¿Cuál es la verdadera felicidad de los niños y niñas en esta Navidad? ¿Los regalos fastuosos o las expresiones de cariño sinceras?
"Podemos entregar un regalo enorme, pero si ese día se generan discusiones, terminamos retando o castigando a nuestro hijo, o el ambiente es de incomodidad y tensión esa Navidad se transformará en un recuerdo poco agradable", plantea Mónica López, psicóloga y terapeuta familiar y de pareja (
www.sanarte.cl).
Es que el verdadero regalo, como dice cualquier cliché navideño, es estar en familia sea cual sea su formación, sanguínea, amistosa, espiritual, etc. Por lo tanto, lo esencial de estas fiestas será estar en un ambiente agradable y amoroso.
"Por ejemplo, para fomentar esas condiciones es hacer partícipes a los hijos en preparar la cena navideña, decorar la casa, el árbol, puede incluso que en vez de hacer un regalo a cada uno, se haga uno para toda la familia o que antes de recibir los regalos se converse sobre qué pedirán como familia al Viejito Pascuero", dice la psicóloga.
Lo importante, agrega, no es cuánto gastas porque la felicidad no radica en eso, sino más bien en los vínculos, en la entrega de amor, en el compartir momentos y construir familia.
Por este motivo, advierte no todos los regalos deben ser materiales.
"Podemos regalarles algo pequeño o incluso hecho por nosotros y complementarlo con un cupón o 'vale por' un taller o curso de pintura, una inscripción a natación o alguna actividad de su interés que puede entregarle una experiencia más valiosa que un regalo material", afirma.
Asimismo, indica que una dinámica para practicar en la Nochebuena es escribir una tarjeta a cada miembro de la familia (independiente de la edad de los hijos o hijas), donde los padres expresen su orgullo por los logros que han visto en ellos este año, "o le cuenten los recuerdos lindos que atesorarás, le entregues buenos deseos, expreses tu afecto e invites a seguir creciendo en algún área que pueda estar media débil".
Actividades como éstas, tienen como objetivo fomentar la retroalimentación entre padres e hijos, donde ellos puedan sentir lo cerca y atentos que están papá y mamá a sus progresos, aprendizajes, desafíos y esfuerzos, además de valorar los momentos junto a ellos.
Ahora, si la idea es regalar algo material, la clave es no sobre endeudarse. "No es bueno ilusionar al niño ni exigirse a cumplir con lo que pide si es que en verdad no se puede económicamente". Para ello, será fundamental que los chicos tengan claro, que no todo lo que piden lo tendrán y de paso, trabajarán su tolerancia a la frustración.
Un día especial
Sin duda, la Navidad es un día que renueva la energía amorosa familiar y donde se pone de manifiesto, el estado emocional y las relaciones interpersonales entre sus integrantes.
"Si la mamá está culposa porque pasa todo el día trabajando y no tiene tiempo para sus hijos, querrá darle el mejor regalo o el más caro, pero es justamente ella la que tiene que pensar en qué es lo mejor para ellos. ¿Un fin de semana, un día en la semana juntos regaloneado o un juguete desechable?", reflexiona Juanita Silva, terapeuta de familia.
Por eso lo importante, añade, es que las celebraciones no giren en torno a los regalos e independiente a cómo sean, deben valorarse como muestras de cariño.
La especialista Mónica López propone fomentar a que los niños y niñas hagan regalos con sus propias manos: "Tarjetas, dibujos, collares de mostacilla u otros, donde puedan sentirse partícipes del dar y ver que no todo tiene relación con el dinero".
En este sentido, otra actividad educativa será hacer parte a los niños de gestos sociales, como donar a fin de año juguetes, ropa, regalar una cena de navidad o un regalo nuevo a otros, "todas estas acciones podrán ir generando en ellos, mayor sentido de lo que significa dar y recibir, más allá del contexto de fin de año", sostiene.
