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Mi amiga me dejó por su pololo, ¿te ha pasado?

Útiles consejos para saber qué hacer cuando las circunstancias separan a las amigas.

25 de Mayo de 2012 | 15:35 | Por Francisca Vargas V.
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El espacio de intimidad y complicidad que se comparte con las amigas es único. Largas son las horas que se pasan juntas. Conversando, paseando o simplemente acompañándose. Cuando se presenta un problema, se analiza de arriba abajo. Se le da la vuelta completa y se sacan profundas conclusiones.


Es que la amistad entre mujeres es fuerte y puede ser intensa, hasta el extremo de ahogar los espacios propios cuando se mal entiende la amistad y lo peor puede ocurrir en el caso que se viva en distintos tiempos la llegada del amor.


Es que al parecer, las amistades íntimas se resienten cuando una de ellas se pone a pololear, ya que de súbito se acaba con la cotidianidad de amigas inseparables.


“Es frecuente que al inicio de las relaciones de pareja, las personas quieran pasar la mayor parte del tiempo juntas, porque constituye un elemento novedoso y llamativo en sus vidas y quieren conocerlo, compartir, crear intimidad y un espacio en común”, explica la piscóloga Muriel Uribe Contreras (mcontreras@buscoterapia.cl )


Y para lograr esa cohesión, añade, se necesita tiempo y dedicación. ¿De dónde se sacan? Efectivamente, de los espacios que se compartían con la amiga. Sin embargo, la especialista afirma, que son relaciones diferentes donde no hay que pensar que la amistad pasa a segundo plano.


“Lo que pasa es que tenemos la tendencia a comparar al pololo y la amiga, sin detenernos en que justamente son tipos de relaciones que pueden complementarse y convivir juntas, porque son diferentes en objetivos, sensaciones, sentimientos y emociones”, sostiene.

Consejos para no mal interpretar

Para Miguel Ángel Serrano, psicólogo de Clínica Dávila, la situación se podrá manejar en forma razonable si se entiende que las amistades reales tienden a perdurar si funcionan sobre la base de la adaptación.


“Es un proceso natural de adaptación que va a poner a prueba la amistad. Si son realmente amigas van a compartir la felicidad de que la amiga esté con su pololo. Aunque eso signifique renunciar, en parte, al tiempo que destinaban a estar juntas”, señala.


La encrucijada, plantea, también pone a prueba el grado de madurez de las participantes y saca a la luz el egocentrismo con que se relacionan. “Puede haber una dependencia emocional por inmadurez que se traslada hacia muchas otras relaciones y dependencia por carencias pero hay que analizar caso a caso”, establece.


Ahora, si la amiga es muy ególatra le será más complicado empatizar con el buen momento que vive su compañera. “La madurez pasa también por aceptar lo que se siente. Si mi amiga está muy feliz con su pololo yo también puedo estarlo y desde esa felicidad, tolerar la pena que me produce no estar tan juntas como antes y aceptar esos sentimientos contradictorios”, sugiere el psicólogo.


Porque sin duda será mejor que la amiga esté feliz acompañada, que triste sufriendo por su soledad o el desamor, se responde.


En ese sentido, la psicóloga Muriel Uribe anima a la amiga a salirse del papel de “abandonada” y abrirse a nuevas posibilidades de enfrentar el tiempo libre que apareció. Tomar esta situación como una oportunidad más que como una calamidad, generando nuevos encuentros con otras amistades e incentivar los momentos para compartir con la amiga ahora ya emparejada.

La nueva polola

Otro consejo para la que recién se empareja es mantener vivas las relaciones de amistad, independiente de la vida en pareja y entender a su amiga, en cuanto a que se pueda sentir desplazada o triste por su “ausencia”.


“Hay que hacerse el tiempo para conversar sobre la amistad para llegar a un nuevo acuerdo. Es ahí donde es aconsejable que la amiga soltera pueda hacerle ver que se está alejando mucho, que la relación ha cambiado y que se siente afectada o resentida por esta situación”.


Una arista no menos relevante es perder la independencia, ceder los espacios y sin querer queriendo, dejar que la vida comienza a girar en torno a “él” más que en sí misma y ni hablar del estado en que se deja a la amiga del alma.


“Es recomendable mantener espacios para compartir a solas con los amigos y también poder compartir con pareja y amigos a la vez, de forma que las esferas de la amistad y la pareja sean complementarias y coexistentes, sin excluir una de ellas”.


Por tanto, añade Muriel Uribe, es importante aprender a poner límites y dejar las cosas claras en la relación amorosa, explicando siempre la importancia de continuar relacionándose con los amigos y haciendo cosas que solo las compartes con ellos.


Por ejemplo, explica, juntarse con la amiga a conversar, ir de compras juntas, organizar una reunión como las de antaño y cualquiera de las múltiples actividades que se solían compartir juntas. “No hay que olvidar nunca lo que tenían en común e ir actualizando esas experiencias con periodicidad”.


Ni tampoco dejar de lado la famosa frase “que los amores pasan y las amistades quedan”, pero sin necesariamente pensar que las relaciones tienen fecha de vencimiento.


Más bien la recomendación de ambos especialistas es vivir el presente, resolver los conflictos con las amistades, aprender de ellos, crecer y construir una vida tal cual se quiere y junto a todos a quienes se adora y que hacen que la vida sea digna de ser vivida.


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