Josefa Errázuriz: “Estamos asistiendo al despertar de los vecinos”

Fue calificada la sorpresa del momento. Una dirigenta vecinal de Providencia se imponía en las primarias ante dos nombres reconocidos en los medios de comunicación, Jorge Insulza y Cristóbal Bellolio, y de paso desechaba cualquier teoría sobre la eventual influencia de las redes sociales en los procesos electorales.

Así, de la noche a la mañana, sin que nadie lo esperara, la socióloga Josefa Errázuriz, Pepa, (59 años) pasó a convertirse en la contendora única del alcalde Cristián Labbé. Y desde entonces, ella se ha abocado a hacer puerta a puerta, para poder ganar terreno y equilibrar en algo la balanza que lo enfrenta con el polémico edil pro UDI.

Nacida en el seno de una familia tradicional, educada en el Villa María, permanentemente sufrió los motes de hippie u oveja negra y, por ello, no es de extrañar que se le clasifique en las filas de la izquierda, aunque ella asegura ser independiente-independiente.

Funcionaria por 33 años del PNUD, sólo cuando se jubiló logró asumir en su totalidad su vocación de servicio vecinal, bajo lo que ella denomina un servicio país de la tercera edad.

-Pudiste quedarte en tu casa cocinando, que es una de tus pasiones. ¿Está en tu ADN estar en las grandes batallas?
“Está en mi ADN estar en las batallas. Son grandes batallas, así las considero, pero a nivel nacional, los temas vecinales no son grandes batallas; los vecinos no son motivo de prensa”.

-Iniciaste tu trabajo vecinal el 2002, ¿eso se dio porque te pesaba el hecho que tu madre fuera presidenta de las mujeres del ex Partido Liberal?
“Yo creo que estaba en mi ADN, en forma muy marcada. A mí siempre me interesó el tema de mi comuna, pero estando en el PNUD no podía asumir un cargo visible. Desde chica acompañaba a mi mamá a las conversas y reuniones de su partido, incluidas sus actividades en la calle. Para mí la política era un deber”.

-¿La política esta en la sobremesa de tu casa? Tienes incluso un hermano embajador.
“Sí, por mi hermano, pero por mi madre. Me acuerdo de haber llegado del colegio y que me hicieran callar porque mi madre estaba dando una conferencia de prensa. Ese ADN lo tienes y cuando decidí jubilarme a los 55 años, activa, decidí cumplir mi deseo de hacer servicio país-tercera edad. Sentía el deber de asumir un compromiso con la sociedad”.

-Mientras estuviste en el PNUD estabas en latencia, por decirlo de alguna manera. Aún así ¿vivías la política desde otra mirada?
“El PNUD tiene la obligación de trabajar con el gobierno de turno del país en donde esté e hicimos muchos proyectos. Eso de alguna manera acalló o satisfizo esa necesidad mía de ayudar a los otros”.

-¿Cómo viviste el gobierno militar? Hay una insistencia en clasificarte en las filas de la izquierda.
“Hay una insistencia, pero yo no soy de la izquierda; soy militante ciudadana. En el gobierno militar trabajaba en el PNUD desarrollando proyectos conjuntos como el de ciencia y tecnología. Ahora, no quisiera que nunca más en Chile vivamos un tipo de cosa así; soy una ferviente creyente de la democracia.
“La insistencia se da porque vengo de una familia tradicional pero no soy la típica niñita Errázuriz que se casaba y se dedicaba a su familia. Pasé de ser hippie, a ser de izquierda y después a ser oveja negra. Eso, en todo caso, me pasa muy por el lado porque mi verdadero interés es ayudar a los otros. Somos bichos raros los que queremos ayudar a los otros; tengo un compromiso con mi país por haber recibido muchas cosas, pero como que la gente necesita encasillarte en alguna parte y la vida no es así”.

Josefa, una vez jubilada el 2007, asumió un rol más activo en la Unión de Juntas de Vecinos, lo que derivó que en 2008 asumiera su primer desafío electoral como candidata a concejal en representación de los vecinos con la finalidad de poder fiscalizar los temas que a la ciudadanía le interesaban. En esa contienda obtuvo un 4,37% de los votos, pero el sistema binominal la sacó de la jugada.

-¿Por qué insistir en un trabajo, el vecinal, que está tan acallado?
“Porque me interesa la calidad de vida de mi barro, lo que hará una mejor comuna, una mejor ciudad y un mejor país. No me motiva una diputación, porque creo que lo mío es lo micro, lo barrial, aquello que tiene que ver con la calidad de vida del día a día. “Es verdad que los vecinos están acallados, pero han crecido mucho”.

-¿Estamos asistiendo al despertar de los vecinos?
“De todas maneras, estamos asistiendo la despertar de los vecinos, pero además estamos asistiendo a un fenómeno nuevo donde el vecino pasó del lamento –‘pucha, me rompieron la calle’- a hacer propuestas. La ciudadanía está buscando tener incidencia en las políticas públicas”.

-¿Un despertar que pasa sólo por tomarse las calles?
“Es la única forma para que vayan los medios de comunicación. Los estudiantes dejaron una valla muy alta porque si no se tienen 200 mil personas en la calle el problema no existe y la prensa no lo considera. Pero soy una convencida de que no sólo tenemos que ir a la calle, hay que buscar los espacios de participación y bienvenida la ley que se aprobó el 2011 y que posibilita los plebiscitos vinculantes y obliga a tener consejos de la sociedad civil en todos los municipios. Es el momento de hacernos respetar”.

-El 2008 lo intentaste en las urnas y perdiste. ¿Por qué intentarlo de nuevo?
“Porque son dos elecciones muy distintas. La de concejal está regido por el binominal y si no militas en un partido no tienes muchas opciones; la de alcalde es bajo el sistema mayoritario. Además, lo que se buscaba el 2008 con mi candidatura era más bien testimonial para enrostrarles a los concejales de entonces que no nos estaban representando bien”.

-¿Hoy, tu candidatura no es testimonial? Cristóbal Bellolio asegura que te falta hambre de poder.
“No es testimonial y la verdad es que con Cristóbal tenemos estilos muy distintos. Es verdad que no tengo hambre de poder, pero sí quiero liderar mi comuna porque tengo propuestas distintas”.

-El mundo de la alcaldía es político...
“Por supuesto, yo hago política todos los días, pero no partidista. Una independiente puede llegar a ser alcaldesa... no tengo hambre de poder, no quiero ser ‘Pepa Errázuriz, alcaldesa’ por mí, sino por mi comuna”.

-Te vas a enfrentar a un hombre que tiene las máquinas de los partidos.
“Lo sé y veremos si la gente de Providencia quiere las máquinas de los partidos o la máquina de las propuestas. No le tengo susto a enfrentar al alcalde, pero soy honesta”.

-¿Esa hambre de poder no la tienes porque te provoca ruido la clase política?
“Creo que no está en mi ADN, y a lo mejor tienes razón, a lo mejor me molesta que la clase política tenga sólo ansias de poder. Mira la democracia representativa que tenemos: votamos cada cuatro años y punto; te ofrecen el oro y el moro y muy pocos cumplen sus promesas. Y si no lo hacen no les sale ni por curados, se vuelven a reelegir”.

-O sea, para ti la clase política está absolutamente...
“Muy desprestigiada. No estoy en contra de que no existan partidos, porque efectivamente no hay democracia sin partidos, pero haber ganado esta primaria significa que los partidos de todos los colores deben darse cuenta que se deben fortalecer”.

-Es inevitable ver tu candidatura como la lucha de David contra Goliat.
“Sí, todos la ven así. Imagínate la cantidad de recursos que tiene Labbé, basta recordar la gigantografía que puso en la Plaza Italia el 2004... yo con suerte tendré una fotito, porque además no está en mí. Acepto ser el David, porque creo que la ciudadanía ha cambiado, quiere programas y a eso vamos a apelar”.

-De las contiendas electorales se sale, a lo menos, magullada. ¿Estás consciente de eso?
“Es probable, magullada de alguna manera sí, pero vencedora. Voy a dejar mi alma en esta candidatura”.