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La generación de los solteros

Dos psicólogos y una productora norteamericana explican por qué, a pesar de todo, aún no llega el amor. “Simplemente, elige a alguien”, es uno de los consejos.

09 de Junio de 2010 | 13:57 |
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“¿Hablamos más de nuestra infelicidad en las relaciones que otras generaciones? ¿O es que, en efecto, nuestra generación tiene un momento particularmente difícil en la búsqueda del amor y el compromiso?”.

Las preguntas se las hizo Jillian Straus, quien fue por ocho años productora del famoso programa de Oprah Winfrey; se consideraba exitosa, rodeada de buenos amigos, pero por una razón desconocida no podía encontrar una pareja con la que pudiera proyectarse en una relación estable.

Es por eso que durante dos años se propuso entrevistar a 100 hombres y mujeres de entre 20 y 30 años, para saber qué había detrás de la soltería endémica de esta era. Sus resultados, reflexiones y experiencia las relató en “Unhooked Generation: The Truth About Why We're Still Single” (“La generación desenganchada: la verdad de por qué seguimos solteros”).

A su alrededor, e igual que ella, la frustración e incluso depresión, se apoderaban de personas normales que no lograban entender qué les faltaba para encontrar la felicidad. “Algunos habían vuelto con sus padres para recibir orientación. Pero la generación más vieja, no parecía realmente comprender nuestra situación o tener el consejo realmente aplicable a nosotros. Era como si las dos generaciones hablaban un idioma diferente”, comentó Straus.

Para el psicólogo de la Clínica Las Condes, Salomón Magendzo, un factor importante que diferencia una generación de otra es que la más joven representa mejor la sociedad de consumo que impera en nuestros tiempos, donde comprar y desechar parece un acto tan natural como respirar, y que afecta tanto las relaciones con los objetos como con las personas. Dicho de otro modo, el soltero es también un consumidor.

Deshazte de tu lista: Uno de los consejos que entrega Straus para poner los pies sobre la tierra y recomenzar la búsqueda de pareja de una manera objetiva y más sana, es eliminar cualquier lista de expectativas superficiales de quien se espera, sea la “persona ideal”.

“Mi hombre ideal es rubio, mide más de un metro 70 cm, tiene los ojos azules, ama a los animales y el deporte extremo, y se viste con una mezcla de sport y casual”, vendría a ser un claro ejemplo de cómo el consumo se ha apoderado incluso de la manera en que se busca pareja, un elemento clave para descifrar las razones que parecen condenar a la soledad en nuestros tiempos, el en que mujeres exitosas acuden hasta las consultas médicas, confesando que lo dejarían todo por una pareja, como lo comenta la psicóloga Pamela Cohen.

“La gente no va a cumplir con todas las cualidades que se desean (...) Hay que sopesar cualidades de una persona como la lealtad y la honestidad en un plano diferente. Concéntrate en lo que tienen, no en lo que les falta", comentó la autora a AP.

No esperes que suceda instantáneamente: La atracción a primera vista sucede, pero sentirse realmente interesado hacia alguien para querer establecer una relación, toma su tiempo. “Tienes que invertir tiempo, conocer a la persona. Podrías demorar diez citas en enamorarte”, dijo la autora.

Por su parte, Magendzo recomienda poner atención a los modelos que se tienen de personas o “pretendientes” establecidos por la sociedad, ya que “se despedazan con facilidad”. “Hay que salirse de los esquemas, y para eso hay que entrar en una reflexión profunda de quién soy yo, por qué tengo estas características, por qué y para qué estoy actuando así. Generalmente nos da un poco de miedo hacer esto y huimos de la autocrítica”, comenta.

Apaga la televisión: Muchas de las amigas de Straus esperaban que su vida fuera aventurera, salvaje, divertida y cosmopolita, al estilo “Sex and the City”. Y cómo no pensar así, cuando las series que muestran a parejas ya conformadas, sueles enseñar jornadas de aburrimiento o dolor, que se tornan más alegres cuando los protagonistas recuperan su libertad conyugal. “Pero, para bien o para mal, la vida no será nunca como en la TV”, aclara la autora.

No te duermas en los laureles (comprometerse no es establecerse): “Apenas comenzamos la relación, comenzamos a imaginarnos el futuro con esa persona, fantaseamos con la vida en pareja, la familia que formaremos y hasta cómo seremos de viejitos, sentaditos juntos, tomados de la mano, tapaditos con un chalcito, mirando el paisaje”, ejemplifica Cohen, antes de nombrar la frustración como el elemento que naturalmente surge cuando la realidad no coincide con nuestras expectativas.

“Al príncipe azul ya no lo vemos tan azul, ni a la princesa encantada tan llena de encantos. Creemos que la culpa es de la otra persona por haber cambiado, y de a poco comenzamos a pensar que tal vez nos equivocamos. Finalmente, completamos el círculo vicioso fantaseando con la llegada de un nuevo amor, que esta vez sí será el amor de nuestra vida”.

Pero bien es sabido que una vez comprometidos, nadie vivió cada segundo feliz para siempre. La relación requiere trabajo, paciencia, y muchas veces, guste o no, ceder. “Es difícil hacer la transición desde un yo a un nosotros, pero debemos hacerlo”, comentó Straus.

Simplemente, elige a alguien: Todas las opciones que hoy por hoy tienen los solteros-consumidores, aparecen como un abanico de personas que son clasificadas según su físico e intereses. Un ejemplo claro son las páginas de conquista por internet. “Tenemos la concepción de que al tener más opciones es mejor., y usamos la tecnología y pensamos ‘esta persona es buena, pero tal vez hay alguien mejor’. Peor si sigues pensando así, nunca terminarás feliz con alguien”, aclara la autora.

Pero, no hay que irse a los extremos y terminar con el primero que se cruce. “Es muy importante tener claro qué tipo de pareja queremos tener, qué nos gusta y qué nos hace bien de una pareja. No siempre van de la mano, el ideal es que coincidan -si lo que me gusta no me hace bien, estoy en problemas-, pero si lo tengo claro, lo voy a saber reconocer cuando lo vea”, dice Cohen, quien enseña una técnica desarrollada por su madre, la psicóloga Susana Ifland, para futuras parejas que están conociéndose: “25 Coca-colas”.

“La idea es salir 25 veces sin que suceda nada físico, ni un beso, nada, para así conocerse bien y conversar, conversar y conversar (sobre valores, ideologías, sueños). Cuando hay sexo se pasan por alto muchas cosas, luces rojas, se idealiza, y se ignoran temas que después cuando salen a la luz, nos pueden sorprender, decepcionar o desencantar por decir lo menos”, explica.

Conocerse, abrir la mente a nuevas posibilidades, desarrollar las inquietudes propias y reforzar la autoestima, son las recomendaciones que Magendzo y Cohen entregan; olvidarse se la ansiedad que crea un largo tiempo de soltería, y comprender, como dice la psicóloga, que “la pareja va a llegar, pero por añadidura, no porque sea una meta. Sí podemos ponernos como objetivo crear todas las condiciones necesarias para facilitar un encuentro y buena relación (...) Albert Ellis, psicólogo y creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC), diría: ‘Sería deseable y preferible que llegara una pareja a nuestras vidas ahora, pero no es grave ni tremendo que no ocurra ahora ya’. Mientras, estamos ocupándonos en crearnos una linda vida”, concluye Cohen.
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