La arcilla es una de las técnicas prehistóricas que más ha dejado en la vida del hombre. Gracias a ella y sus obras, que se han perpetuado, hemos podido conocer detalles de diversas civilizaciones.
Hoy la arcilla es un instrumento hermoso que permite crear obras de arte de primer nivel y conseguir piezas que dejarán una huella imborrable en que la conserve.
Su trabajo necesita de ciertos cuidados y atenciones, pero quienes logren dominar la técnica conseguirán vasijas, floreros y otros de primera calidad.
Jacqui Atkin acaba de compartir todos sus conocimientos en el libro “250 secretos, consejos y técnicas para hacer cerámica” de editorial Oéano en donde da pasos a paso los detalles de como ponerse manos a la obra y conquistar las trucos más increíbles para resolver problemas en el camino.
Uno de los capítulos más interesantes de su introducción es la posibilidad de recuperar o reciclar arcilla utilizada y deja de desperdicio.
Para ello da una simple receta:
1.- Tomar los restos de arcilla y rómpelos en pedazos pequeños. Luego colócalos en un recipiente y cúbrelos completamente de agua. Hay que dejarlos que se empapen toda la noche.
2.- Al día siguiente se saca del recipiente el agua sobrante, y se amasa la arcilla humedecida y luego se le pasa por una plancha de escayola formando una capa gruesa.
3.- Entonces, se da vuelta de vez en cuando la arcilla para que se seque de manera uniforme. Cuando tenga una consistencia adecuada, se le retira con cuidado. Verás que se separa de la escayola con facilidad.
4.- Entre los secretos para esta técnica de reciclaje, Jacqui propone usar agua caliente en vez de fría ya que eso empapará más rápido la arcilla seca. Siempre reciclar en cantidades pequeñas porque sino la tarea se hace inabordable y para grandes cantidades ocupar una carretilla a la cual se le hacen unas perforaciones y luego se le coloca una tela gruesa como jeans.
