieron más grandes. Llegó a los 1.63 metros a los 16 años de edad, pero aún no completaba la pubertad, así que un equipo de endocrinólogos recomendó que continuara el tratamiento. Dejamos la decisión en manos de Cutler, quien decidió seguir inyectándose la hormona durante cuatro años más”.

Actualmente de 22 años y plenamente desarrollado, Cutler pesa 64 kg y se siente confiado con sus 1.75 metros de estatura.

Ross dice que otros niños que pueden salir beneficiados de la terapia con la hormona del crecimiento son aquéllos que no logran ponerse al parejo para los dos años de edad, aproximadamente; las niñas nacidas con una anormalidad cromosómica conocida como el síndrome Turner; y niños con desórdenes genéticos conocidos como deficiencia SHOX y síndrome Noonan.

Los autores en la revista de Pediatría escribieron que “los niños de baja estatura que nacieron pequeños para su edad gestacional tienen manos y pies relativamente grandes y tanto hombros como pelvis relativamente amplios”. Sin embargo, seis años de terapia con dicha hormona pueden contribuir a normalizar los porcentajes del cuerpo.

Otras condiciones que aún están bajo estudio con miras a posibles beneficios a partir de la hormona del crecimiento incluyen el síndrome de Prader-Willi, el cual puede dar como resultado obesidad extrema; fibrosis cística; así como artritis juvenil que se trata con esteroides. En cada uno de estos desórdenes, informaron los investigadores, la terapia con la hormona del crecimiento pudiera mejorar la composición del organismo.

Los niños con una deficiencia de la hormona del crecimiento tienden a acumular grasa corporal, particularmente alrededor del abdomen, así como desarrollan husos más frágiles y masa muscular anormalmente baja. El tratamiento con la hormona revierte esos efectos, dando como resultado mayor densidad ósea y mejor masa muscular en los brazos, piernas y torso.

De cualquier forma, los niveles pueden quedar por debajo de la normalidad incluso después de seis años de tratamiento. Dos estudios demostraron que puede surgir una mejora ulterior en la composición corporal, si se continúa la terapia con la hormona del crecimiento durante varios años después que un menor haya alcanzado la estatura adulta.

Los autores informaron que si se descontinuaba la terapia con hormona del crecimiento en la adolescencia, se limitaría la capacidad del menor de adquirir el “pico de masa ósea”. Sugirieron que la “hormona del crecimiento fuera administrada en dosis suficientes y durante un periodo de tiempo apropiado para que contribuyera a lograr una densidad de mineral óseo dentro del rango normal”.

Otro beneficio potencial de seguir el tratamiento a lo largo de la adolescencia es el efecto de la hormona del crecimiento sobre el riesgo posterior del menor de padecer males cardiacos. Además del aumento de la grasa total del cuerpo y grasa abdominal asociadas con la deficiencia de la hormona, los niveles en la sangre del colesterol de baja densidad de lipoproteína (LDL, el denominado colesterol malo) y los triglicéridos tienden a ser anormalmente altos.

Debido a que existen pruebas de que los niveles anormales de lípidos en la adultez temprana elevan el riesgo de males cardiovasculares en la edad madura o después, los autores del artículo en la revista de Pediatría sugieren que la terapia con la hormona continúe a lo largo de la adolescencia.

¿Existen riesgos?

Como destacó Gordon, se desconocen los efectos de la terapia con la hormona del crecimiento en el largo plazo, particularmente en niños cuyos niveles hormonales sean normales al comienzo. Se ha dado cierta inquietud en el sentido que la IGF-1, proteína producida por el hígado que media la acción de la hormona del crecimiento, pudiera elevar el riesgo de padecer cáncer. Cuando se administra la hormona, aumentan los niveles de la IGF-1.

Ross dijo que “nosotros vigilamos los niveles de IGF-1 en niños que recibieron tratamiento con hormona del crecimiento y ajustamos la dosis para que la IGF-1 se mantenga dentro del rango normal”. Hasta ahora, dijo, no ha surgido evidencia de un mayor riesgo de recurrencia del cáncer en niños con leucemia que fueron tratados con la hormona del crecimiento, aunque si se ha registrado un ligero aumento en la recurrencia entre niños con tumores cerebrales.
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