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¡No me gusta la comida!: Ideas para que la mesa familiar no sea un campo de batalla

En su blog, Patricia Valenzuela entrega estrategias para que los más pequeños aprecien la comida casera tanto como lo hacen con la chatarra.

15 de Agosto de 2015 | 13:04 | Por Patricia Valenzuela
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Carla Dannemann, El Mercurio
Escuchas en la radio, la televisión, lees en libros, te comentan los doctores que hay cosas que son imperdibles en la alimentación familiar, sobre todo en la de los niños. Las legumbres, las verduras -crudas o cocidas,  incluidos cebollas y ajos-, el yogurt, el pescado, los mariscos, la comida integral, la leche de soya, etc., etc.

Muchas veces, alimentos que ni siquiera los adultos comemos, pues desde nuestra propia infancia nos han acostumbrado a que la comida debe ser sabrosa, linda, con aceites, con colores, es decir, una comida divertida.

¿Por qué crees tú que la comida chatarra es tan apreciada por los niños y los adolescentes? Aquí algunas respuestas:

1.- Es comida divertida, no necesitas platos ni cubiertos.

2.- Se come con la mano, lo que le da un toque extra de sabor, pues así se puede saborear mejor.

3.- Se come en un lugar donde no hay pesos emocionales ni nadie que pregunta angustiada "¿te gustó mi comida?". Al contrario, allí ríes, juegas y conversas con tu familia o amigos.

4.- No es necesario lavar los platos.

Estas razones son emocionales, pero hay otras que son más químicas en el manejo de las masas y que tiene que ver con los ingredientes adictivos que están en estos productos.

Sin embargo, tú también puedes lograr cautivar a tus hijos en la parte emocional de la alimentación con estas cinco ideas. ¡Toma nota!

1.- Se una mamá creativa: ocupa elementos sanos, ricos en vitaminas, proteínas, minerales para inventar comidas divertidas para tus niños. Por ejemplo, unas ricas hamburguesas de soya con ensalada mixta y huevo duro picado. O unos tacos de comida mexicana y con carne de soya en lugar de molida, y quínoa en vez de arroz. Como postre puede ser un plátano con leche o ensalada de frutas.

2.- Quita el peso emocional: cocina y disfruta de la comida, sin esperar que te digan cada 5 minutos que está muy rico y que eres la mejor cocinera. Lo eres y como una buena chef, preparas delicias sanas para todos ellos. Felicítate por eso y disfruta sin culpas.

3.- Jamás relaciones los fracasos con el premio de la comida: a veces un niño o niña llora porque se peleó con algún amigo, está cansado o se siente solo. ¿Y qué hacen los padres? Le ofrecen un helado, dulces o ir al mall para comer algo rico para que se le pase. Esto lo guardará tan fuertemente en su cerebro, que cuando sea adulto y tenga alguna dificultad, creerá que todo mejorará si come, y si el alivio no llega, comerá más y más. Así terminará con sobrepeso u obesidad, y se castigará con lo peor: más comida.

4.- Respeta tiempos y porciones de alimentos de los niños: si tu hijo ya no tiene hambre, o quiere una cosa y no la otra, o prefiere comer su fruta en vez de sus lentejas, no lo obligues a que no deje nada en el plato. Es sólo un alimento, nada le va a pasar, nadie te va a calificar de buena o mala mamá. Al contrario, tu hijo sentirá que es una persona importante para ti y aprenderá a respetarte también. Pues si tú no lo respetas ahora que está chiquito, él no te respetará cuando sea grande.

5.- Siéntate y come junto a tus hijos: sonríeles, pon música positiva, conversa de cosas divertidas y evita cuestionarlos en forma negativa. Al contrario, agradece en silencio que aún eres joven y puedes acompañarlos a cenar.

Saludos,

Patricia Valenzuela (@pattvalenzuela), coach e Instructora de PNL, autora de "Coaching Para Niños Felices".
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