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Vulnerabilidad social expone a la depresión post parto

04 de Agosto de 2010 | 08:56 |
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Situaciones de vulnerabilidad social como un nivel socioeconómico bajo, la cesantía, un embarazo no deseado y las dificultades conyugales exponen a las mujeres a sufrir depresión post parto.

Así lo muestra un estudio realizado por la Universidad de Chile que comprobó que la depresión post parto puede afectar hasta al 30% de las mujeres, pero que la prevalencia dependerá de muchos factores de riesgo, entre ellos las edades extremas de las madres, el parto por cesárea, las complicaciones relacionadas con la lactancia y problemas con los padres.

En Chile los factores psicosociales, al igual que en otras partes del mundo, juegan un rol preponderante en esta patología. Así, por ejemplo, hay una relación inversamente proporcional entre el nivel socioeconómico y la prevalencia de depresión posparto.

“Esto se debe a que en los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad hay, en mayor medida, una suma de casos de depresión postnatal y casos de trastornos depresivos preexistentes”, explica el doctor Enrique Jadresic, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

El estudio realizado por la doctora Graciela Rojas, directora de la Clínica Psiquiátrica del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, consideró a las mujeres que acuden a los consultorios de atención primaria y son diagnosticadas como portadoras de ese cuadro.

Después de analizar los datos, los investigadores concluyeron que la mayoría de las pacientes con depresión posparto no cuentan con un trabajo remunerado, sólo poseen estudios básicos, carecen de un apoyo social adecuado, tienen embarazos no planificados y no poseen una pareja estable. Además, la generalidad de estas mujeres debía cuidar sola a su hijo y, en los casos que recibía ayuda, ésta provenía de su propia madre.

“Estas características psicosociales que han sido señaladas en estudios nacionales y extranjeros como factores de riesgo para este tipo de depresión, habrían condicionado la enfermedad de las mujeres estudiadas”, explica la doctora Rojas.

Asimismo, el estudio detectó que la prematurez del bebé también ayuda a la presencia del cuadro. De hecho, el 18% de las mujeres deprimidas había tenido niños prematuros, indicador que es tres veces más alto que el registrado en la población general.

Otro factor que muestra prevalencia es la presencia de un cuadro de depresión como antecedente familiar la de madre o ya sea que ellas también las hayan sufrido anteriormente. Además el doctor Jadresic señala que “las mujeres con trastornos anímicos puerperales tienen un riesgo sustantivo de presentar nuevos episodios de depresión en pospartos futuros. Dependiendo del estudio la recidiva o recurrencia puede llegar hasta el 40%”.

En estas mujeres se detectó ánimo bajo, anhedonia (incapacidad para experimentar placer) y fatiga o falta de energía. Esto es particularmente importante si se considera que una mujer con un niño recién nacido tiene una alta demanda, sobre todo si está sola.

“Las mujeres deprimidas en el posparto constituyen un grupo que requiere de una mayor atención clínica por su vulnerabilidad biológica, riesgo psicosocial y la presencia de sintomatología depresiva activa. Cuando no se interviene para recuperar a la madre se corre el riesgo de que se vea afectada no sólo ella sino también su familia, específicamente los hijos”, añade el doctor Jadresic.