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El hombre del verano 2011 luce el torso

08 de Julio de 2010 | 15:07 |
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París.- El hombre del verano 2011 lucirá el torso, adornado con voluminosos collares, según propuso en París Walter van Beirendonck, o apenas oculto bajo estrechas bandas cruzadas, "inspiradas en el quimono japonés” en la visión del brasileño Gustavo Lins.

Con el modisto brasileño, la espalda podrá ser también una parte del cuerpo masculino a desnudar el verano que viene.

Para ello, los chalecos sólo existirán en el delantero, de acuerdo con este creador que hoy presentó su primer desfile de moda masculina y que hasta ahora era conocido en las pasarelas de París por su alta costura femenina.

En tanto que brasileño que ama los colores,” Lins optó por dar a su colección una dominante de tonos claros, blancos, grises, y también algunos negros, salpicados por estallidos de amarillo cítrico, rosa vivo o naranja.

Pero resaltó a EFE que si no se está “preparado industrialmente" no vale la pena poner colores que después no se pueden producir, algo que su nueva y reciente asociación con un industrial belga le permite hacer a partir de ahora.

Muy apreciado por sus sutiles transgresiones de los códigos en vigor: masculino-femenino, interior-exterior, Oriente-Occidente, lujo-reciclaje, el modisto mostraba hasta ahora en su propio taller sus creaciones masculinas, también muy alta costura, pero esta vez quiso “de verdad, presentar, lo que hace para hombre,” explicó.

Tomó para ello “todos los códigos de la ropa femenina: los drapeados, los quimonos y las cosas que giran,” como los foulards.

Además de reevaluar el uniforme militar para hacerlo urbano y cosmopolita, e introducir como materia prima de sus construcciones la tradicional tela de patrón, retrabajada con objetivos "pictóricos.”

Flexibilización y terminaciones exquisitas, ribeteadas de cuero para afinar la silueta, pantalones drapeados asimétricamente en el delantero y camisas construidas como chaquetas, y viceversa, fueron algunas de sus notas características.

Gran emblema de la marca, el retazo de cuero perdido y en teoría inutilizable se convierte con Lins y su extremo refinamiento técnico en una lujosa y sofisticada prenda que abre la vía “a una especie de ’brutalismo’ arcaico altamente sensual,” comentó.

Cerruti eligió un ambiente completamente diferente, la Galería de Minerales del Jardín de Botánico, para presentar su propuesta de hombres de impecable elegancia, que portan con gusto americana y pantalones ajustados y se permiten algunas notas de color, doradas, rojas, o ladrillo, y también confortables bermudas.

Beige, negro, blanco fueron las dominantes de su colección, en la que abundaron conjuntos enteramente monocolores, blancos por ejemplo, gabardina corta incluida; aunque también rojizos, gris antracita o azulón; o bicolores, con redingote dorada sobre pantalón blanco.

Los hombres de Walter van Beirendonck, a veces muy robustos, siempre alegres y vestidos confortablemente, podrán lucir voluminosos y desde luego llamativos collares de múltiples vueltas, sobre su torso desnudo.

El adorno, accesorio inevitablemente festivo, hecho con piedras rojas, negras, transparentes, o simplemente perlas, se combinará con pantalones caqui, beiges muy ligeros perforados, o permanecerá semioculto bajo monos de trabajo de color pastel.

Ya sin collares, pantalones de cuadros, camisas, en tonos alegres o muy claros, amarillos, rojos, rosas, verdes, azules y celeste, completarán los atuendos propuestos por este modisto-artista.

Al anochecer, fuera del calendario oficial, la firma japonesa The Viri-dianne tomó la Torre de Jean sans Peur, único testimonio intacto de arquitectura civil y fortificada de la Edad Media en París para mostrar una colección inspirada en el período azul de Picasso y titulada “Sombras de la noche.”

Junto con la belleza melancólica de las obras del pintor malagueño, Viri-dianne quiso evocar “esa hora del día entre el atardecer y la noche en la abundan los más inesperados matices monocromáticos de grises y azules noche hasta llegar al negro, que hasta ahora era el color habitual y casi único de sus colecciones.

Su nueva propuesta conllevaba un mensaje de fondo: que la belleza y la elegancia, la fuerza para superarse, puede encontrarse también mirando en profundidad el lado oscuro y melancólico de nuestra realidad, como en su opinión hizo Picasso.

La presentación tomó forma de instalación en la antigua torre, en la que cada piso ofrecía una visión diferente de la colección, con recital de vanguardia incluido, a cargo del compositor e intérprete Skepper Benjamín.
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