EMOLTV

Valentina Quiroga: “La gente se hastió con los que están en política”

La directora ejecutiva de Espacio Público afirma que el traje institucional de la democracia quedó chico y urge abordar la crisis que se vive. Aún así, descarta que esta crisis ponga en riesgo el sistema.

03 de Enero de 2013 | 08:40 | Por María José Errázuriz L.
imagen
Foto de Héctor Yañez
Pobladores colocando barricadas en las carreteras para llamar la atención y lograr, al fin, la solución a los problemas por los que reclaman hace tiempo. Esa pareciera ser la postal del año 2012 y de seguro la que se repetirá este año.

Definitivamente, algo pasa con el Chile de hoy, donde la ciudadanía ya no siente que sus representantes –parlamentarios o autoridades locales- sean el camino efectivo donde exponer sus peticiones y demandas, y la calle se ha convertido en el escenario para hacerse escuchar.

La ingeniera civil, magister en economía, fundadora de Educación 2020 y ahora de Espacio Público, fundación de la que es su directora ejecutiva, Valentina Quiroga, reconoce que vivimos una escenario de baja legitimidad de las instituciones y que urge enfrentar el problema para no dañar la democracia.

Y precisamente por ello ha surgido Espacio Público, grupo conformado, entre otros, por Eduardo Engel, Andrea Repetto, José De Gregorio, Andrés Velasco y Pablo Simonetti, que pretende convertirse en cuna de ideas destinadas al debate y sobre todo, a dar un giro a la tuerca para cambiar el rumbo de las cosas.

“Una de nuestras motivaciones tiene que ver con el hecho de que Chile enfrenta desafíos súper grandes; es verdad que ha habido crecimiento pero el salto al desarrollo no es automático, y urge hacer debates –los que no se están dando-, reconocer que las instituciones están respondiendo a la contingencia y no de buena manera y la efervescencia social no se canaliza. Queremos empujar esos debates e impulsar discusiones que sean relevantes”, explica.

-Hace algunos días Daniel Fernández, de HidroAysén, aseguró que el Ejecutivo y el Congreso no están haciendo su pega y los conflictos se están resolviendo en las calles y en tribunales. ¿Es así?
“No creo que los conflictos se estén resolviendo en la calle, ahí se levantan. Ahora efectivamente hay un déficit que se debe, por un lado, a que hay una incapacidad para sacar adelante políticas, pero también estamos frente a un escenario de baja legitimidad de las instituciones, de poca representatividad.
“Hay temas que se deben revaluar como el sistema electoral. Fernández tiene razón cuando dice que el traje institucional democrático que hoy tiene Chile no está dando pie para resolver los desafíos que tiene el país”.

-Más allá de lo que se deriva del sistema binominal, hay una sensación generalizada de que la clase política no está dando el ancho.
“Es verdad que hay algo de eso, pero el tema no es llegar y decir ‘que se vayan todos para la casa’ porque ahí el caos sería peor. No es que hoy la clase política no tenga conexión con la realidad, esto se arrastra por años y en esos las instituciones fueron perdiendo el vínculo. Por eso, la calle está poniendo los temas, en vez de las instituciones”.

-No hay que ser pitoniso, pero, claramente esto no es beneficioso para la democracia. ¿O si lo va a ser a la larga?
“Eso va a depender de cómo esto se resuelva. Es imposible pensar en un país y su historia, sin tener este tipo de crisis. Tengo la sensación y concuerdo con Eugenio Tironi, en que la crisis de representatividad parece más alarmante desde la cúpula que puesta en contexto. La crisis, finalmente, va a ser para los que están arriba, van a tener que cambiar la gente y la forma como se organizan. Pero ¿peligrosos para la democracia? Creo que todavía no estamos en un punto de desborde donde se le ponga en riesgo. El país está gritando con fuerza ‘ojo, hay que revaluar esto’ y los políticos tienen que hacer la pega.
“Este año es súper crítico porque es el de la oportunidad de debatir estos temas en la presidencial. Lo que no puede ocurrir es que los políticos no se den cuenta de lo que está pasando, porque sino ahí vamos a estar en otro escenario”.

-¿Qué lecturas haces de la alta abstención en las municipales?
“No hay datos aún como para responder eso, hacerlo sería de manera prejuiciosa. Hay un montón de hipótesis dando vuelta. No creo que a la gente no le interese la política, que no esté ni ahí, sino que se hastió con la gente que está en política y con el sistema porque no se siente representado. La gente ha demostrado con creces que siente interés por los temas públicos; si se tuviera una ciudadanía que no está ni ahí, no se habría tenido esa cantidad de personas marchando por las calles el 2011, sea la razón por la que sea. El tema es que no canalizan su inquietud a través de mecanismos institucionales, sino que en la calle u organizaciones sociales no entendidas tradicionalmente como estamentos de participación”.

-¿Se superó el estado de participación dado por las votaciones?
“Sí, por eso digo que el traje quedó chico. La gente tiene interés, pero se está manifestando a través de otros mecanismos que la institucionalidad no es capaz de recoger y termina como estallidos como los vistos el 2011. Cuando hablamos de crisis de democracia estamos hablando de crisis de crecimiento y profundización de ella; no es una crisis que mande abajo todo. Nuestra población está mucho más empoderada, sabe de sus derechos y reclama una institucionalidad más profunda que resuelva temas más complejos.
“Ahora, respuesta de cómo se resuelve esto no tengo porque la elite que tenemos es la que construyó este proceso y es la que defiende lo que hoy existe”.

-La ciudadanía se hace oír en las calles. ¿Es ese el conducto que deben usar?
“Creo que no y por eso el desafío es canalizar. Los temas no se están decidiendo en la calle…”

-Cuando se corta una carretera y logran cerrar una empresa, la decisión se tomó en la calle.
“Estoy de acuerdo, pero las políticas de Estado no se resuelven ahí. La decisión sobre el desarrollo industrial con cuidado del medioambiente o de desarrollo energético no se resuelve en la calle.
“La calle es una mecanismo válido para manifestar y poner temas”.

-Pero, ¿no debiera ser el último paso?
“Es el último paso porque cuando se llega a la calle hubo toda una institucionalidad detrás que no pudo dar respuesta. Finalmente, las manifestaciones estallan cuando fallan todos los mecanismos, pero son el puntapié inicial para poner el tema. La pega de las autoridades es ver cómo se resuelve esta crisis”.

-¿Ustedes ven a alguien pensando en cómo se resuelve esta crisis?
“Ha habido algunos intentos de poner los debates, pero los años eleccionarios –si bien son buenos para poner estos temas- también juegan con el timing y esto es un desafío complejo”.

-O sea, se corre riesgo de que la campaña presidencial se focalice en tema de minorías sexuales, educación y salud en lo magro, y nada más.
“Creo que no hay ninguna institución pensando sobre los grandes desafíos para adelante, no sólo sobre democracia y representatividad, sino que de funcionamiento del sector público, de la salud, educación, energía. Este va a ser un año donde debieran ponerse los temas, pero igual se necesita tiempo para ponerlo en marcha.
“Espero que Chile no se pierda en el debate sobre las grandes cosas. Nosotros tenemos una mirada de centroizquierda y esperamos que la Concertación no se pierda en las peleas valóricas cuando todavía hay temas de desigualdad, segregación y desarrollo que se tienen que resolver”.

-Ustedes son independientes, es inevitable leer de eso que la fórmula de estos partidos pareciera agotada.
“Nosotros estamos recién partiendo y uno de los temas a abordar tiene que ver con participación y democracia. Estamos claro que hay baja legitimidad, pero aún no tenemos claro las causas. Los partidos son una de las variables a estudiar, pero aún no hacemos el diagnóstico”.

-El sociólogo Alberto Mayol dice que el modelo chileno está agotado. ¿Lo ves así?
“Creo que parte importante del modelo sí. Pero el desafío es cambiar el modelo desde adentro, aunque eso sea súper difícil”.

-Pero es un modelo administrado por los de acá y los de allá.
“Creo que es un modelo exitoso en posicionarnos en donde estamos, pero produjo externalidades negativas como el aumento de la segregación y de la desigualdad. El modelo cumplió los objetivos para los que estaba planteado, pero hoy decimos ‘bueno, parece que no era sólo crecimiento’. Por eso hablamos de la crisis de crecimiento.
“El modelo se agotó porque no es capaz de incorporar objetivos sociales, que es lo que gente está reclamando. Habrá que pensar uno nuevo, sin necesariamente derrumbar el anterior, pero que considere esos objetivos”.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?