“Denise me dirige la vida –suelta risueña-, sabe lo que pienso, lo que me importa y lo que no me importa”, y de paso confiesa que su chofer, desde hace 22 años, John, se encarga de que siempre lleve lo que va a necesitar, incluida la cartera.
Es que la vida de Evelyn Matthei, senadora de la UDI por La Serena es intensa, pero aún así se da tiempo para confeccionar su ropa. En la mesa de centro del living están los patrones de un par de pantalones que logró coser el fin de semana; y en una mesita lateral, al frente del piano, los almácigos de sus liliums. Todo señas de las pasiones que la mueven más allá de la política.
Desde hace un tiempo viene dando luces de que, probablemente, su futuro en la política llega a término pronto y ya visualiza una serie de nuevas ocupaciones en las cuales involucrarse. Eficiente al máximo, maneja dos celulares y recomienda a quienes quieran contactarla que lo hagan a través de mensaje de texto.
“El nivel de trabajo que tengo es bien brutal”, dice y hace un recorrido: 4 años de diputada en San Antonio, y 12 años en la “peor región para la Alianza” donde casi no tiene alcaldes, concejales y un sólo diputado. Agradece que hoy tenga un intendente y seremis jóvenes con fuerza, lo que le ha permitido un cierto alivio.
“Estoy con un grado de cansancio atroz; estoy en cuatro comisiones (Hacienda, Presupuesto, Salud y Trabajo), estoy muy sobreexigida”, afirma. “La verdad es que me he perdido a mis hijos”, agrega como si fuera una confesión necesaria de hacer. La menor, Antonia, que nació en su primer período de diputada, entró este año a estudiar medicina.
-¿Esto debe darte cierta tranquilidad, ya son autónomos?
“Son autónomos, autovalentes, pero a mí, claramente, me hubiera gustado más estar con ellos. Siento que hay muchas cosas, intereses y otros cosas que me hubiera gustado despertarles, conversaciones que me hubiera gustado tener, guías que me hubiera gustado dar. De verdad. Siempre le digo a la gente de la UDI que ellos jamás permitirían que sus mujeres trabajaran así”.
-¿Y por qué te lo permites tú?
“Bueno, porque me tocó esa región y cuando se está en algo hay que hacer la pega”.
-Sí, pero hay otras mujeres que optan por conciliar más y no pagar el costo.
“En ese caso no te metes en esto. No pienso estar eternamente en el Congreso, eso está claro; me toca reelección en 4 años más y es una decisión que tengo que tomar, porque en realidad, hay miles de otras cosas que me gustan en la vida y siento que me las estoy perdiendo. “Por otra parte, creo que es súper importante dejar paso a generaciones nuevas. Quiero decir que el costo ha sido brutal”.
-¿Y este costo ha ido acompañado de culpa?
“No (dice firme y se ríe). No tengo culpa, gracias a Dios. Siento que la vida que vives es la que te tocó y la vida que tú elegiste. En algunas cosas te tocaron los padres, hermanos y lugar donde naciste y otras vas decidiendo a lo largo de vida y creo en que las decisiones se deben tomar en forma muy responsable. Y una vez tomadas se apechuga”.
-¿Qué te pasa frente a las mujeres que sí se mueven en la vida con culpa?
“Creo que las han enseñado muy mal. Esto de la culpa es una mala enseñanza desde la casa, porque parto de la base que uno está dando lo mejor que puede en todos los aspectos, en tu familia, como profesional, estás tratando de gozar la vida y la culpa no lleva a ningún lado. La culpa sólo te paraliza, te enreda, trae frustraciones. Si estás dando todo lo que puedes y algo no resultó, bueno no resultó no más. Y si la situación ya no la toleras tomas una decisión para cambiar las cosas, aunque no todos pueden hacerlo”.
-¿Por eso puede ser que te perciban lejos de la agenda de género?
“Mira a mí el tema de la mujer me interesa cualquier cantidad....
-¿Pero no la mujer víctima?
“No, para nada; me cargan las mujeres víctimas. Encuentro que es horroroso que a una mujer capaz le paguen menos que un hombre; las brechas salariales son un asco; la poca participación femenina en la fuerza de trabajo es inaceptable; esto de que a una mujer siempre la perciban un poquito más tonta que los hombres y tiene que demostrar 10 veces que es capaz me carga. Todo eso me importa harto porque no puedo entender una discriminación tan odiosa y tan estúpida. “Yo sentí que mi contribución tenía que ser abrir caminos y espacios en lugares que eran de hombres. Me llama mucho más la atención eso, que andar alegando. Mañana a nadie le va a extrañar que haya una ministra de Hacienda y se debe en parte a que muchas mujeres nos hemos metido en temas duros. “Además, creo que hay muchas leyes súper bien inspiradas que matan a la mujer”.
-¿Sí, no estás a favor de leyes de discriminación positiva y supongo que el post natal de 6 meses te da urticaria?
“Urticaria, exactamente. Me da urticaria la ley de salas cunas; a las jefas de hogar les cuesta una enormidad encontrar un empleo, sobre todo a personas modestas, porque se han hecho leyes súper bien inspiradas, como esta de las salas cunas a cargo de la empresa, que las han matado. Lo lógico es que las salas cunas sean de cargo del Estado, porque ahí al empleador le da lo mismo contratar a un hombre o una mujer.
“En esta otra idea, quiero recordar que todos nos criamos con tres meses de lactancia y no veo que seamos un desastre, pero ahora un grupo han decidido que las guaguas casi no son viables si no tienen 6 meses de lactancia. Entonces tenemos un grupo de pediatras que dan licencias falsas y ahora plantean un post natal de 6 meses. Imagínate una empresa que quiera una gerenta y ella se desaparece por 8 meses; dime si alguna mujer va a alcanzar niveles de responsabilidad con un post natal así, que son irrenunciables. Si hoy las mujeres tienen un techo de vidrio, esto va a ser peor.
“Por eso creo que mi rol era abrir espacios, y poner un punto de vista distinto de esta tendencia de darle y darle leyes a las mujeres que atentan contra ellas”.
-Todo esto apunta a un tema mayor que es la conciliación trabajo familia. ¿Sientes que lo lograste? ¿Fue un conflicto?
“No, yo no tengo conflicto. Lo mío es un problema de falta de tiempo y no lo percibo como un conflicto, pero si trabajara en la gerencia de una empresa quizás trabajaría lo mismo, porque es una forma de ser, que viene en los genes, en la sangre...”
-¿Pero eso es más que genes alemanes, es la Evelyn Matthei?
“Mira, tengo una abuela vasca, un abuelo prusiano y todos los otros alemanes, así que esa soy yo. En el deporte me esforzaba, en el piano me esforzaba; me gusta hacer las cosas bien, si hago costura, tiene que ser perfecta (se ríe) y no me gusta la gente que no se toma en serio su vida, su trabajo.
“Me cuesta relacionarme con gente frívola, que se toma a la ligera sus responsabilidades, sus estudio, su rol en la familia... lo cual no significa que no lo pase bien. Uno tiene que aprender a gozar con pequeñas cosas y morirse de la risa. Creo que gozar la vida es distinto a la frivolidad, es no darle el peso que tienen las cosas”.
-Sin embargo, Evelyn Matthei tiene una imagen dura, da las peleas, está dispuesta a decir las cosas.
“Pero lo que pasa es que nadie más está dispuesto a decir las cosas. El drama de Chile es que el rodeo es nuestro deporte nacional. No es mucha la gente que está dispuesta a decir las cosas de frente, hay veces que hay que decirlas y decirlas”.
-¿Y eso no tiene que ver con tu condición de mujer, que tiene que hacerse respetar?
“No, no, creo que si fuera hombre sería igual y mis hijos son iguales, dicen las cosas cara de palo. Mi papá era un poco igual. El rodeo, el no decir las cosas... no creo en ponerse amarillo diez veces, creo en ponerse rojo una vez. “Soy súper directa y es un rasgo que se ve poco en las mujeres”
-¿Ese es otro costo que has tenido que asumir?
“No, ya me aguantan como soy (lanza una carcajada). Lo que han visto es que yo puedo tener un conflicto muy grande con una persona, pero nunca me lo tomo a lo personal o muy rara vez. Y a larga las relaciones se vuelven a componer; muy rara vez hay algún tipo de resentimiento”.
-Dices asumir costos, no tener culpas, supongo que no te arrepientes de los pasos dados....
“Nooooooo, en la vida hay errores y hay aciertos. La vida es como es, no se puede andar y si hubiera hecho o dicho esto. No tiene sentido, dijiste lo que dijiste y te equivocaste, porque somos seres humanos o ese día no andabas con la intención muy recta”.
-Pero en esta nueva etapa, ¿qué no estás dispuesta a hacer hoy?
“El costo brutal que me ha significado mantener sola la región más difícil del país ya no estoy dispuesta. Es que me ha desgastado a un nivel que nadie se imagina; hay ciertos costos que corresponde ya que otros asuman. He asumido demasiado; mientras algunos se han ido a los distritos más fáciles a mí me tocaron los más duros y eso lo encuentro injusto”.
-Te perdiste varias etapas de tus hijos, ¿supongo que no querrás perderte la de la abuela o eso no te llama?
“Lo que he visto es que a nadie le llaman los nietos hasta que llegan. Si me dices en este momento, francamente no me llaman nada. O sea, si tuviera más tiempo para mí haría yoga en serio, piano más en serio, jugaría más golf, tomaría clases de chino, diez mil cosas y me veo re poco cuidando nietos. Pero he visto, en personas más parecidas a mí, que llegan los nietos y hay que regalarles baberos. No sé como voy a reaccionar, pero no veo pronto la llegada de ningún nieto, no veo para cuando”.