Primero fue la subitramina, ahora es la efedrina. Las autoridades han iniciado una ofensiva destinada a salvaguardar la salud de los chilenos, que según los expertos se automedican en exceso.
Esa voz de alerta también la levanta la directora del
Instituto de Salud Pública, María Teresa Valenzuela, quien asegura que los chilenos tienen un comportamiento responsable en varios aspectos de su vida, pero en otros claramente cojean.
Uno de los aspectos donde presentamos un alto estándar es en el alimentario, donde la población expresa una conducta acorde con las directrices de la autoridad, y por lo tanto, cuidamos el tipo de agua o alimentos que consumimos lo que nos ha permitido tener epidemias como el cólera y el tifus bajo control.
Aquí, María Teresa Valenzuela hace un reconocimiento a la labor del sector privado, que ante medidas de sacrificio de productos alimenticios han actuado en consecuencia. “Chile es un país bastante seguro”, dice y agrega que en ello influye la amplia cobertura de agua potable, los vertederos focalizados y la existencia de plantas de agua servidas.
Sin embargo, la profesional señala que sí tenemos una conducta riesgosa en el sentido que somos muy dados a consumir medicamentos y otro tipo de suplementos atendiendo promociones o el consejo de un cercano. “Los medicamentos son lejos nuestra conducta de mayor riesgos; hay productos que no están registrados en el ISP y la gente tiende a consumirlos sin mirar siquiera el etiquetado para ver si está autorizado”, afirma.
-Somos altos consumidores de medicamentos bajo la modalidad de la automedicación. ¿Tenemos intoxicaciones por ellos?
“Quien informa y tiene estadísticas por intoxicación por medicamentos es el Centro de Información Toxicológica de la Universidad Católica; nosotros como ISP no manejamos esa información.
“No sólo no existe, sino que todavía tenemos poca cultura de informar (a las autoridades) eventos adversos. En nuestro plan de trabajo de 2011 está iniciar un programa de fármaco vigilancia donde todo el país va a tener que participar a través de los comités de farmacias de los centros asistenciales, que van a tener que notificar estos eventos”.
-Se pone una alerta frente al alto consumo de medicamentos por parte de los chilenos. ¿Es algo propio de las sociedades desarrolladas?
“No, al revés. Uno de los aspectos que tenemos que madurar y mejorar para llegar a ser más desarrollados es ese. Los países desarrollados tienen gente con un nivel de cultura y preparación frente al hecho de que los medicamentos son indicados para determinadas situaciones y nada más que eso. En cambio, aquí en Chile todavía nos falta ese respeto respecto del consumo”.
-¿Tenemos la educación suficiente como para que se apruebe la norma que libera la venta de los medicamentos?
“Tenemos que prepararnos”.
-¿O sea, puede ser un punto de vulnerabilidad?
“No es un punto de vulnerabilidad. Es una oportunidad, lo miro así, una gran oportunidad para que eduquemos más a nuestra población respecto del efecto adverso que pueden generar los medicamentos. Es un refuerzo de la educación para que efectivamente se consuman medicamentos frente a la necesidad e indicaciones exactas que tienen y no consumir medicamentos demás.
“Esto es importante porque el fármaco que le hizo tal efecto a la vecina, resulta que en uno, con otro organismo, con otra forma de responder... se debe trabajar en un uso más racional de los medicamentos”.
-Ustedes suspendieron la venta de sibutramina, ¿al tomar la medida analizaron el tema de en cuánto puede crecer la venta ilegal de ella? ¿No es un fantasma?
“No, para nosotros no constituye un fantasma aunque existe el tema de venta de internet. Como se va controlar todo lo que son las recetas magistrales, donde más existía el riesgo que estuviera incorporada, y el hecho de que no exista en el país, al no ingresar ni producirse, la verdad es que tendría que ir en retirada”.
-¿A pesar de que internet permite contrabandear sibutramina desde el exterior?
“Sí, pero para eso debe haber una respuesta de fiscalización, dada por el sector salud, fundamentalmente la Seremi, el ISP y las policías.
-¿La sibutramina es el mejor ejemplo de que los chilenos no tenemos conciencia frente a los riesgos de los medicamentos?
“Claramente. La sibutramina tiene una indicación que es para el paciente obeso o con sobrepeso y que además tiene otros problemas por los cuales debería bajar de peso. Pero ocurre -y en eso, definitivamente todo cuerpo médico nos tenemos que hacer responsable-, que la sibutramina no estaba siendo indicada sólo a los obesos sino que en el fondo se planteaba ‘
quieres bajar un poco de peso, te puedes ayudar con sibutramina’.
“El segmento al que estaba dirigida, obesos y con sobrepeso, tiene muchos factores de riesgo asociados y justamente factores de riesgo que son exacerbados por la sibutramina cómo la hipertensión arterial, la arritmia, la sensación de aceleramiento, entonces, por lo tanto, como no va ser importante que nos preocupemos de esto. Y después, frente a una persona normal que quiere bajar unos 4 kilos, cómo saber si se le va a hacer el más grande daño en vez de beneficio”.
-¿Qué te parece el cuestionamiento que hacen muchos nutriólogos ante la medida?
“Es natural que hagan un cuestionamiento, en el sentido en que ellos lo ven desde la perspectiva muy individual, desde la perspectiva del paciente que están siguiendo, caso a caso. Nuestra responsabilidad es con una mirada de salud pública.
“Quisiera solicitarles que pudieran darle más una mirada de salud pública al tema de sibutramina”.
-No por menos en Europa y en Estados Unidos se prohibió.
“Claro. Si las grandes agencias que tienen la más amplia experiencia a nivel mundial como es la Agencia Europea de Medicamentos y la FDA, que son tremendamente referente y además, el mismo laboratorio dueño del producto original, Abbot, hace un retiro de su medicamento a nivel mundial, qué nos estamos preguntando”.