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La máquina expendedora de lingotes de oro, la última moda

08 de Octubre de 2010 | 15:29 | Por Jorge Vogelsanger, DPA
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EFE

MADRID.- En un mundo tan frenético como éste, el tiempo es tan valioso como el oro. Por ello, las máquinas expendedoras están cada vez más de moda.


¿Para qué ir a una tienda si hoy existen máquinas para casi todo? Primero fueron chicles, sellos, cigarrillos o refrescos, luego billetes de metro, preservativos, libros o flores. Lo más novedoso, sin embargo, es una máquina que expende... oro.


De momento solo hay una decena de estos aparatos en cuatro países del mundo. Y uno de ellos se encuentra en el Hotel Palace de Madrid, un lujoso albergue al estilo belle époque frente al Congreso de los Diputados y cerca del Museo del Prado que garantiza una clientela de alto poder adquisitivo.


 La máquina, recubierta de pan de oro, está ubicada discretamente en un rincón frente a la recepción. "Está teniendo bastante éxito", dicen allí. Más satisfechos todavía se muestran en la empresa que está detrás del invento, la alemana Ex Oriente Lux: "Estamos extremadamente sorprendidos, esto ha superado todas nuestras expectativas", dice a dpa un portavoz de la compañía, hasta ahora dedicada sobre todo a la venta de metales preciosos por Internet.


El funcionamiento del aparato es simple. En una pantalla táctil similar a la de los cajeros automáticos de los bancos se escoge el producto, luego se paga con billetes o tarjeta de crédito y al final la pieza seleccionada es expendida en una caja de regalo por una ventanilla. Solo que en vez de golosinas o un refresco en lata lo que sale es, por ejemplo, un pequeño lingote de oro de un gramo.


Cuesta alrededor de 40 euros (unos 56 dólares) y es la pieza más barata que la máquina ofrece en Madrid. La más cara es un Krugerrand de una onza, la moneda de oro sudafricana que en el anverso muestra la cara de Paul Kruger, presidente de aquel país entre 1880 y 1900. Cuesta en torno a los 1.020 euros (unos 1.430 dólares).


En el emirato de Abu Dhabi, donde se instaló la primera de las máquinas (las otras están en varias ciudades alemanas, además de una en Milán), también se expenden lingotes de 250 gramos. Al fin y al cabo, los alrededor de 7.800 euros (unos 10.920 dólares) que hay que pagar por cada uno de ellos deben ser de risa para más de un jeque.


En Madrid, el aparato llama la atención de un hombre mayor con aspecto de ejecutivo. "Me parece una idea interesante para un regalo", dice, mientras un empleado del hotel le explica el funcionamiento. Sin embargo, al final desiste, porque le parece algo caro. Los precios de los lingotes se actualizan cada diez minutos, para adaptarlos al valor del mercado, donde, por la crisis, el oro se ha convertido en un valor seguro cuya cotización alcanza niveles récord.


En Londres la onza se está negociando en torno a los 1.350 dólares. Con lo cual, el "gold to go" (oro para llevar), el lema publicitario de estas particulares máquinas expendedoras, atrae también a inversores. Para ellos son más interesantes los lingotes grandes, ya que en el precio de éstos no pesa tanto el elevado coste de producir estas piezas de oro.


 El coste de producción es precisamente algo que hay que tener en cuenta a la hora de comparar el precio de uno de estos lingotes con el del oro en el mercado. El valor total del dorado metal que contienen estos aparatos -lógicamente blindados contra robos y vigilados por cámaras- depende del modelo, pero puede rondar los 100.000 euros.


La mente criminal que piense que ello los convierte en una herramienta ideal para el lavado de dinero, se equivoca: a partir de 1.000 euros las máquinas exigen el escaneo de un documento de identidad, y además solo permiten tres compras en 24 horas por la misma persona o con la misma tarjeta de crédito, ya que después quedan bloqueadas para ésta durante dos días.


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