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Francisca Florenzano: “El que hayamos logrado estabilizar el consumo, engaña”

La secretaria ejecutiva del Conace reflexiona sobre el estado del consumo de drogas en Chile, ya que pese a que se ha estabilizado y bajado en algunas drogas, falta mucho para reducirlo. Confirma que se trabaja en establecer como obligatorio el test de drogas para los involucrados en accidentes de tránsito.

03 de Septiembre de 2010 | 14:03 | Por María José Errázuriz L.
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La Segunda
Los datos de la encuesta sobre consumo de drogas en escolares arrojó un dato preocupante. En octavo básico, mientras un 5% de los niños decía haber consumido marihuana en 2007, en 2009, un 6,5% lo ha había hecho.

Las alarmas se prendieron, pero otras cifras indican que el consumo se ha estabilizado e incluso bajado en temas como el cigarrillo y el alcohol. Asimismo, mirado en perspectiva, el uso frecuente de marihuana ha bajado del 51% al 38% es decir, ha caído 13 puntos porcentuales.

Todo lo anterior nos indica que nos queda trabajo por hacer y a eso está abocada la socióloga, especialista en salud pública y drogas, Francisca Florenzano, secretaria ejecutiva del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, Conace.

Para ella la gran tarea está en prevención, más cuando los jóvenes insistentemente reflejan cada vez una menor percepción de riesgo por el consumo de drogas, incluidas la marihuana y la cocaína. Francisca se manifiesta sorprendida, en cierto modo, por las reacciones que provocó la encuesta recién conocida, cuando es sabido que estos estudios se hacen todos los años, intercalados entre población general y escolares.

“Este año los datos no son muy distintos, aunque sí se vio que hay un mayor consumo en edades más tempranas y un aumento en el consumo de cocaína. Siento que se sobrerreacciona en cuanto a que no tenemos aspectos tan nuevos, salvo los dos mencionados. El tema está un período de tiempo (en la agenda) y después se nos olvida, hasta volver a acordarnos cuando se presenta la nueva encuesta”, dice.

Y agrega: “para mí sería mejor que estuviéramos en un estado de preocupación más permanente a lo largo de todo el año”.

-¿El consumo de drogas se ha mantenido estable en todo grupo etario y socieconómico?
“No, no se ha mantenido estable. Cuando se habla de consumo de drogas se habla de varias drogas y hay diferentes tipos de consumo en diferentes grupos, pero si hiciera un mapa de todos estos factores en el tiempo se daría cuenta que es tremendamente dinámico. Se puede decir que ha habido una disminución en drogas que son lícitas como tabaco y alcohol, pero siempre habrá una contrapartida como el aumento de la cocaína o marihuana. Hace 10 años la cocaína entró de forma importante en grupos de elite que tenían mayor poder adquisitivo y sin embargo, hoy es una droga que se consume en todos los grupos socioeconómicos y ha habido un aumento más importante en grupos más vulnerables”.

-¿O sea, la conclusión es que el tema avanza y no se le ha podido detener?
“Para ser justo ha habido un logro en términos de la velocidad de aumento. Esto tiene que ver con ciclos epidemiológicos y se espera algo; en ese sentido sí hemos logrado reducir el nivel de aumento y en algunos casos, la estabilización del consumo, lo que es una buena noticia. Hay que mirar esto en términos positivos y decir bueno, si paramos el aumento y lo logramos estabilizar, podemos hacer nuestras mejores apuestas a que lo podemos disminuir”.

-¿Podemos decir que Chile ya se ubica dentro del nivel de país desarrollado en cuanto a consumo y es un problema de salud pública importante?
“Sí, sí; el nivel de consumo al que hemos llegado en Chile –y la encuesta nos da datos comparativos con la región- hace que lideremos el consumo en escolares de diferentes drogas y también lideremos la menor percepción de riesgo. Nos podemos comparar con Uruguay y Argentina que son países que están en un nivel de desarrollo más parecido y hemos seguido la historia que ellos han seguido y tenemos un nivel de consumo mayor que países que tienen un nivel de desarrollo menor”.

-¿Esto ha ido a la par con la explosión en el narcotráfico, como lo muestran los medios de comunicación?
“En algunos aspectos va a la par, porque a mayor oferta o visibilidad de drogas en los entornos como escuela, barrios y trabajo, la probabilidad de que una persona inicie un consumo son mayores, como también afecta el tema de los precios y la percepción de riesgo. Es decir, uno de los factores es la disponibilidad u ofertas en el entorno cercano y en ese sentido el narcotráfico da antecedentes. Hay mayor oferta de drogas en el país y eso hace que aumenten las probabilidades de que te inicies o perpetúes como consumidor”.

-¿Nos engañamos con la tesis de que éramos país de paso?
“Sí, efectivamente hay cosas que nos engañan. El que hayamos logrado estabilizar el consumo también engaña, al igual que sentir que somos un país de tránsito de droga. La lógica de las personas que usan a Chile como país de paso es diferente a la de las personas que buscan instalar el consumo dentro del territorio. En Colombia, su visión por mucho tiempo fue que eran productores y había carteles, pero que los colombianos no eran consumidores y por lo tanto, toda la política de drogas se enfocó en el tema de control, como negando la otra realidad. Sin embargo, hoy reconocen un nivel de consumo importante y que tienen que desarrollar una política más equilibrada en prevención, tratamiento, reinserción. En Chile está este mito de que no somos un objetivo de las redes de narcotráfico y sí los somos”.

-La gran crítica ha sido la falta de recursos para la prevención. ¿Sigue siendo la cojera del Conace?
“Creo que no faltan recursos para el tema de prevención. Los recursos están, son suficientes y nuestro gran desafío es focalizar mejor las políticas en los grupos de mayor riesgo y también poder asegurar la calidad de los programas de prevención. En el área de tratamiento están los protocolos clínicos y una serie de avances que tenemos en el área de prevención. Creo que han tenido las mejores intenciones, pero no tenemos una evaluación de su impacto. Esto no pasa por los recursos, sino de planificación, definición de contenidos, articulación y también definición de impacto e indicadores”.

-¿Entonces, el déficit va por rehabilitación?
“No, el déficit está en tener buenas políticas de prevención que hoy en día no tenemos, pues podemos aspirar a políticas de prevención mucho mejores que las que tenemos. “En las políticas de tratamiento, rehabilitación y reinserción tenemos un logro importante. Hay una cantidad importante de cupos que se financian y también se ha hecho un trabajo de capacitar y generar recursos humanos así como acreditar instituciones en esta materia. Ese es un logro. En lo que hay que mejorar es en aumentar el número de cupos y el alta terapéutica porque no sabemos qué pasa con las personas después de tres meses de recibirla; no sabemos si hay recaída o no. Tenemos un avance, pero necesitamos aumentar el número de cupos y distribuirlos de manera más homogénea en el país porque tenemos una gran concentración en regiones y otras donde no hay nada. Estamos trabajando en desarrollar una red nacional de atención de problemas de adicciones que requiere una logística que nos tenemos”.

-Está pendiente el tema del funcionamiento de los tribunales de droga, queja en donde la Corporación Esperanza muchas veces ha levantado la voz.
“Uno puede definir política en el orden teórico, con flujos y otros, pero cuando en la práctica se necesita la coordinación de varios actores como los tribunales, Ejecutivo, Ministerio Público y Defensoría, nos encontramos que algunas veces no se comparte la lógica del tribunal de droga. Si bien es cierto que este es un modelo que ha sido usado de manera exitosa en otros países y creemos que puede ser tremendamente positivo en Chile, tiene un montón de desafíos de implementación y estamos trabajando en, primero evaluarlos, y como coordinar y hacer trabajar en forma más fluida a los actores. No funcionan entre otros porque la Defensoría considera que dar la alternativa de rehabilitación a jóvenes que no tienen un compromiso alto delictual es doble pena, cuando lo que se está haciendo es darle una oportunidad”.

-La encuesta muestra que la percepción de riesgo sigue a la baja entre los jóvenes, ¿éste es el gran tema y desafío, revertirlo?
“Eso uno de los grandes temas, porque la percepción de riesgo es un predictor de consumo presente y futuro. Es un gran tema, porque uno de los objetivos de la política de prevención apunta a ello. “En el caso del consumo de alcohol, los medios difunden los efectos de los accidentes de tránsito para los jóvenes y hacen más visible su impacto. Pero nos gustaría conocer cuántos de los accidentes de tránsito también se están explicando por consumo de drogas. Con el alcohol tenemos una manera rápida de medirlo, ya que por ley hay que hacer una alcoholemia, pero nosotros creemos que ambas drogas van muy de la mano. De hecho, cuando hacemos un tratamiento se presenta el policonsumo de alcohol y cocaína”.

-¿Se va avanzar en legislar como obligatorio un test de drogas para los involucrados en accidentes?
“Sí, estamos desarrollando cuál es el método más rápido y ver con certeza qué periodo de tiempo puede mostrar un test de orina o de pelo, para que tenga sentido”.

-¿Qué explica que disminuya cada vez más la percepción de riesgo?
“Hay varios factores, pero lo explica el que cada vez se normalice más el consumo. O sea, los adolescentes –y nos vamos a concentrar en este grupo etario menor de los 21 años- ven en su diario vivir, en forma cotidiana mucho más consumo y la impresión que hay es que consumir cocaína no produce daño o que se tiene el control en el consumo. Hay también mayor oferta de drogas, la encuesta revela que los escolares ven intercambio de drogas, microtráfico; y cuando esto es el sustento de sus familias, para ellos comienza a ser algo normal. Pasa lo mismo con el alcohol y el tabaco y los jóvenes están más expuestos en internet donde explicaciones hay para todo”.