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Carolina Carrera: “A nosotras no nos gusta la palabra conciliación”

La presidenta de Humanas se lanza contra el Sernam preocupada por un retroceso en las políticas de promoción de la mujer. Aclara que ese servicio no es el llamado a preocuparse de la familia.

03 de Septiembre de 2010 | 13:39 | Por María José Errázuriz L.
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Claudio Vera.
Una serie de declaraciones y papers las pusieron en alerta. A las afirmaciones de la directora de la Junji en cuanto a que las mujeres dejaban a los niños en las salas cunas para irse a tomar un café se sumó la eventual política de abstinencia sexual recomendada a los adolescentes por un texto interno del Sernam.

Todo, explica la nueva presidenta de la ONG Corporación Humanas, la psicóloga Carolina Carrera, son señales de preocupación y retroceso porque implican una reducción del rol de la mujer que en el último tiempo había logrado ganar espacios.

“Se veían, inicialmente, dos discursos al interior del Gobierno y teníamos una cierta apuesta de que se podía imponer el más liberal, pero lo que hemos visto es que el enfoque que está triunfando es el más conservador, el más fundamentalista que representa a la UDI”, afirma.

La dirigenta asegura que la mayor preocupación que expresan hoy se deben a los ejes de trabajo que se planteó el Sernam para el 2010-2014 donde éste deja de ser un ministerio enfocado en la mujer, para transformarse en un ministerio de la familia.

“La ministra Carolina Schmidt afirmó en Tolerancia Cero que el rol más importante de la mujer es el cuidado de los hijos y la familia. Y esto reduce el rol de la mujer a la maternidad, como fuese, además, un rol absolutamente naturalizado, o sea, ser mujer es ser madre, lo que deja afuera a un conjunto de mujeres que no son madres o no quieren serlo”, apunta. Carolina Carrera asegura que Humanas no está en contra de la familia, pero que existen múltiples modelos de ser mujer que tiene que rescatar el Sernam.

-¿Qué otras cosas han levantando las alertas?
“El Sernam había hecho un trabajo fuerte en la creación de realidad en lo referido a la violencia intrafamiliar y el uso del término femicidio. Lo puso como un tema vital, de sociedad y no privado y resulta que hoy el Sernam quiere trabajar con los agresores, cuestión que no es su rol.

“No quiero decir que no haya que trabajar con los agresores, pero para eso se puede hacer un convenio con la Defensoría Penal Pública para que ella se haga cargo. Pero esto no se puede hacer, como se ha señalado, en los mismo centros de protección y atención a las mujeres agredidas”.

-La ministra ha sido categórica en decir que hay que sacar adelante la ley de femicidio.
“Estamos frente a puras contradicciones. Se usa una terminología, pero se toman medidas que nos parecen erradas. No se saca nada con tener una ley de femicidio si se está trabajando con los agresores en el mismo lugar donde se atiende a la mujer. De lo que se deben preocupar es de generar programas de prevención y sobre todo que funcionen las medidas cautelares que protegen a la mujer.

“Se tienen que aplicar programas de prevención en los planes de educación donde la lucha contra la violencia intrafamiliar sea central”.

-¿Qué opinión te merece que la ministra afirmara que la guerra de los sexos terminó?
“Nunca hemos visto una guerra de los sexos y creo que esto revela cierta ignorancia de la ministra. Lo que hay en Chile es una profunda desigualdad entre los sexos y eso no quiere decir guerra. Hay situaciones de poder diferente entre ambos que están dadas culturalmente, cuestión que intentamos corregir. Chile debiera avanzar hacia un nuevo contrato social, pero eso no es una guerra de los sexos. Estamos peleando porque las mujeres tengan efectivamente igualdad de oportunidades.

“Creo que la ministra desconoce lo que opinan las mujeres. Humanas hace una encuesta desde 2004 y en ella las mujeres opinan en un 90% que Chile es un país machista. Ella en Tolerancia Cero no fue capaz de afirmarlo y, sí lo sostuvieron los panelistas hombres”.

-¿Qué reacción tienen frente a la minuta que se filtró?
“Nos ponemos en alerta, al igual como el documento interno de trabajo del Sernam donde los ejes centrales son ‘familia, calidad de vida y felicidad’. Todos queremos ser felices, pero el Gobierno debe preocuparse de derechos mínimos como los económicos, culturales y sociales para las mujeres; también los civiles y políticos y los sexuales y reproductivos. Son otros los temas de los que tienen que hacerse cargo”.

-Esto era predecible con un cambio de gobierno.
“Por supuesto que algunas cosas, pero no a los niveles que estamos. Nosotros pensamos que la derecha chilena había avanzado y que era mucho más parecida al estilo de la francesa o la española. Esta es una de las derechas más conservadoras”.

-¿Crees que esta tensión cruza todo el Gobierno?
“Creo que va a cruzar a todo el Gobierno, lo hemos visto con el tema de uniones de hecho, incluso sólo para parejas heterosexuales, donde no hay acuerdo. Nosotros habíamos dado algunos temas por superados, que no eran valóricos, sino políticos y hoy estamos en un retroceso.

“Lo que va a empezar a pasar es que la gente va a empezar a expresar su molestia, porque la sociedad ha avanzado y eso se va a ver reflejado en las encuestas, donde las cifras de apoyo van a caer. La sociedad se expresa en los temas que son de la vida cotidiana de las mujeres, no se olviden que hay un 53% de electorado femenino que está pendiente de cómo se les habla, qué se les promete y qué se les cumple.

“En el tema trabajo, todo lo que se propone de flexibilidad laboral es tremendamente peligroso para un país como Chile que tiene las más bajas tasas de inserción laboral femenina de América Latina. Se les propone teletrabajo, cuando las encuestas te dicen que una de las razones por las que las mujeres quieren trabajar es para salir de sus casas, por la sociabilización. Este Gobierno cree que las mujeres quieren estar en su casa, aquí hay mucho desconocimiento”.

-¿Desconocimiento o una visión diferente a las de ustedes?
“Perdóname, la directora de la Junji claramente no sabe cuáles son sus usuarias. Cuando dice que se van a la playa al dejar a sus hijos en las salas cunas es porque no ha visto nunca en su vida un estudio sobre el uso del tiempo libre en las mujeres, que es inexistente”.

“A nosotras no nos gusta la palabra conciliación, porque al final las únicas que concilian son las mujeres”, dice a reglón seguido.

"A nosotros nos gusta la palabra corresponsabilidad, somos hombres y mujeres en conjunto a cargo de la familia y todas las políticas debieran apuntar hacia allá. Siempre seguimos entregando la carga de la reproducción a las mujeres”, agrega.

-Esto se cruza en el tema del post natal. Llama la atención que sean sectores como la CUT, la izquierda las que estén por alargar el post natal a 6 meses, lo que carga en la mujer el cuidado del niño.
“Efectivamente, una de las razones porque las empresas no van a contratar mujeres es porque se van a ir 6 meses o más con los previos y los post, pero si se pone un post natal masculino, de períodos compartidos, al empresario no le va a quedar más que contratar hombres y mujeres. Eso habla de corresponsabilidad.

“A nosotras nos complica el tema del post natal de 6 meses por la forma que se enfrenta, porque se puede terminar diciendo que no se necesita con ello la licencia de enfermedad de un hijo menor de un año. Eso sería un retroceso, cuando se adquieren derechos no pueden luego, ser restados.

“También está la flexibilidad de pasar del pre al post, que a primera vista podría estar bien si uno pudiera elegir, pero el tema es que no todas las mujeres pueden hacer eso, no todas estamos en las mismas condiciones laborales y no se tiene la libertad. Si se pasa el pre al post, por desuso lo vamos a perder el pre”.

-Retrocedamos, ¿crees que el gobierno de Michelle Bachelet quedó en deuda con la agenda de mujer?
“Hicimos un análisis legislativo que arroja que en los gobiernos de Frei y Bachelet fue donde hubo mayor cantidad de proyectos destinados a mejorar las condiciones de vida de las mujeres. Ahora, efectivamente hay deudas pendientes como es la real aplicación de la ley sobre igualdad salarial; no se avanzó en la ratificación del protocolo de la Cedaw ni se votó la ley de igualdad en la participación política, pero tenía un Parlamento adverso.

“Ella instaló cosas como la paridad, porque aunque hoy no la tenemos tampoco volvimos a fojas cero. Cuando hay mujeres en espacio de poder hay diferencias en la percepción de los temas de género, lo que permite avance en otras materias.

“Espero que se imponga una tesis en el Sernam distinta, porque sino el costo será muy grande. El derecho internacional ha avanzado a que es el sujeto el objeto de derecho no las instituciones, tienen derecho el hombre y la mujer, no la familia. Al Sernam le corresponden las políticas de las mujeres no de la familia”.