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Cecilia Morel: “Tenemos que tener cuidado de que estas exigencias se hagan sin una ansiedad compulsiva”

La Primera Dama habla de las demandas sociales y la explosión de varias de ellas. Apunta a que es bueno el empoderamiento que se observa en los chilenos, pero hace ver que en ello hay también mucha impaciencia. Hace de paso un llamado a la autocontención.

26 de Enero de 2012 | 09:07 | Por María José Errázuriz L.
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El Mercurio

Es, quizás, una testigo privilegiada de los diversos pulsos que mueven a los chilenos hoy. Sus salidas a terreno le permiten conocer de cerca la realidad de quienes están en una situación vulnerable o que con esfuerzo han logrado ponerse de pie.


También es observadora de las demandas que la clase media hace en distintos frentes y que el año pasado se concentraron, principalmente, en educación y defensa de los derechos de los consumidores.


La Primera Dama, Cecilia Morel, no rehúye dar su opinión. Tiene una postura clara frente a las diversas movilizaciones que ha debido enfrentar el gobierno de su marido, Sebastián Piñera, y cree, firmemente que los resultados de las políticas implementadas serán, más temprano que tarde, percibidas por la gente que hoy reclama.


Dice haberse sentido sorprendida, en un comienzo, por la explosión repentina de las muchas frustraciones incubadas en la población, “como si hubieran estado guardadas bajo la alfombra por mucho tiempo” y que además, resultaban paradójicamente contrarias a la realidad del país, con una tasa de desempleo baja y con buenos índices económicos.


“Como que nada calzaba con este malestar tan profundo, pero luego fue tomando una forma más concreta”, explica y agrega que después, se pudo ver que además era parte de una extensión del movimiento global de los indignados en el mundo.


Aún así, aclara que ambos fenómenos no son comparables porque, como en el caso de España, el problema allá ha sido la pérdida de beneficios por parte de la clase media, mientras que en Chile se trata más bien de una clase media “más empoderada, exigiendo más derechos... que por lo demás este Gobierno se ha caracterizado potentemente por defender”.

-¿Por qué no pasó esto en 20 años de gobiernos de Concertación donde se hablaba de derechos?
“Porque todos los fenómenos van evolucionando de a poco; se trata de procesos que van madurando hasta que llegan a su punto de explosión. En el tema de educación se trata de una generación nueva que está sobre endeudada, eso es verdad, y que se dio cuenta de que cargaba una mochila y explotó ahora. También es cierto que había explotado en el gobierno anterior y se pensó que les había dado respuesta”.

-Usted habla de frustración, pero también hay rabia. Un paseo por las de redes sociales muestra rabia en todos los ámbitos.
“La rabia es el mecanismo de defensa más básico frente a la frustración; ahora también creo que hay un tema de descontento con un sistema que ellos ven, los jóvenes, lejano. Las redes sociales se crearon para generar nuevas formas de comunidad y encuentro, pero es verdad, que en una parte, son peligrosas porque se da una suerte de linchamiento y también, de basurero del consciente que no se puede decir en público. Muchos opinan con mucha fuerza con nombre y apellido, pero, quizás, los más violentos sean personas con identidades falsas. Es una forma de tirar para afuera todo lo que se tiene acumulado”.

-¿Este es el Chile moderno?
“No, creo que estamos viendo el lado negativo de la modernidad. Creo que es bueno que la gente tenga conciencia porque la conciencia es el primer paso del crecimiento, de la madurez, pero esa conciencia debe ser integral, no sólo de un aspecto de mis necesidades, sino que también de mis deberes y mis derechos, de los derechos de los demás, de entender que la sociedad avanza como un conjunto, no sólo sectorialmente.
“Así como están los estudiantes, están la tercera edad, las personas con discapacidad, los niños. Cuando un papá administra su presupuesto, su casa, debe ver todas las necesidades y debe guardar hasta para prevenir emergencias y reparaciones de la vivienda. No lo puede gastar todo en las necesidades básicas y eso es lo que hace un gobierno. Un gobierno no se puede centrar en responder exclusivamente a un sector.
“Lo que hay en este empoderamiento es impaciencia y tenemos que tener cuidado de que estas exigencias por satisfacer nuevas necesidades, que son típicas del desarrollo, se hagan sin una explosión de ansiedad compulsiva”.

-¿Siente que ese es el peligro, que se pierda un poco el sentido de comunidad?
“Sí, insisto, creo que es bueno el empoderamiento siempre y cuando se tenga presente que tú no eres el único, no eres el centro, que somos todos, que todos queremos que Chile crezca. Prefiero ver el lado positivo que ha surgido de todo esto, se ha avanzado mucho.
“No se puede responder en un día todo, por eso digo que hay que controlar la ansiedad, la exigencia inmediata, la respuesta a la totalidad de las demandas. Ahí es donde yo creo que debemos tener un poquito más de autocontrol, de límites”.

-Desde los 80 se viene diciendo que nos hemos convertido en una sociedad muy individualista. ¿Es eso lo que nos está pasando la cuenta hoy?
“La sociedad moderna implica tomar mayor conciencia de sí mismo y es bueno y necesario no ser parte de la masa, porque uno necesita pararse en los dos pies y tener la identidad clara, ser consciente de las propias posibilidades y limitaciones. En ese aspecto del individualismo, la sociedad moderna es positiva.
“Ahora, la realización personal, el desarrollo personal pasa por los otros; en el caso de la sociedad pasa con los otros. Uno va a ser feliz no sólo en la medida de que uno se desarrolle, sino que también en el que mi hermano, mi barrio, mi país crezca. Este concepto hay que volverlo a colocar de relieve”.

-Habla de felicidad, ¿cree que los chilenos son felices hoy?
“Es muy paradójico, porque en las grandes encuestas los chilenos declaran ser más felices que la sensación ambiente, que el termómetro ambiental. Evalúan mucho mejor su vida personal, familiar, de pareja, laboral y profesional incluso que esta sensación de inconformidad que se percibe”.

-¿Cuál es su visión a futuro?
“No soy experta, creo que cuando ya hay un empoderamiento eso va a seguir, pero también puede llegar el momento en que las personas que se sienten pasadas a llevar en sus derechos por los que tienen más fuerza y capacidad de manifestarse, también se hagan oír. Hay que hacer un llamado a la reflexión, a la autocontención, de pensarse como uno del sistema; no existe sociedad sin instituciones y por eso, además del respeto a las personas hay que tener respeto por las instituciones que son los pilares de la sociedad.
“Hasta las tribus más primitivas se autodeterminan y ponen límites a las necesidades y expresiones individuales a cambio del bien común. Como ser humano hay que vivir con otros, y para vivir con otros en paz y armonía se requiere siempre renunciar a algo propio, individual. Eso es parte de la esencia de la humanidad”.


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