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¿Aprietas los dientes en la noche? Conoce las soluciones que existen para el bruxismo

Se trata de un mal común que provoca diversas molestias y que en casos severos incluso puede modificar la apariencia del rostro.

03 de Junio de 2014 | 08:26 | Por M. Francisca Prieto, Emol
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Viviana Morales, El Mercurio
¿Te despiertas con dolor de cabeza o de cuello? ¿La articulación de tu mandíbula emite un sonido cuando la abres? ¿Se te han fracturado dientes sin que recuerdes haber mordido algo duro? ¿Quién duerme a tu lado te ha dicho que tu dentadura suena durante la noche? Si tu respuesta a alguna de estas preguntas es afirmativa, debes saber que lo más probable es que sufras de bruxismo, un mal bastante común y que se define como “los golpeteos o rechinar de los dientes de manera inconsciente y no funcional”, según explica Daniela Heran, odontóloga de Oral Blank.

La especialista agrega que se trata de un fenómeno que se da más frecuentemente en el sueño -aunque también se puede presentar durante el día- y que puede tener dos orígenes. El primero es la inestabilidad oclusal o, en palabras simples, cuando no hay calce entre los dientes de arriba y abajo. "Tiene que haber un engranaje funcional entre los dientes superiores e inferiores, y a veces eso no está dado y genera algunas alteraciones como el bruxismo y desgaste dentario", señala Heran.

El segundo origen -y principal según la odontóloga- del rechinar de dientes, es el estrés emocional, el cual "influye en la función y actividad muscular, generando mayor tonicidad".

Y aunque por lo general las consecuencias del bruxismo se relacionan con dolor y molestias, en casos avanzados y de larga data puede haber un impacto estético directo. "Se pueden generar situaciones bastante severas. Hay pacientes que desgastan sus dientes de tal manera que el tercio inferior del rostro, que va desde donde se origina la nariz hasta el mentón, se ve perjudicado. Y eso estéticamente se ve muy feo, porque da una imagen de vejez y el mentón se va hacia adelante", explica la especialista.

Asimismo, al sonreír queda en evidencia la pérdida de la estructura dentaria, es decir, que los dientes han perdido tamaño, que las encías se han retraído o que hay piezas fracturadas.

Lo positivo es que el bruxismo puede ser tratado. ¿Cómo? Daniela Heran sostiene que existen varios tratamientos, siendo el más común y el menos invasivo el conocido plano de relajación oclusal, el cual si bien no evita el bruxismo, permite relajar la musculatura, proteger las estructuras dentarias y, por ende, la articulación. "Es un tratamiento reversible, que no es invasivo para el paciente, que tiene un valor accesible y que puede durar varios años", opina la odontóloga.

La especialista agrega que el tratamiento con plano de relajación oclusal es personalizado y debe ser controlado por un odontólogo para que el aparato sea adaptado a los cambios que experimenta la mordida en el tiempo. Por esto, no aconseja el uso de aquellos que se venden en farmacias y tiendas de artículos médicos, y que se ajustan a los dientes sumergiéndolos en agua caliente.

"El material con el que están fabricados es demasiado plástico, por lo cual la oclusión que pueden entregar durante la noche es nociva para la articulación porque no es estable", argumenta Heran.

También existen tratamientos oclusales irreversibles, entre ellos el desgaste de piezas dentarias para dar estabilidad a la mordida, la ortodoncia y hasta la cirugía en caso de que el paciente presente anomalías esqueletales.

En relación a las medidas de apoyo, éstas son bastante amplias y van desde el uso limitado de analgésicos, antiinflamatorios, ansiolíticos y relajantes musculares, hasta terapias físicas como acupuntura, termoterapia, kinesioterapia y fisioterapia.

Y, aunque no lo creas, las inyecciones de toxina botulínica también pueden ayudar. "Genera un bloqueo en la contracción muscular, en los puntos dolorosos, pero tiene una duración de entre tres y seis meses, y un costo bastante alto", señala Heran, quien aclara que si bien la toxina botulínica evita el bruxismo, no lo bloquea desde su origen.

Devolver la funcionalidad

Otro método para tratar el bruxismo y que desde hace pocos meses está disponible en Chile, es el creado por el cirujano dentista Rodrigo Loyer. "Básicamente consiste en hacer un diagnóstico minucioso, generar una lista de problemas y proponer un plan de tratamiento", describe su autor.

En este sistema también se utiliza un plano de relajación oclusal, pero -recalca su creador- la diferencia está en que éste no es el centro del tratamiento, sino que es un coadyuvante. Asimismo, se realiza un milimétrico desgaste dentario, "un ajuste muy suave que prácticamente no se nota al ojo desnudo, pero sí afecta toda la neurología del sistema", explica.

Otra característica es que no se utilizan medicamentos, sino que -según asegura Loyer- "todo se consigue a través del propio cuerpo, devolviendo la funcionalidad al organismo". Tampoco se hacen cambios estructurales como ortodoncia, rehabilitación oral con prótesis fija o removible o con implantes, a no ser de que sean necesarios para perpetuar mejorías. "Si ese es el caso, primero se estabiliza el sistema y después se hacen los cambios estructurales", sostiene.

Además, el método incluye terapia manual y electroacupuntura médica. La primera permite trabajar los tejidos blandos y la musculatura masticatoria, para reorganizar el tejido colágeno y mejorar la irrigación en esas áreas. "Básicamente, con la terapia manual yo permito que la sangre vuelva al tejido y que el sistema linfático empiece a funcionar mejor, o sea, llega sangre y se drenan toxinas, se reorganiza el tejido colágeno, el músculo se relaja y el dolor baja mucho", explica el cirujano dentista.

En tanto, la electroacupuntura médica busca áreas neuroreactivas, es decir, zonas que permiten una reacción neurológica que equilibre el organismo.

Rodrigo Loyer afirma que su sistema puede ser aplicado en casos de bruxismo leve a severo, y agrega que el tratamiento se extiende por entre uno y cuatro meses, luego de los cuales las molestias y el dolor no vuelven a aparecer.

"Los cambios que se producen son neurológicos y funcionales (…) En el lenguaje kinesiológico, la reorganización del tejido colágeno se considera un cambio semipermanente. Son modificaciones profundas, pero si la persona no cambia la función, o sea, por ejemplo que mastique por los dos lados, todo lo que se haga no va a ser suficiente, porque la función tiene que ser devuelta para que mantenga los resultados", indica, y agrega que la efectividad de su tratamiento es cercana al 97%.
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