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Lo bueno de cometer errores en la vida

La interpretación positiva o negativa depende de cada persona, pero es un hecho que es la oportunidad de aprender.

18 de Mayo de 2012 | 15:32 | Por Francisca Vargas V.
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“Un error ocurre cuando tienes ciertas expectativas e ilusiones sobre las cosas y cómo vas actuar y finalmente resultan otras”, explica Natalia Córdova, psicóloga especialista en psicoterapia para adultos y formación de habilidades (natalia.cordova@gmail.com).


Aclara que mientras más distorsionadas sean las expectativas respecto a la realidad más posibilidades se tiene de cometer errores. “Si desde el inicio pudieras prever todo lo que va a ocurrir, las cosas más positivas que negativas, no sería un error porque estás haciendo algo, sabiendo lo que va a ocurrir”, detalla.


Sin embargo, la encrucijada se manifiesta en situaciones nuevas donde es imposible anticiparse a lo que va a suceder y es imposible controlar todas las variables. “Justamente son esas situaciones las que nos permiten aprender. Uno aprende en relación a lo desconocido”.


Al enfrentar ese ambiente nuevo, el contraste con la realidad podría llevar a cometer errores, por ejemplo, en las relaciones de pareja.


“Cuando comienzas una relación tienes ciertas expectativas sobre cómo van a ser las cosas, cómo te vas hacer sentir, cómo se va comportar contigo, pero muchas veces, esas expectativas no tienen nada que ver con la realidad y el contraste, te dice, él no era quien yo pensaba”, ejemplifica.


La conclusión, puede ser que fue un error estar con esa persona, pero más bien el error, según la psicóloga, está en el juicio que se hace y la expectativa que no se cumple.


“Hay que aprender que toda experiencia nueva es una aprendizaje y que si no cumple con lo que creías no es un error sino una oportunidad para saber quién soy o cuáles son mis limitaciones u otras reflexiones que se pueden hacer”.


En ese sentido, dice que los errores son el pago por aprender cosas nuevas y que no hay errores tan grandes que valgan la pena limitarse a tener nuevas experiencias.

Fracasos y errores

De esa forma, los errores serían mecanismo para desarrollar habilidades y ejercicios previos para aprender a no actuar de la misma manera.


Ahora, todo dependerá del juicio/realidad que tenga la persona. Natalia Córdova especifica que si se mantienen los pies en la tierra, aceptando que la realidad es diversa y que no se puede controlar ni predecir muchas cosas, él o ella estará más preparado para controlar esos errores, que son finalmente, posibilidades dentro de una realidad que no se puede controlar.


Además, hace la distinción que hay errores leves y otros que se vuelven graves, cuando no se pueden soportar porque las consecuencias que conllevan son duraderas y producen mayor malestar. “Por lo tanto, lo malo no estará en cometer errores sino en quién tú eres para asumir ese error y ver qué sacas en limpio de esa experiencia”.


Más enfático es Raúl Carvajal, psicólogo de la Clínica Santa María, al afirmar que “si no hay error no hay aprendizaje”, pero comparte que la clave está en la lectura que se hace de los errores.


“Si no existiera la posibilidad de equivocarnos, las posibilidades de aprender se reducirían al mínimo. Si tuviésemos una mirada más generosa y más abierta hacia el error evitaríamos caer en frustraciones, rabias, dolores, vergüenzas y llantos”, dice.


Es más, agrega, que todo lo nuevo surge de un error, porque desde ahí es donde se pueden crear cosas nuevas.


“Si me equivoco y no cumplo con las expectativas que tenía, el paso siguiente será moverme para alcanzar mi objetivo. Es en ese ir descubriendo y transitando donde se va aprendiendo que existen otras posibilidades de hacer las cosas y nuevos riesgos que asumir, conquistar”.


Lo preocupante del tema, es que frente al fracaso la persona quede inmovilizada y lo que es peor, cuando sin conciencia repita una y otra vez el mismo error.


“En esos casos existiría una especie de ceguera. Para salir de ese cuadro, hay que revisar a fondo el comportamiento, la manera en que estoy elaborando la vida y volver a empezar, pero hacerlo de manera distinta”, aconseja el psicólogo.


En otras palabras errar es humano, como se dice y más vale dejar los juicios y prejuicios de lado, para interpretar lo que se vive, porque quien no se atreve no cruza el río y quién no se equivoca es un inhumano.


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