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Mujer comprueba que es posible dejar el azúcar aunque se sea adicta a ella

Rose Long decidió prescindir de ella para ayudar a su cuerpo a responder mejor a un tratamiento contra el cáncer que la afectaba. Aquí su historia.

21 de Febrero de 2014 | 07:00 | Emol

Rose Long es una inglesa que a los 42 años, decidió hacer un cambio rotundo en su vida: dejar el azúcar para siempre y escribir para contarlo.
Suena rudo, radical y difícil, porque la mayoría de los alimentos procesados la incorporan y nada mejor que un rico pastel dulce, dulce, dulce.

Entonces, ¿qué razón tuvo esta mujer para hacerlo? Rose Long fue diagnosticada con cáncer de tiroides un mes antes de su matrimonio y una semana antes de éste, aún continuaba en cama recuperándose de la cirugía con la que le extirparon la glándula.

Y para colmo, en vez de la esperada Luna de Miel, la mujer estuvo tres semanas en tratamiento con yodo radioactivo y con confinamiento extremo para proteger a las personas a su alrededor.

Ante este tremendo shock, Rose reflexionó profundamente respecto a qué podía hacer para que ayudar a su cuerpo a responder mejor al tratamiento. Así, comenzó a leer información sobre medicina integrativa. Una amiga le regaló "Anticáncer: una nueva forma de vida", del doctor David Servan-Schreiber, y ella quedó fascinada.

"El autor, era un francés neuro-científico que desarrolló su interés en la medicina integrativa cuando fue diagnosticado con un tumor cerebral (...) Él decía que todos tenemos células cancerígenas en el cuerpo, pero no todos vamos a desarrollar cáncer", explicó Rose al periódico británico "Independent".

Hizo suya toda la información del libro y descubrió que algunos de los factores que mencionaba el doctor como potenciadores del cáncer, los había cultivado durante toda su vida. De esta manera, decidió revisar su dieta, el estrés y la falta de ejercicio.

"Apareció ante mí el azúcar. Tengo un diente muy dulce y pude ver que esa tendencia no me estaba haciendo ningún bien. Si en el pasado la grasa fue considerada como el demonio de nuestra dieta, ahora la atención está en el azúcar", reflexionó.

Otro de los libros que revisó fue el del endocrinólogo y escritor estadounidense, Robert Lustig, "La Cruda Verdad Sobre el Azúcar", quien la llamó el "veneno" responsable de la obesidad, la diabetes y de toda clase de males. De ahí que esté siendo considerada como el "nuevo tabaco".

¡Adiós azúcar!

Al tomar la decisión de dejar el azúcar, lo primero que hizo fue tomar contacto con el refugio Amchara, donde emplean terapias como el jugo de ayuno y la irrigación del colon para ayudar a la gente a recargar sus baterías, mejorar su salud, o recuperarse de una enfermedad.

Es decir, su misión es ayudar a la gente a generar un "cambio para bien", justamente lo que ella quería: un cambio sostenible.

"No se inmutaron por mi afán de no incluir azúcar y me ofrecieron un programa variado de desintoxicación por 10 días. No era barato pero era justo lo que necesitaba", declaró al periódico inglés.

Su primera consulta fue con un naturópata, quien le preguntó sobre sus hábitos de azúcar y determinó que su comportamiento era del tipo adictivo.

"¡Era una adicta al azúcar! En efecto, estaba utilizando el azúcar como una droga sobre todo cuando me sentía estresada o me pasaba algo que movía mis emociones, y como se liberan serotoninas el sentimiento de felicidad es instantáneo", explicó Rose Long.

Acto seguido, el naturópata le aconsejó prescindir totalmente de ella, lo que reafirmó su decisión de dejarla. El problema es que comenzó a echar de menos la recompensa bien ganada, el consuelo reconfortante, el trato agradable y la solución rápida de energía a través de algo dulce, como un pastel o un chocolate.

"Sentía un agujero en mi estómago que ya no podría jamás llenar con pasteles de zanahoria o una barra de muesli. Sin azúcar, me sentí cansada y tuve que experimentar a sangre fría las emociones que me solían sofocar", confesó.

Afortunadamente, cinco meses después, sus emociones estaban más equilibradas, su energía había aumentado y su piel se puso hasta más clara. Pero todavía no estaba 100% libre del azúcar, ya que aún le gustaba disfrutar de ella sólo en ocasiones especiales.

"Recuerdo que asistí a un matrimonio y me di el día libre. Me devoré el postre y estaba ansiosa por el pastel, era como una niña en su fiesta de cumpleaños (...) Me sentí mal, pero no pude resistirlo. Estoy sorprendida. ¿Así es como se siente la adicción?", reflexionó.

Finalmente, se internó en el programa de desintoxicación con el ayuno de jugo de verduras, limpieza de colon, yoga y meditación. Para su sorpresa, no quedaba con hambre tomando solo el jugo, pero sí se asustó cuando su cuerpo entró en modo de desintoxicación.

"Se volvió pesado y yo apática, y en forma constante me cuestionaba por qué me estaba sometiendo a todo eso", expresó la mujer inglesa.

Después de 5 días, su estado de ánimo se elevó y se sintió con la vitalidad renovada. Descubrió también que el cuerpo necesitaba glucosa, pero que la podía obtener de forma natural a través de muchos alimentos sanos y que no era necesario añadir azúcar.

"Soy consciente de que mi energía, de alguna manera se renovó y entendí por qué algunas tradiciones religiosas incluyen a menudo el ayuno. Sin estar llena de comida, era más sensible a la vida misma", repasó.

Casi al final de su estancia en el refugio, introdujo comida sólida en su dieta, con lo cual sus papilas gustativas se sensibilizaron. Así, encontraba que la sopa de zapallo era exquisita y que una ensalada era hasta mejor que un brownie.

A pocos días de terminar el programa, recibió la noticia de que el tratamiento contra el cáncer había sido todo un éxito, por lo que la dieron de alta.

"Volví a casa rebosante de energía y me di cuenta de que el sentimiento de felicidad que busqué al comer azúcar, se puede encontrar en el cuidado de uno mismo", relató.

Después de su extrema experiencia, Rose Long cambió su vida aún más. Estudió nutrición y se instruyó como Healthing Coaching, un entrenador de salud certificado. Tiene una página web donde cuenta su historia y entrega consejos.

En todo caso, en su testimonio deja claro que no es una santa y que no sabe cómo se comportará con el azúcar en las futuras bodas a las que asista, pero agrega que por el momento está satisfecha con su programa y confía en que irá avanzando. "La vida es dulce", concluyó.


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