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Christian Zamudio: Comida "preventiva" de otoño

El chef del ristorante La Dolce Vita enumera los alimentos ideales para la época fría que comienza.

02 de Mayo de 2014 | 08:45 | Por Christian Zamudio
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Despidiendo el verano y adentrándonos al frío, lo ideal es cambiar un poco lo que comemos. Y es que en el fondo el otoño nos devuelve a una rutina de horarios más rígidos y trabajo mucho más duro que durante los meses de verano. No sólo por la recarga de trabajo y obligaciones sino porque los días se van terminando antes, comienzan los días más fríos y ya bueno de los desórdenes alimenticios que tuvimos con frecuencia durante el verano.

Estamos en un tránsito entre verano e invierno y eso le exige a nuestro organismo una nueva rutina a la que debemos adaptarnos. La llegada del frío automáticamente redunda en que nuestro cuerpo requiere de un mayor consumo de energía para que nuestro cerebro regule nuestro termostato. Esa exigencia de energía, y por lo mismo, mayor gasto energético es uno de los factores que influyen en el descenso de nuestra capacidad de defensa frente a los gérmenes. Si a esto le sumamos humedad y cambios de temperatura, ni hablar de virus y resfríos.

El contar con menos horas de luz influye en el aumento de los problemas del ánimo y estamos más propensos a las gastritis y las úlceras de estómago. En parte por la estimulación de los centros cerebrales y sus conexiones con el sistema hormonal.

Todo esto ha sido largamente estudiado. Por eso la alimentación de otoño no sólo tiene algo de estacional: busca la armonía y de que nuestro organismo reciba lo que pierde por otro lado para estar en su punto. Y esto, en pocas palabras, se resume una mayor cantidad de proteínas y grasas para compensar el mayor gasto calórico y las necesidades de la época fría.

Es el momento de ir incluyendo en nuestra dieta platos como legumbres, guisos de papa, carne o pescado alternados con una buena cantidad de verduras, ensaladas y frutas. Además, es necesario aumentar el consumo de lácteos para compensar el descenso de la síntesis de la vitamina D en nuestro organismo. Yogures, quesos frescos y todo tipo de derivados lácteos son un buen complemento, y la lactosa ayuda a la transición entre la ligera alimentación veraniega y la más contundente invernal.

Una de las bases de la alimentación "preventiva" de otoño es la fruta de esta estación: cítricos como naranjas, mandarinas y pomelos son las mejores fuentes de vitamina C, de características anti infecciosas, ideales para esta época. Otro imperdible es la miel, que junto con aportar calorías de rápida asimilación por su contenido en hidratos de carbono, es rica en jalea real -que aumenta el tono vital- y en própolispropóleo, el antibiótico natural de las colmenas. Y como nada es porque sí, la buenísima costumbre de comenzar a tomar infusiones también tiene su secreto: no sólo ayuda con la digestión -más pesada con los cambios de alimentación- sino porque también tiene efectos preventivos y curativos frente a infecciones y problemas gástricos.

La dieta mediterránea es una gran aliada en alimentación otoñal. Aprovecha las frutas o verduras amarillas como el zapallo que aporta vitamina A, o el caqui y la endibia. También las carnes blancas y el pescado. Y no olvidemos el vino, siempre en cantidad moderada, ideal para estas comidas y gran antioxidante.

Ya ven, la comida estacional finalmente tiene su razón, no es casualidad. Como nada en la naturaleza. Aprovechen de ir a la feria y disfruten lo que hay a disposición, que junto con sabor, nos entregan salud.

Un abrazo, Christian Zamudio, chef del ristorante La Dolce Vita de Alonso de Córdova.
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