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Soledad Ovando: “La esposa, la mamá y la ejecutiva perfecta no existen”

La gerenta general de Banco Estado Microempresa ha construido una carrera basada en la disciplina y la responsabilidad. Mejor Ejecutiva del año, asegura que no tiene culpas respecto de su vida familiar.

02 de Diciembre de 2010 | 10:48 | Por María José Errázuriz L.
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El Mercurio
Tiene sentido del humor y es relajada. Quizás esas son algunas de las claves de su exitosa carrera que la convirtieron en la Mejor Ejecutiva de 2010, premio entregado por revista Capital y Mujeres Empresarias.

Soledad Ovando (43 años) es llana y no esconde los atributos que después de una extensa vida profesional la tienen en la gerencia general de Banco Estado Microempresas desde el 2007, fecha en que uno de sus mentores, de cierta forma, le legó el cargo.

Su agenda es apretada; conseguir una entrevista lleva tiempo más que nada por las escasas horas libres de las que dispone, especialmente a fin de año, pero igual nos recibe –con un cigarrillo en la mano- y se da tiempo para evaluar la que ha sido su vida como ejecutiva.

Estudió ingeniería civil industrial en la Universidad de Chile, período en el cual se casó y tuvo a sus dos hijas. Tenaz no abandonó y tampoco nunca pensó en no ejercer lo que había elegido por vocación. Hoy enfrenta todos los días nuevos desafíos junto a un equipo del que se siente muy orgullosa.

-¿Alguna vez planificaste tu carrera, la visualizaste?
“Nunca. El otro día estaba conversando con mi hija mayor y le decía que nunca había pensado en ‘lo que voy a hacer en 10 años más’ o en ‘yo quiero estar aquí’, sino que pensaba que quería hacer las cosas que me gustaban y hacerlas con mucha responsabilidad y dedicación. Pensé las cosas básicas que piensa todo el mundo como si entro a la universidad quiero terminar, pero cuando lo hice no sabía si era eso lo que quería estudiar.
“De a poco fui encontrando las cosas que me gustaban, pero creo que todo pasa por el hecho de que le pongo dedicación y responsabilidad a las cosas que he hecho y eso me ha llevado a un camino medio insospechado”.

-Estudiaste en la Chile, universidad dura, ingeniería civil, que es de hombres. ¿Crees que eso te preparó?
“Sin duda que sí, porque el construirte en esa carrera, en esa escuela, en esa universidad te va haciendo más dura, que te des cuenta que hay un montón de obstáculos que eres capaz de superar. Requiere harta disciplina, harto trabajo por tu autoestima, porque en esa carrera es fácil sentirse frustrado o inseguro si no estás parada en tus dos pies. La Chile construye cosas de vida que son muy interesantes, además de generar un círculo de amigos hasta el día de hoy; el ambiente era tan inhóspito que la única forma de sobrevivir era tener un buen grupo de amigos.
“Siento que la escuela me dejó puros aprendizajes”.

-¿Cuál fue tu opción cuando saliste de la universidad?
“Quería trabajar en algo relacionado con el servicio social y nunca se me hubiese ocurrido que eso se podía hacer en un banco. Entré primero al Ministerio de Salud, pero no me gustó; quizás había algo de inexperiencia de mi parte, no me sentí cómoda y por eso me retiré”.

Llegó a trabajar al Banco Estado porque un profesor de la U buscaba ingenieros para desarrollar el programa microempresas. Aunque tuvo un breve alejamiento, porque la enviaron a otra sección, pidió su retornó a Jaime Pizarro, a quien sucedió en la gerencia general hace tres años. “Todavía hay compañeros de trabajo que formamos parte de ese equipo desde los inicios y que somos los socios fundadores (se ríe)”.

-¿Nunca has tenido una jefa mujer? ¿Hace una diferencia?
“Indirecta sí, directa no.
“Creo que sí, trato de imaginármelo a partir de la gente que trabaja conmigo y no es lo mismo trabajar con un hombre que con una mujer para los dirigidos de uno. Todo depende de como uno sea, pero siento que uno tiene hartas posibilidades de hacer la diferencia, cuesta menos generar cercanía con las mujeres, sobre todo, en este país donde hay una estructura masculina marcada todavía bastante machista. Las nuevas generaciones vienen con otro switch, son más femeninas, pero la sociedad todavía tiene marcado que el hombre tiene que ser frío y mostrar poco las emociones”.

-Se habla de liderazgo femenino, ¿cómo se da en tu caso?
“Lo defino de manera súper sencilla. Digo que en el mundo ejecutivo, en general, los códigos son súper masculinos y cuando se habla de liderazgo femenino significa querer ser entendida con su femineidad, con su forma de hablar distinta, con modales diferentes y que no por eso te estigmaticen de que eres más débil o no eres capaz de tomar decisiones.
“No me gustan las mujeres que ejercen un estilo de liderazgo masculino, porque lo más importante para una ejecutiva es seguir siendo mujer y ejercer su alto rango de responsabilidad manteniendo sus características propias del género como ser más preocupada ciertos detalles que te hacen darte una vuelta más porque te fijas en cosas en las que los hombres, a veces, no se fijan.
“Esto es un gran aporte para la sociedad, sobre todo porque la gente anda buscando trabajos donde ser felices. El liderazgo femenino también lo pueden ejercer los hombres porque tiene que ver con las emociones”.

-¿Crees que las mujeres tienen más dificultades a lo largo de su carrera?
“Dificultades externas, no intrínsecas porque no tengan las capacidades. Conozco millones de historias de mujeres que lo hacen tan bien como los hombres en términos técnicos, pero la dificultad es cómo asumes tu rol de madre, porque todavía a este país le hace falta hacerse cargo de la maternidad. Creo que he tenido suerte porque tengo una tía que cuidó a mis niñas para que saliera a trabajar, pero muchas mujeres no tienen esa suerte y se hace súper difícil compatibilizar ambas cosas”.

-¿Qué se necesita para llegar a ser un alto ejecutivo, sobre todo, siendo mujer?
“Creo que se necesita harta convicción en las cosas que uno hace, que uno ame el trabajo que tiene y que tenga sueños importantes. Las competencias técnicas también importan pero estas no sirven de nada si no hay cosas superiores que te movilicen y esas cosas superiores pasan por la pasión, la convicción y el amor que tienes por tu trabajo”.

Los momentos duros, según Soledad, una mujer se los sufre más que un hombre. Así fue el pasado 27 de febrero, cuando el día lunes siguiente había todavía 100 empleados de esta filial que no habían dado señales de vida y que era necesario ubicar. Al frente de todas las acciones de emergencia, considerando que tenían daños en las sucursales y que muchos de sus clientes habían quedado damnificados, Soledad asegura que a pesar de que se llora, eso no resta nada a la posibilidad de salir adelante en forma eficiente.

“Tuvimos que tomar decisiones con mucha incertidumbre y hubo que poner a prueba toda la flexibilidad y la capacidad de tirarse a la piscina con poca información”, recuerda.

-¿Hoy con 43 años, qué priorizas en tu vida?
“Creo que cuando uno se mete en este tipo de trabajos y lo haces porque te gusta, hay cosas que debes dejar claras como que la esposa, la mamá y la ejecutiva perfecta no existen. Esas tres cosas perfectas no se pueden hacer y más que priorizar es cómo vas equilibrando todo de manera de dar lo mejor posible en todos los frentes. Ante una emergencia, siempre la prioridad va a ser mi familia, pero en la mía tratamos de equilibrar; de hecho mis hijas me tirar mensajes como ‘te estas yendo al chancho con el trabajo’ y entonces, uno corrige”.

-Tus hijas están grande, pero ¿fuiste mamá con culpa? ¿lo sigues siendo?
“No, a veces, te dan lata las situaciones, pero nunca me he levantado pensando que me perdí los mejores años de mis hijas. Me da lata que a veces me dicen que no hemos conversado y lo trato de reparar; tengo suerte porque son comprensivas y saben que soy trabajólica y que lo que hago me hace feliz”.

-¿Para llegar al puesto donde estás, hay que ser trabajólica?
“No sé si trabajólica, pero hay que esforzarse harto. Además, como en el tenis, donde se decía que el Chino Ríos era el talentoso y Nicolás Massú el perseverante, yo soy más como Massú, las cosas no me salen así no más, me gusta prepararme, tengo que estudiar y por eso, la disciplina tiene un espacio muy importante en mi vida temporal”.
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