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Andrés Baile: “No me gustaría escuchar que mi hijo fuera el Kike Acuña del 2020”

Aunque a este periodista de farándula le encanta su trabajo, tiene claro que -a diferencia de otros padres- no quisiera ver a los suyos metidos en el amplio mundo de los rostros que van y vienen en la tele. Algunos “no son nadie, no tienen una carrera” y “casi el 80%” de las cosas “da la impresión” que son tongo, dice.

03 de Septiembre de 2010 | 13:34 | Ángela Tapia F.
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Viviana Morales, El Mercurio.

“Uno no es monedita de oro. Yo elegí este camino sabiendo que no iba a ser muy querido”, confiesa Andrés Baile. El rostro de grupos en Facebook que llevan por nombre “Me cae mal Andrés Baile y el MQH”, ha sabido lidiar desde sus comienzos faranduleros en “Mekano”, con la antipatía de la audiencia, su auto completamente rayado en una ocasión, y una que otra demanda de personajes públicos. Pero hoy está más tranquilo y hasta asegura que, a diferencia de antes, puede salir a comprar al supermercado sin que lo insulten, solamente.

Mucho más delgado de lo que se ve en la televisión y fumando un cigarro tras otro, el periodista cuenta que ha dejado atrás al personaje pesado de antaño.

Cualquiera creería que el incendio del año 2007, que afectó su hogar recién comprado, tuvo algo que ver en su giro y tranquilidad mediática. Pero no. Sí comprendió en esa ocasión que había sido muy materialista y comenzó a dedicarse de manera más entregada a su esposa y dos hijos, Gaspar (7) y Baltazar (5). Pero en cuanto al personaje que le dijo en su cara a una recién operada Luli que “quedó igual”, dice que su aparente calma se debe únicamente a la línea editorial de su canal, que espera que “Mira quién habla” sea un programa menos agresivo con esos rostros que trepan edificios, aparecen en tribunales y revelan todo -operaciones, engaños, y cientos de datos de su vida cotidiana- sin pudor.

Parece que ya no es necesaria tanta mala onda para sacarles información. “Pero la maldad siempre está y más estando la Pamela Díaz y la Paty Maldonado en el programa”, advierte.

- ¿Quién hace hoy falta por su utilidad en el medio?
“Es que todos en su minuto han enriquecido la farándula por algo. Primero eran personajes muy top, como la Bolocco, Felipe Camiroaga, que eran recurrentes pero se empezaron a esconder y su vida privada comenzó a ser realmente privada. Pero después empezaron a nacer personajillos chicos que lo único que querían era ser famosos; nacen los reality, todos con sed de fama y con estos personajes útiles pero de poca duración”.

-¿Y qué pasa con un Emeterio Ureta, y, en su minuto, una Paulina Nin?
“Es que ya los usaron o se usaron ellos mismos para, no sé, algún tipo de negocio o lucro económico en su minuto, pero después se fueron desechando por circunstancias de la vida o llegaron nuevos personajes, más jóvenes, como pasa con los programas juveniles de ahora. Gonzalo Cáceres, pese a que tuve varios problemas con él en pantalla y peleas por diarios, creo que es un personaje necesario para la tele. Para mí es también uno de los padres de la farándula con ‘los in y los out’. Pero se perdió y hoy no sabemos qué estará haciendo. Espero que esté bien”.

-Has comentado antes que echas de menos a gente como Cecilia Bolocco o Felipe Camiroaga; que los que hay ahora “no son nadie”. “Es verdad, no son nadie, no tienen una carrera. La mayoría de los personajes de ahora buscan la fama demasiado rápido y no como debería ser, a través de una carrera. La televisión es súper generosa y permite cualquier tipo de gente, como yo o cualquier persona. Pero hay algunos que todavía no tienen ni el cuarto medio. No los voy a denigrar porque puede ser que no tuvieron las lucas para hacerlo, pero hasta octavo parece que es lo legal que se exige en la tele”.

-¿Sería el medio el culpable?
“Yo creo que el medio es el que complica el sistema, es él el que quiere gente en pantalla, en la radio, en revistas y eso hace que los niños busquen la fama demasiado rápido y a cualquier costo”.

-¿Algo de eso te ha sorprendido? A estas alturas debes estar curado de espanto.
“De verdad, yo me sorprendí con las fotos de (Cecilia) Bolocco con (Luciano) Marocchino en Miami. Lo podía esperar de otro personaje, pero de ella no. ¿Qué más me ha sorprendido?... Lo de Carlita Ochoa y la guagua que no era del Negro (Piñera). Eso me chocó, porque yo mismo conversé con ella y seguía con la cuestión hasta que después contó todo. Fue raro, súper raro. Ahora nos sorprende mucho que en Twitter pueden verse garabatos hacia otros personajes, o que después te enteras cómo se trepan edificios por amor. Igual, a veces, con cada cosa que pasa en esta cuestión, me pregunto ¿será cierto, será verdad?”.

-¿Cuánto de lo que vemos de estos personajes en televisión es tongo?
“Actualmente creo que casi el 80%, da la impresión. Uno no conoce todos los casos, pero ellos mismos son los que llaman a los programas para decir ‘me voy a ir a comprar un auto a la esquina de tanto y tanto’, son ellos los que datean muchas cosas. A mí me daría vergüenza llamar a alguien para decirle que voy a cambiar mi auto y que voy a estar en la esquina tanto, pero lo hacen y bastante seguido, porque lo necesitan para que la discoteque los contrate, y la discoteque también necesita que vaya la prensa para que publicite su local... Es todo un círculo que está principalmente elaborado por ellos. La mayoría tiene un manejo comunicacional súper claro”.

-Jordi Castell siempre dice que admira el manejo mediático de Kenita Larraín.
“Es que ella es una maestra en lo que hace. No tiene una carrera en cuanto a televisión, ha animado un par de cosas, ha hecho reemplazos en el ‘Buenos días...’, pero se ha manejado de una manera espectacular en cuanto a sus relaciones amorosas. Y no está mal, es una forma de vivir, de ver la vida y ha ganado dinero con eso, y como Jordi, reconozco que ella debe ser una de las mejores que ha manejado el sistema”.



-¿Pero qué diferencia hay entre ella y Daniella Campos? A la última le criticaban mucho el lucro televisivo de sus relaciones.

“Es que fue la época del nacimiento de la farándula, cuando era mucho más dura. Ahora, depende del programa, pero creo que la Daniella cometió el error de abrir la puerta y luego cerrarla en un minuto en que ya no se podía. Y bueno, la Kena se manejó mucho mejor que la Daniella. Yo tuve muchos dramas con ella. Es más, creo que una vez hasta me demandó, pero quedó en nada”.

-¿Cuál es el hito que no puede faltar en el libro de la farándula chilena?
“Tiene que estar el no matrimonio de Kena con Iván. También el comienzo de la farándula, que nace con el mechoneo de la Daniella Campos con la Titi Ahubert por Zamorano. Antes había más copuchenteos de pasillo; si Raquel había agarrado a balazos a Eliseo o no, cosas muy antiguas, pero con el mechoneo se empieza a hablar en los programas y parten una cantidad de historias que terminan con algunos presos, con otros subiendo edificios...”.

-Otros escapando del país por deudas...
“También. Yo conocía a Mauricio (Israel), y de verdad fue fuerte enterarme después que -no quiero utilizar la palabra- estuvo involucrado en un problema económico. Él estuvo en mi cumpleaños, yo estuve con él, abrazado y todo. Por lo menos el regalo fue verdadero (ríe)”.

-¿En quién confías, entonces? Te deben llegar mil mensajes dándote datos que luego no son ciertos.
“Soy demasiado confiado a veces y por eso me he mandado un par de condoros, como los dos embarazos que no han sido”.

-La otra vez jurabas que la Maura Rivera estaba embarazada.
“Pero es que hasta el día de hoy mis dos fuentes -que son completamente distintas- me siguen confirmando que la cosa es así. Entonces, me la jugué. Tal vez cometí un error; de repente me la compro demasiado fácil”.

-¿No te complicas por tu credibilidad?
“Es que pucha, en la farándula, ¿quién tiene credibilidad? Nadie. Aquí los mejores son los más entretenidos. El único que podría tener un poquito de credibilidad es Víctor Gutiérrez, pero no creo que los opinólogos que hacen farándula sean creíbles, sino que son entretenidos. Eso es lo que se busca, la sintonía, los diarios, vender revistas”.

-¿Quién es el rey o la reina indiscutida en Chile?
“Cada día son nuevos, pero Cecilia es la reina; ya no puede cerrar la puerta con todo lo que ha pasado. Tuvo el primer matrimonio que se terminó sin que supiéramos por qué, el segundo -que lo fui a cubrir a la Rioja con el locro y todo- fue con un veterano, un caballero anciano con el que uno nunca pensó que una mujer tan bonita se pudiera casar. Después tuvo su hijo, cuando se suponía que no podía tener, después aparecen las fotos en Miami y ahora que sale con hombres más jóvenes. ¡Lo tiene todo! Y que se ha mantenido en el tiempo, que es lo principal. La Raquel (Argandoña) también. Nunca ha sido muy quitadita de bulla y pese a que por un tiempo no ha estado en la tele, ahora está y bien, posicionó a su hija en la farándula y no es menor. El parentesco ayuda, como a la Angie Alvarado.Tal vez como ellas (Raquel y Anita Alvarado) manejan el cuento, saben mejor cómo meter a sus hijas”.

-¿Harías eso con los tuyos?
“No lo sé. No me gustaría escuchar que mi hijo fuera el Kike Acuña del 2020. Prefiero que estén estudiando, aunque eso es decisión de ellos”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Hasta que se me quemó la casa, grababa los programas de televisión. Tengo un archivo súper grande que lo dejé botado, pero está ahí, con mil 500 dvd, unos mil VHS; grabé mucho”.

-¿No se quemó?
“No, eso tenía pacto con el diablo y se quedó ahí. Tengo grabaciones de ‘ADN’, un pedazo de ‘A esta hora se improvisa’, ‘Viva el lunes’... Es súper bueno como documentación, pero lo dejé botado porque perdí mucho tiempo familiar con eso y como no se quemó, como que le tomé un poquito de rechazo”.