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Matías Oviedo: “Perdí todo el pudor, pero soy pésimo material de farándula”

Tras años escondiéndose bajo el seudónimo de Julio Pino, el actor de “No abras la puerta” al fin decidió lanzar un disco con su nombre y apellido, asumiendo que también es músico. Sobre eso y su predilección por viajar solo, Tendencias & Mujer conversó con este hombre con “cara de niño bueno”.

07 de Octubre de 2014 | 17:37 | Por Ángela Tapia Fariña, Emol.
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Macarena Pérez, El Mercurio
“Salí del clóset”, dice entre risas el actor Matías Oviedo (@matioviedos), para explicar que decidió dejar atrás a su alter ego musical, el mismo que hoy lo tiene viento en popa con una consolidada banda.

Por muchos años, Matías sentía vergüenza de confesar que escribía música. Una mezcla entre el miedo al rechazo o a lo que le dijeran sus compañeros de colegio, lo motivó a crear un personaje, un supuesto amigo que era el autor de la música, un tal Julio Pino.

El tiempo pasó, lo de la música fue prendiendo paralelamente a su trabajo como actor, y las canciones del grupo “Julio Pino”, empezaron a sonar con tal fuerza que hoy, a sus 34 años, Matías ya tiene su banda consolidada, presentaciones por todo Chile, videoclips y una bella cantante –que no es otra que su polola, la también actriz Juanita Ringeling-y un cuarto disco en proyecto, cuya carátula dirá “Matías Oviedo y los Julio Pino”.

“Ya asumo la responsabilidad de ser músico, no me pongo chapas. Voy de frente con mi música. Puede que a la gente le guste como suena o no, pero es lo que hago y me puedo enorgullecer de eso”, comenta.

Otro tema para enorgullecerse es que tras 12 años actuando en TVN, hoy disfruta de su protagónico en “No abras la puerta”, algo que, confiesa, demuestra la confianza que se ha ganado con su trabajo. “Lo que sí, aunque siempre te reconocen en la calle, ahora con los personajes más protagónicos eso se hace más fuerte. Pero tampoco me creo mucho el cuento. Es algo que sucede y me gusta… La gente como que me tira buena onda”.

-Es que tienes cara de niñito bueno…
(Ríe) “¡Soy un niñito bueno!” (Suelta una carcajada como si no se lo creyera mucho).

-Tantos años refugiándote en Julio Pino, ¿existe algún pudor enfrentando a la gente que te reconoce?
“Más que nada se agradece eso. La gente es buena onda, aunque a veces es complicado cuando piden muchas fotos y cosas. Pero después de tanto tiempo, y habiendo salido en revistas hablando de vanidades y esas cosas, ya perdí todo el pudor. Total, soy una persona normal, con una vida normal, con una pareja estable hace rato y un pésimo material de farándula”.

-Un tipo con una vida normal. ¿Qué te gusta hacer además de la música y actuar?
“Me gusta viajar solo, me gusta la soledad. Desde hace tiempo que lo hago”.

-¿No te ponen problemas?
“No. En mi último viaje me fui un mes a China y a Rusia”.

-¿Marcando tarjeta todos los días?
“Sí. Pero no hubo problema, si fui a pasear, a conocer otros mundos, otras realidades. Me gusta tener esa otra perspectiva de mi propio mundo. Y así he podido estar en casi todos los continentes. Solo me falta Oceanía.
“Me gustan los lugares con harta historia, potentes; Medio Oriente, Rusia, Siria, Palestina, Israel, Líbano…”.

-No te interesan los resorts del Caribe…
“No, encuentro más interesantes los lugares cargados, que tenga cuento, y vivir sus realidades  Me gusta mucho la historia, leerla. Y por ese lado me atrae ir a lugares que tengan cuento, y vivir sus realidades in situ. He visto guerras y países devastados, y, por suerte, no me ha tocado estar en medio de una balacera, no soy un kamikaze”.

-¿Qué has visto en esos lugares?
“La huella viva de la guerra en todas partes. En el Líbano, por ejemplo, es muy normal que las casas tengan hoyos de bala o ver edificios completamente destruidos. Observando eso, puedes imaginar qué pasó ahí”.

-¿Pasaste algún peligro?
“No, solo cosas tontas como perderme, perder un tren, quedarme a la deriva, pero nada tan peligroso. Más bien cosas curiosas, como en Cuba, donde me ofrecieron casarme con una mujer para sacarla del país. ¡Y era con todo pagado! El vuelo a Miami, donde vivía el novio de la cubana, más cinco mil dólares. Pero no quise meterme en atados. ‘¡Cómo me voy a casar!’, decía. Y me contestaban: ‘Pero chico, si tú te casas aquí en Cuba, en Chile no vale ese matrimonio’”.

-Todos los viajes dejan algo o enseñan algo, ¿no?
“Absolutamente. En mi caso, he aprendido a valorar lo que tengo. Estando lejos, en Rusia, por ejemplo, donde muchos ni siquiera saben qué es Chile, sientes un aprecio mucho más grande por el país, la familia, la pareja, los amigos, tu hogar… Incluso, echas de menos tonteras, esas rutinas que durante el año te aburrían, las extrañas y quieres recuperar tu vida de vuelta”.

-¿Dónde será tu próximo viaje?
“Quiero ir a Europa del Este; Serbia, Bosnia, Rumania, Hungría... Espero que me resulte".

-¿Acompañado o solo?
“Ojalá que acompañado. A ver si me pescan”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tocar guitarra. Ahora hasta viajo con chiquitita que me regalaron. Me desespero si no puedo tocar cuando quiera. Ni siquiera es porque tenga tantas ideas en la cabeza y que sea un gallo que no puede dejar de crear; es como para hacer algo”.
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