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Sükran Moral: La artista que desafía el machismo en Turquía

Su tema favorito es el poder y las mujeres. “Si sometes a las mujeres, has sometido la sociedad", dice la mujer, cuya cabeza ha tenido precio por quienes la han querido ver hasta muerta por sus performances.

23 de Abril de 2015 | 09:10 | EFE
ESTAMBUL.- Sükran Moral escandaliza con su denuncia de la opresión femenina y su valiente insistencia de romper tabúes machistas en Turquía, un país dominado desde hace una década por el conservadurismo islámico.

Nacida en Samsun, en el noreste de Turquía, la artista no aparenta sus 52 años de edad, a no ser por su abultado currículum de obras expuestas en toda Europa, de Roma y París a Ámsterdam y Bruselas, de Berlín a Viena y San Sebastián, sin faltar algún cameo en Nueva York y Shanghái.

Meterse en un 'hamam'(baño turco) de hombres en Estambul y tomarse fotos en topless, escenificar una boda tradicional en un pueblo kurdo, pero con tres novios, filmarse en un burdel fingiendo que se trata de un museo... Moralmente, siempre trata de transgredir.

El paso más atrevido, por ahora, lo dio en 2010, con un performance en Estambul durante el que, tras una cortina transparente, hacía el amor con otra chica, algo que le supuso una marea de mensajes enfurecidos. "En un correo decían que pagarían dinero a quien me asesinara; amenazaron con poner bombas a las galerías que expusieran mis obras...", recuerda la artista.

Pero no se amedrentó: "Sí, es peligroso, pero no tengo miedo. En mi filosofía no cabe el miedo, porque antes o después moriremos", reflexiona. "Se demuestra que nuestra sociedad odia a las mujeres, sobre todo cuando exponemos ideas muy libres como tener una relación lesbiana, algo que también significa estar a favor de los gays", analiza.

El poder y las mujeres

Cuando la artista lanza una obra, a menudo en plena calle, no sabe cuál va a ser la reacción. "Cuando termino, me pregunto:¿Cómo he hecho eso? Pero me divierto, me gusta", se ríe.

Su última obra, una instalación en la Galería Zilberman de Estambul, muestra una muñeca con cara de niña, vestida de novia, ante un colchón sangriento: una denuncia de la tradición, aún frecuente en el medio rural de Turquía, de casar a las hijas apenas alcancen la pubertad.

Es su tema favorito: "El poder y las mujeres. Porque el poder siempre somete a las mujeres. Si sometes a las mujeres, has sometido la sociedad. Es muy astuto el poder, y qué estúpidas somos nosotras".

Entre las mayores lacras, los frecuentes casos de asesinatos de mujeres por parte de sus maridos y la poca severidad de la justicia: "Un hombre puede decir que la mujer lo había provocado y se le aplicarán atenuantes. Matar a una mujer sale barato", lamenta.

Por eso, insiste, siempre se debe hablar. "Hay artistas que trabajan toda su vida sobre el mar; yo trabajo sobre las mujeres. ¿Qué es la diferencia? Tal vez yo pueda ser útil a alguien, cambiar el modo de pensar".

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