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El gay encubierto: Saliendo del clóset

03 de Septiembre de 2010 | 15:06 | Ángela Tapia F.
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Claudio Vera, El Mercurio.
Pareciera que la comedia siempre ha acompañado a Juan Pablo Flores. Desde que estudiaba teatro, después de aprender televisión, sus papeles siempre fueron de corte chistoso. Por eso no es extraño que su primer trabajo televisivo “Locos por la tele” (UCVTV) fuera de humor.

A pesar de haber tenido buena crítica, sin embargo, el espacio no duró mucho en la pantalla. Tras pasar un tiempo sin trabajo, encontró suerte en el casting que buscaba gente para formar parte del equipo de un nuevo programa del cable, que hoy, ya en televisión abierta, captura gran parte de los puntos de rating a base de monólogos y gags de Sergio Freire, Pato Pimienta, Rodrigo Salinas, Fabrizio Copano, Jenny Cavallo, Pedro Ruminot, Alison Mandel y el propio Juan Pablo. Ahí, “El General”, “El Ratoncito”, “Hombre Ardiente” son personajes clásicos del espacio, junto al “Gay Encubierto”, el homosexual interpretado por Flores, que no puede salir del clóset porque el amor de su vida (Coto) es un homofóbico. Los años que llevan sus historias apareciendo en pantalla, dan muestra del éxito del programa y de un humor que no cansa a la audiencia chilena.

-En los datos que dan de ti en “El Club de la Comedia”, dice que tu objetivo en la vida es conquistar el mundo. ¿Lo sigue siendo?
“No, eso lo dije porque era un chiste. Mi objetivo en la vida siempre va cambiando, pero en lo profesional sería ir generando siempre nuevos proyectos para tener pega. Y en lo personal, es tan difícil decir eso, porque podría decir ‘ay, ser feliz’. Pero ¿qué te hace feliz?”.

-¿Ver a tu hija feliz?
“Sí, también sería continuar armando la familia. Quizás, más adelante, tener otra u otro hijo, y estar contento, pasarlo bien. Disfrutar la vida, en el fondo. Tratar de no amargarme por tonteras, ojalá viajar harto, pasarlo bien con la familia. Ahora, cómo llegar a eso ya depende de un esfuerzo diario. No trabajar sería un objetivo también. Si tuviera toda la plata que tiene Piñera, no postularía nunca a Presidente de Chile; viajaría, no estaría sufriendo. Y si quisiera ayudar, pondría unas lucas para esto y esto otro”.

-¿Una fundación?
“Claro, la Fundación Ayuda al Gay Encubierto (ríe)”.

-¿Has recibido reclamos de la comunidad gay por ese personaje?
“No, para nada. Todo lo contrario, no creo que les caiga mal el tema, porque me lo habrían dicho. Creo que una vez, pero hace muchos años, una persona me paró en la calle y me dijo algo así como si yo me daba cuenta del daño que estábamos haciendo, porque su amigo no le podían contar a los papás que eran gay. Pero, ¿qué le iba a responder?”.

-En una entrevista dijiste que te habían llegado algunas propuestas de hombres, debido a este personaje.
“A veces uno dice tantas mentiras… La verdad es que nosotros tenemos hartos amigos y conocidos gay, y nunca me han hecho un comentario por ese tema. Alguna vez me habrán preguntado si de verdad soy gay, y nada más. Pero nunca he tenido que pasar por un acoso sexual. La gente lo toma súper bien y se ríe harto. De hecho, a mí en la calle lo único que me gritan es eso. Si alguien me habla, me dice ‘Cotito’ o cosas así. Lo más divertido es que mi personaje no se llama Coto. Álex es el gay encubierto. ¿Ven el gag o qué ven? Ahí te das cuenta que la tele es tele no más. Pasan 15 minutos y desapareció, y si la gente se acuerda o no del personaje, da lo mismo”.

-¿Entiendes que lo más gracioso del gag son tus caras de pasión refrenada hacia Coto?
“Si poh, porque Álex acumula la tensión de estar dentro del clóset y la fobia que tiene su amigo hacia los homosexuales. Así que, al final, él está por todos lados atrapado… Y enamorado. Entones, tiene ese momento de escape cuando mira a la cámara y todo el mundo puede echar una mirada a su desahogo. Creo que hay muchos gay a los que les debe pasar eso en la etapa previa a salir del clóset, que viven un mundo de gay encubierto total. Tal vez por eso no les cae mal el personaje, porque se sienten identificados con él”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Podría ser el deporte, pero con la guagua ya no me queda mucho tiempo. Antes me gustaba nadar e ir al sauna. Me encantan también las termas, porque te dan comida rica, te puedes hacer un masaje, tienes agua termal que te recupera el cuerpo... Cada vez que puedo escaparme a un lado, busco termas y si pudiera ir todos los fines de semana, lo haría”.