El Mercurio
Ha pasado un tiempo desde que te divorciaste, sufriste todo lo que conlleva una ruptura amorosa, el fracaso de un plan de vida y la tristeza -y a veces incomprensión- de tus hijos. Probablemente es una de las cosas más dolorosas que te ha tocado vivir. Pero como no hay mal que dure cien años, lograste conocer una persona que te interesa, que sientes que te comprende y que te ha hecho volver a creer en el amor. Incluso han decidido darle una nueva oportunidad al matrimonio y piensan en casarse. ¿Sabes si estás preparado/a?
No existe un tiempo reglamentado para olvidar, ni tampoco está estipulado un plazo para encontrar a alguien más, pero el éxito de tus siguientes pasos dependerá de cuán sanadas estén las heridas que acabaron con la relación anterior y con cuánta honestidad enfrentas el haberlas superado.
El psiquiatra de la Clínica Alemana, Guillermo Gabler, asegura que se debe tener mucho cuidado cuando se es de esas personas que creen que es mejor estar mal acompañada que sola. “Mucha gente se busca una nueva pareja porque es incapaz de estar sola, y se embarca en relaciones de pareja muy sin destino desde un comienzo, y se van repitiendo los patrones”, señaló.
Sobre todo este tipo de personas deben tener claro que la próxima relación no será la, entre comillas, definitiva. Antes de volver a encontrar el amor -uno constante y con proyección-, es muy probable que se pase por parejas transitorias, de una noche, de una semana, etcétera. Y son justamente estos episodios los que servirán de puente para realmente superar las trancas del pasado.
“Por eso, muchas veces pasa que la pareja siguiente paga el pato por cosas que siente que no tiene ninguna responsabilidad; en esa relación logras resolver lo que no pudiste en la anterior”, comenta Gabler y agrega: “Hay un terapeuta que dice que en una fiesta donde hay mil personas, probablemente sacarás a bailar a alguien parecida a la persona con la que no lograste resolver un conflicto anterior”.
El miedo a un nuevo fracaso puede ser otro paralizante, y es normal. Pero en la medida en que se trabaje las cosas que fallaron en el primer matrimonio, las probabilidades en un mal final se minimizan. De hecho, las cifras, al menos en Chile, son optimistas. De los 347 mil 774 divorciados que se registraron en el Registro Civil entre enero de 2005 y mediados de 2011, 45 mil 885 se casaron de nuevo. De ellos, apenas el 1% volvió a la soltería.
Los hijos y el dinero, un punto de disputa
Gabler comenta que los problemas más comunes que se ven en la consulta, cuando de segundas nupcias se trata, es el tema económico, cuando en general, un hombre debe responder a su antigua familia y a la nueva.
El segundo conflicto es el de los hijos, cuando el objetivo es hacerlos partícipes de esta nueva familia que se está formando. Ante esto, el psiquiatra recomienda tener mucho cuidado de que ellos crean que se les quiere imponer un padre sustituto, y por eso es importante que cada miembro de la pareja comparta tiempo a solas con sus propios hijos.
En su libro “How to get married... Again”, la psicoterapeuta Jill Curtis también ahonda en el tema de los hijos en un segundo matrimonio. En el caso de que hayas decidido volver a casarte, ella aconseja:
-Infórmale tus planes a tus hijos desde el comienzo, para reforzar en ellos la imagen de la pareja (su mamá y su pololo, o su papá y su polola), como un matrimonio.
-Dales tiempo para procesar la idea y conversarla contigo. Curtis advierte que incluso los hijos mayores pueden mostrar algún tipo de emoción negativa ante la noticia. Se debe ser paciente con aquellos que se oponen tajantemente a tu matrimonio.
-Prepárate para responder sus inquietudes acerca de cómo les afectará a ellos tu nuevo estado civil.
-Recuerda siempre que si tu futuro marido tiene un hijo, te estás casando con una familia, no solo con un individuo.
-Pregúntale a tus hijos si tienen alguna idea para hacer el día de la celebración e inclúyela.
La participación de ellos es importantísima para que acepten y comprendan la nueva realidad. Curtis recomienda tomarse una foto todos juntos el día del matrimonio, que simbolice el comienzo de la nueva familia.
