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Al pan, pan y al vino, vino

El investigador mantiene la chispa que ha llenado las páginas de sus libros y no duda en desmentir algunas creencias, ni de defender otras que dicen que “mujer pechugona, jamás solterona” o que el Viagra es la “fuente de la eterna juventud”.

04 de Agosto de 2010 | 16:00 |
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Isidoro Loi (69) prácticamente no cree en nada, pero lo investiga todo. Culpa a las tres religiones monoteístas de los grandes males y vicios de la sociedad, así que no se siente atraído a seguir alguna de ellas.

Conocida es la historia de su madre, quien apenas a sus 22 años y viviendo en Chile, fue informada por una carta que sus padres y su hermana habían sido asesinados por los nazis. Dijo que de existir un dios, a ella no le servía. Y Loi piensa lo mismo.

En lo que sí cree este investigador de orígenes de costumbres es en él mismo –“casi el 100% del tiempo la gente piensa en sí misma, sólo que pocos lo confiesan”, dice- y en lo bien que lo pasa estando completamente solo.

No es que no le guste estar con su segunda esposa, Marcia -con la que decidió colgar dos pares de guantes de boxeo en el techo, como símbolo de paz matrimonial- y sus hijos Valentina (8) y Matías (5). Los disfruta y mucho, pero es durante el tiempo de soledad que logra concentrarse en sus libros e investigar todas esas historias, desmentidos de varias creencias populares, y frases que han revelado sus libros, y que siempre los tienen entre los más vendidos en el país.

“La mujer”, “El matrimonio”, “Que Dios se lo pague”, son sólo algunos de sus trabajos y ahora se le une “El cuerpo y sus miembros” (Editorial Grijalbo), un trabajo que engloba no sólo curiosos y graciosos pensamientos sobre el cuerpo humano, sino que además, fue lanzado justo en el día en que Haití fue azotado por un terremoto. La hija mayor de este investigador, la abogada de Naciones Unidas, Andrea, fue una de las víctimas chilenas.

Isidoro no oculta que la tristeza aún lo visita durante largas horas todos los días. Pero la chispa de sus textos se mantiene brillando en sus ojos, y tal vez es eso lo que también lo motiva a seguir escribiendo y preparar un nuevo trabajo, esta vez acerca de la sexualidad.

-En “El cuerpo y los miembros”, el sexo también es un tema recurrente. ¿Qué tan ciertas son frases como que el pene es “el segundo cerebro”?
“Sí, tiene vida propia. El cuerpo está hecho de tal manera que hay cantidad suficiente de sangre para llenar una de las dos cabezas. Entonces, si se va toda a la inferior, el cerebro queda desprovisto de sangre; empieza a pensar el miembro inferior no más y como ese no se controla, piensa por su cuenta. Distinto es cuando está toda la sangre en el cerebro. Pero muchas veces si alguien te toma la mano, te hace un guiño o alguna cuestión, se te puede ir toda la sangre en un par de segundos. La erección en el hombre es una de las maravillas de la naturaleza. O sea, no hay otro órgano en el cuerpo que pueda cambiar de dirección tanto y tan rápido. Es una obra de arte”.

-Otra frase: ¿“Mujer pechugona, pocas veces solterona”?
“Sí, estoy de acuerdo. Creo que el pecho es un atractivo demasiado grande para el hombre. Me da no sé qué decirlo por las mujeres planas, pero la mayoría de los hombres quiere tener a una mujer con pechugas. Entonces, las posibilidades de las pechugonas aumentan mucho en relación a las planas. Pero, eso no quiere decir que no pueda haber una mujer extraordinaria que sea plana. Si no es culpa de ella tampoco”.

-¿“No hay ley que un lindo culo no pueda revertir”?
“Sí. Eso quiere decir que una mujer bien hechita y que sepa mover muy bien las presas, o expresarse a través de su cuerpo, puede conseguir mucho. Por ejemplo, que un juez la absuelva. Se hizo un estudio en el que se llegó a la conclusión de que es tan grande el prejuicio que tenemos en la cultura occidental, que los jueces les dan castigos más grandes a los hombres más feos, en igualdad de condiciones con uno buen mozo, porque el cine y la tele demuestra siempre que el malo es feo. Pero es un mito”.

-¿Cuál es el cambio cultural que ha visto desde la antigüedad con nuestros tiempos?
“En vez de diferencias, yo hablaría de igualdad. La mayor parte del tiempo, la gente ha estado pensando en tener sexo, es una cuestión natural para que la especie no se termine. El ansia de hacer el amor es la primera del hombre si se mira con lupa. Incluso, hay gente que dice: ‘No, pero éste está dedicado a hacer plata y no descansa’. Pero le interesa ganar plata, porque con eso será más atractivo para las mujeres y va a conseguir una más hermosa. Lo mismo el pintor; el verdulero, zapatero y todo lo que quieras, lo único que quieren, al final de cuentas, es tirar.
“Prohibir tener relaciones es casi como prohibir ir al baño, no se puede. Un hombre no puede llevar una vida sin querer eyacular y sin tener su pene erecto en contra de su voluntad. Y no le encuentro ninguna gracia a llevarle la contra a esa cuestión, ¿para qué?”.

-¿Y qué pasa con las mujeres?
“Yo leí de una norteamericana que dijo que, en ese sentido, las mujeres son iguales. No sé, me encantaría hacer una vida de mujer para saber lo que piensan, pero cuesta. Son muy vivas para cambiar de tema cuando quieren”.

-Pero parece que hoy en día los problemas sexuales son infinitos. ¿Estamos más paranoicos o siempre han habido conflictos?
“Lo que pasa es que la mujer fue, prácticamente, una esclava del marido. Él le podía pegar o ir a acusar si ella se negaba al acto sexual; el matrimonio significaba que la mujer estaba obligada a hacer el amor con su marido las veces que él quisiera, a la hora que él quisiera. Pero en el tiempo en que vivimos, en matrimonios o parejas que viven juntas, la mujer ya no acepta ser un receptáculo; tiene que tener ganas y quiere pasarlo bien, prefiere calidad a cantidad. Todo eso va generando conflictos, pero eso es de nuestros tiempos. Antes no existían, porque ella no podía rechazar al marido sexualmente”.

-¿La eyaculación precoz no existía?
“La eyaculación precoz, según algunas personas, no existe, porque el hombre está hecho para que penetre y haga el amor rápidamente, eso es lo natural. Cuando vivía en las cavernas, tenía que hacer el acto sexual muy rápido porque estaban todos los animales y otros hombres alrededor de él y así se encontraba muy indefenso, porque, como hemos dicho, tenía toda la cabeza en el acto. Hoy hacemos el amor a oscuras, porque este hombre lo hacía de noche o en una caverna para que no lo vieran; no por vergüenza, sino que para que en su momento de mayor indefensión, que era durante el acto sexual, no lo pudieran atrapar. Así que la naturaleza hizo que el hombre, un, dos, tres, pan, pan, vino, vino y nada más. Con el desarrollo, el hábitat empezó a cambiar de tal modo que él ya pudo alargar el acto, y de ahí, la mujer empezó a exigir pasarlo bien”.

-Usted cita en su trabajo la frase “los órganos sexuales expresan mejor el alma humana que cualquier otro miembro del cuerpo”. ¿Está de acuerdo?
“Sí, porque actúan por su cuenta, por su voluntad y por una necesidad. Entonces, se expresan libremente, por lo menos en el hombre. En cambio, para hacer otras actividades, uno se toma tiempo, la piensa, se aconseja con un amigo, lo consulta con la almohada. Esta cuestión no, los órganos sexuales hablan por su cuenta, y expresan el alma humana sin demasiado intelecto, sin filtro, sin pensar si conviene o no, qué se va a ganar, qué se va a perder”.

-¿El tamaño siempre ha sido tema de preocupación?
“Ahí hay una pregunta que se le puede hacer a cualquier hombre: ¿tú crees que el tamaño es importante? Si él dice ‘no’, quiere decir que lo tiene chico (ríe). A todos los hombres les gustaría tenerlo más grande, porque se supone que a las mujeres les gusta más. Pero eso es un mito, porque, anatómicamente hablando, la parte principal del goce de la mujer está en los primeros tres centímetros de su vagina. Entonces, si un hombre lo tiene de 3 cm para arriba, está bien. El problema es de 2 ó 1. Además, a los hombres que tienen el miembro más pequeño, proporcionalmente se les yergue más. Ahora, también hay otra cosa bien interesante que descubrí hace poco. En los camarines, y por una razón de vanidad, los que lo tienen chico se esconden un poco. Pero hay un secreto... resulta que cuando se están viendo su pene, lo hacen desde el escorzo, y así se ve más chico de lo que es. Lo que hay que hacer es mirarlo frente a un espejo, porque así se lo van a encontrar más grande”.

-Otra sentencia de su libro: ¿Es el Viagra “la fuente de la eterna juventud”?
“Sí. Hay varias cosas que son importantes en la historia del hombre. Una de ellas es la rueda y las otras son, para mí, la Coca-cola y el café; la píldora para las mujeres, que les permitió tener la misma libertad sexual de los hombres y después, y con puntos de exclamación, el Viagra. Es la maravilla, como la segunda venida, la resurrección. Había mucha gente que ya estaba en los cuarteles de invierno. Y con esta cuestión, adultos mayores pueden tener perfectamente relaciones sexuales porque su capacidad eréctil vuelve a funcionar mejor que cuando él era joven. O sea que si lo que tenías a los 30 años, a los 60 se murió y quedó para nada, y a los 65 empezaste a tomar Viagra, no sólo tendrás la erección de antes, sino que además serás mucho mejor amante”.

-En Brasil, dejaron hasta de prestarle atención a las esposas para buscar retos más jóvenes, como cuenta en su libro.
“Ese es el riesgo, que dejas el nivel muy alto en la casa, así que sales a practicarlo afuera (sonríe). No, en serio, el Viagra es casi una cuestión más importante para las mujeres que para los hombres, porque pueden llegar a sentir cosas que nunca han sentido antes. O sea, yo diría que el Viagra es una maravilla más para las mujeres que para los hombres... O igual. Ya, dejémoslo en empate”.

-Entonces, ¿qué sucede con esa frase de “el verdadero secreto para ser joven es ser joven”?
“No, esa es una frase para todos los que se disfrazan de jóvenes. Los que si tiñen acá, que se estiran acá. Se ven viejos igual. Para ser joven, el secreto es ser joven o si no, actuar como joven, pero no disfrazarse de joven. Esas viejas chuñuscas que andan por ahí con peinados y mostrando la guata y los senos, dan pena, vergüenza ajena. ¡Qué asuma no más que ya sus pechos sonaron no más! Yo soy calvo asumido y qué voy a hacer. Soy pelado no más”.

Isidoro Loi hace una pausa para ofrecer un vaso de bebida. Camino de vuelta de la cocina, se encuentra con uno de sus adornos favoritos de la casa, un cuadro en el que luce enmarcada la frase “lo bue si bre do ve bue” (“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”).

-Además tiene el pie plano, usted siempre lo dice. ¿Qué problemas reales le trae eso? ¿No es una excusa para pasar más tiempo sentado, leyendo?
“Capaz, poh. Pero yo, por ejemplo, si estoy parado sobre la baldosa, me duelen mucho los pies. Si estoy en una caja, haciendo cola sin moverme, me duelen mucho. Si camino, no. Entonces, de eso he derivado a que encuentro que es el colmo que en muchas instituciones privadas y públicas, el que me atiende esté sentado y yo parado. ¡Cómo es eso! Evito hacer un trámite, pero si tengo que hacerlo, exijo una silla”.

-¿Se la traen?
“Sí, y si me dicen que no, les digo: ‘¡Llámenme al jefe!’, y a la hora que les dices eso, te traen la silla”.

-¿Qué hay de cierto de que, como no cree en nada, no celebra nada? ¿No sopla las velitas para el cumpleaños?
“Todavía soplo, ¿ah? Lo que digo es que en el Año Nuevo, todas esas promesas que hace la gente que a partir del próximo año van a cambiar, son pamplinas, siguen haciendo lo mismo. Entonces, a mí esa fecha no me dice nada. Y como a mí me gusta acostarme temprano y mi señora está de acuerdo, nos acostamos temprano. Además, si quiero salir a comer algo rico el 12 de agosto, porque ese día con mi señora teníamos las ganas y la plata, voy el 12 de agosto y como lo más rico que pueda comer”.

-¿Y los fuegos artificiales?
“Mmm, no. Suena un poco raro. Pero ya vi muchos fuegos artificiales. Es distinto pensar así a esta edad que a los 25 años. Yo a los 30 años me quedaba hasta las 6 de la mañana, tiraba los guatapique, hacía todas esas cuestiones, pero ahora no. Si es mi cumpleaños, me da lo mismo”.

-¿Cuál es su vicio privado?
“El diccionario. Cualquier palabra, cualquier duda que surja, cualquier cosa que lea en El Mecurio que no me tinque, veo el diccionario. De hecho, nosotros en el comedor tenemos uno, porque es donde se presentan más dudas. Yo creo que a la hora del almuerzo, a groso modo, están las familias que se sientan a pelear y a discutir, donde todos se sacan en cara cuestiones, y hay otras donde se conversa tranquilo de las ideas, de las cosas. En esos casos, generalmente entran dudas cuando se está conversando”.

-¿Tiene alguna palabra que le guste más, por su sonido o significado?
“(Piensa y sonríe) Andrea”.
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