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Pauline Kantor: “Nos marca el orgullo de ser chilenos”

La secretaria ejecutiva de la Comisión Bicentenario asegura que sin el terremoto, los presupuestos hubieran sido distintos. Afirma que la unidad y el orgullo de ser chileno marcan esta celebración y cree que el gran legado serán las áreas verdes proyectadas.

16 de Septiembre de 2010 | 14:33 | Por María José Errázuriz L
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El Mercurio

Serán muchos los actos con los que se celebrará este Bicentenario. Polémicas más, polémicas menos, se inaugurarán la remodelación del Estadio Nacional y del nuevo Centro Cultural Gabriela Mistral.

Se instalará la estatua de José Miguel Carrera al lado de la O´Higgins y se izará la Gran Bandera Nacional en la Plaza de la Ciudadanía. Pero nada podrá dejar en el olvido, la permanencia de los 33 mineros al fondo de la tierra y la devastación que sufrió la zona centro sur del país en el terremoto y tsunami del pasado 27 de febrero.

Quizás por eso, el Bicentenario será especial y muy diferente al que muchos se habían imaginado. Así lo cree la secretaria ejecutiva de la Comisión Bicentenario, Pauline Kantor, quien continuará en su cargo varios meses más después de pasadas estas fechas.

-¿Cuál es la impronta que tiene este Bicentenario?
 “La impronta, el sello que hemos querido transmitir es que es una fiesta de unidad, que acá no hay colores políticos, que a pesar de todas nuestras diferencias, es un momento para pensar que somos un gran país y que tenemos que estar orgullosos de estar celebrando estos 200 años. Por eso nos hemos preocupado de que los ex Presidentes participen, sean parte de las ceremonias.
“Las celebraciones son además, ciudadanas, de participación masiva, son de la calle. A diferencia del Centenario, donde si uno lee lo que pasó, gran parte lo que se celebró fue para la elite de ese momento y para el resto de los chilenos pasó sin pena ni gloria. Por lo tanto, el Bicentenario tenía que ser de la gente y todas las celebraciones y actividades para este mes han sido pensado para eso.
“También es un momento para pensar y soñar el futuro. Está bien recordar a nuestros héroes y ver cómo llegamos a estos 200 años, pero también es un momento de reflexión para pensar en el país que queremos ser y cómo vamos a llegar a nuestros próximos 100 años”.

-¿Y sientes que hay una sintonía ciudadana con esto?
“Diría que sí, lentamente la gente se ha ido sumando. Así como partimos el año y vino el terremoto y después lo de los mineros y los mapuches, creo que la gente ha hecho un switch. Uno lo ve en el sitio web que tiene más de un millón de visitas.

-¿Pero esa sintonía es porque hay cuatro días feriados o porque se hace una reflexión de lo que ha sido Chile estos 200 años?
“Un porcentaje de gente sí lo hace y otro no. Ese es un trabajo que se tiene que hacer en un mediano y largo plazo. Creo que en el gobierno anterior, el tema Bicentenario casi no fue tema y era cuando se debeía preparar a la población. Fue tema para muy poca gente y si uno lo quiere masificar, finalmente, es a través de los colegios, en la educación básica y media donde logra que los niños reflexionen. Eso no se hizo y si se ven los programas escolares, el Bicentenario no fue parte de los planes y son los niños los que transmiten este tema a las familias. Sino esto se mantiene a nivel de discusión de elite, que es lo que ha pasado”.

-¿Eso podría explicar que un perro publicitario encabece la lista a integrar la cápsula bicentenario? ¿Qué lecturas haces?
“La lectura es que vivimos en una sociedad de masa, donde la publicidad nos invade y efectivamente, hay poco tiempo para reflexionar sobre el fondo de las cosas y nos quedamos con los envoltorios. El perro de Lipigas es un reflejo de eso, la gente se queda con la televisión, los medios masivos, que tienen muchos poder sobre ella y te quita el espacio para poder haber reflexionado sobre cómo llegamos a este Bicentenario, qué tipo de país somos, cómo nos paramos en el mundo”.

-¿Qué elementos lo marcan?
“Lo primero es que vivimos un Bicentenario duro, que partimos con un terremoto, uno de los más grandes del mundo que marcó el año como uno que no iba a ser fácil. Después nos marcó el tema de los mineros, que nos tuvo muy angustiados y poder encontrarlos con vida fue un alivio y una inyección de energía y muestra de la persistencia, de esta cosa de que el chileno logra salir adelante. El terremoto sacó valores súper positivos como la solidaridad que fue súper transversal y que muestra que somos un país que logra unirse, que frente a la adversidad, de verdad, logramos superar las diferencias y todos reman para el mismo lado”.

-¿Lo marca algún evento especial?
“Nos marca el orgullo de ser chilenos. Por eso la bandera grande en la avenida Bulnes ha llamado mucho la atención de la gente y demuestra que hay nacionalismo, patriotismo, la gente se siente orgullosa de vivir en este país, con una geografía maravillosa”.

-¿Qué se debiera proyectar? En el Centenario, algunos edificios quedaron para la historia.
“Creo que todas las áreas verdes. Las obras importantes como la recuperación de la ribera sur del Mapocho; el gran Parque de la Ciudadanía en el Estadio Nacional que implican 64 hectáreas para que los vecinos tengan un espacio recreativo verde; los 17 millones de árboles que se van a plantar... Ahí va a haber un aporte que cuando se mire en el tiempo se va a ver. Recuperar la ciudad, los espacios públicos es un aporte significativo”.

-¿Hubo una omisión al no generar grandes monumentos como se hizo en 1910?
“No sé. Mi opinión es distinta, creo que los tiempos van cambiando y no se puede evaluar con la misma vara de hace 100 años lo que pasa ahora. Creo que las necesidades son distintas y el mundo se mueve entre el mundo privado y el mundo público y en ese sentido, todos los aportes del mundo privado son enormes en construcción, en cultura. No se debiera decir que el Bicentenario tenía que estar en la misma línea que el Centenario”.

-¿Qué valor intangible tiene esta celebración?
“La unidad es uno de los pilares importantes, sobre todo cuando el 17, que se va a izar la bandera, estén ahí todos los ex Presidentes. Es un acto muy simbólico y es un acto ciudadano, de la gente. Y al final es un regalo para el país.
“El otro valor es que hemos celebrado en todo Chile, las regiones han hecho un esfuerzo importante por tener un Bicentenario también, como en Iquique donde hicieron una bandera humana con 15 mil personas en la playa. Todos están organizando sus galas para el día 17, todos preocupados de hacer algo especial que refleje este espíritu Bicentenario y que el 18 no sea sólo fonda, chicha y empanadas.

-Va a pasar este fin de semana y queda la sensación de que el Bicentenario se terminó. ¿Qué queda pendiente?
“Lo que se acaban son las fiestas, las celebraciones. Pero hay que sacar las obras, los espacios públicos, construcciones regionales que se deben implementar. Los 17 millones de árboles se van a plantar en todo Chile, son periurbanos y este proyecto termina el 2018, es a largo plazo. Se está haciendo con las comunidades, con las juntas de vecinos, porque la idea es que la gente cuide el árbol y lo mantenga. Muchos de ellos van a estar al frente de una casa para que la familia se haga cargo”.

-¿No son tiempos para monumentos?
“Hay un memorial, que se llamó a concurso, que es el memorial 27-F que se va levantar en Concepción en el eje del parque Bicentenario. En noviembre se va a tener el ganador y se está haciendo en el marco de la Bienal de Arquitectura, Reconstrucción 8.8. Va a ser un memorial importante, y los países, cuando sufren tanto dolor, necesitan un testimonio para las generaciones futuras de lo que sucedió y también de resiliencia para quienes sufrieron”

-¿Sin este terremoto, en qué habría sido distinto este Bicentenario?
“El ánimo de mucha gente habría sido distinto, es muy diferente cuando tu primera prioridad es reconstruir un país. A lo mejor los presupuestos hubieran sido distintos, se podrían haber hecho más cosas en regiones y a lo mejor en obras materiales. Pero primero hay que reconstruir lo que se cayó”.


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