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Pierre Bergé cumple 80 años como el genio tras Yves Saint Laurent

15 de Noviembre de 2010 | 13:30 | Por Sabine Glaubitz , DPA
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AFP

PARIS. - Sin el genio financiero de Pierre Bergé, el nombre de Yves Saint Laurent no se habría convertido jamás en la lujosa marca YSL.


Porque mientras su amante Yves Saint Laurent poseía el talento creativo y diseñaba cuatro colecciones al año, Bergé apuntalaba con mano dura la firma de moda. l, que el domingo cumple 80 años, rara vez saltó a los titulares, sino que manejó discretamente las finanzas durante casi medio siglo y está considerado como el hombre en la sombra de la pareja.


Su habilidad para los negocios y su audacia no salieron a relucir hasta la muerte de Yves Saint Laurent, en junio de 2008.


Y es que Bergé convierte en oro todo lo que toca, incluso su pasado con el niño prodigio de la moda parisina, depresivo y adicto a las drogas.


En 2009, organizó una de las subastas más espectaculares, donde la colección de objetos y obras de arte reunidas por él y su amante se vendió por el precio récord de 351 millones de euros (483 millones de dólares). El acontecimiento saltó a los titulares como la subasta del año.


Después, en la primavera de 2010, publicó un libro sobre su relación con "Yves" y organizó en el museo parisino Petit Palais una gran retrospectiva sobre el modisto.


Para redondear la operación multimedia de márketing, en septiembre se estrenó en el Festival de San Sebastián el documental "L’amour fou", que por el momento no tiene fecha de estreno comercial en España ni en Latinoamérica.


El genio de las finanzas conoció al tímido e introvertido Sain Laurent en 1958, en el entierro del icono de la moda Christian Dior. De aquel encuentro entre el sensible creador y el avispado hombre de negocios y amante del arte no sólo surgió una relación amorosa, sino que también supuso el inicio de una historia de éxito: la marca, fundada conjuntamente en 1962, se convirtió en una empresa ampliamente diversificada que Bergé vendió en 1993 por cerca de 600 millones de dólares al grupo farmacéutico Sanofi.


En 1999, Gucci adquirió el sello YSL. El diseñador estadounidense Tom Ford se hizo con la responsabilidad de la sección prt--porter, mientras que la alta costura siguió en manos de Yves Saint Laurent hasta su retirada, en 2002.


El amor al arte es para Bergé algo ligado casi por instinto a los negocios. Antes de dirigir la carrera de Saint Laurent, seis años más joven que él, se ocupó durante ocho años del pintor Bernard Buffet.


En 2001 inauguró su propia casa de subastas, Pierre Bergé & Associés, con sucursales en Ginebra y Bruselas. Junto con la casa Christie’s, hizo que el remate de los 700 objetos y obras de arte suyos y de Saint Laurent se convirtiera en todo un acontecimiento mediático para el que alquiló el Grand Palais de París, redecorado por un millón de euros (1,4 millones de dólares).


Y es que este empresario puede ser muy seguro de sí mismo, enérgico y temperamental, pero nadie lo tildará de tacaño. Si algo toca su corazón, lo financia generosamente.


Mecenas tildado de "izquierdista", apoyó una vez al entonces presidente Franois Mitterrand y hasta hoy está considerado uno de los principales financiadores de la socialista Ségolne Royal, que en 2007 se enfrentó por la presidencia francesa a Nicolas Sarkozy.


Amante y conocedor de la música, incluso convenció a Mitterrand de que construyera una gran ópera además del Palais Garnier: la ópera de la Bastilla, concluida en 1989. Bergé la dirigió como presidente desde los difíciles comienzos hasta 1993 y convitió al joven coreano Myung-Wung Chung en director musical.


Altruistamente, de forma paralela a sus actividades como director gerente de Yves Saint Laurent, Bergé dirigió también esta ópera de 2.700 plazas. Y no era la primera vez: desde 1977 a 1981 ya gestionó el teatro parisino l’Athenée, que en 1982 regaló al Estado francés.


Bergé explica con una amplia sonrisa a quienes quieran oírlo que ha hecho lo que ha querido con su dinero. Así, recientemente salió a la luz que, junto con otros dos inversores, asumió el control del diario francés "Le Monde" e invirtió unos 110 millones de euros (151 millones de dólares) en el vapuleado rotativo.