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Blog de salud: ¿Cuándo es realmente necesaria la cirugía íntima femenina?

Muchas veces se realiza sin indicación médica específica y en algunos países incluso se las practican a menores de edad. Aquí, el doctor Enrique Oyarzún plantea su visión sobre el tema.

07 de Octubre de 2015 | 12:41 | Por Enrique Oyarzún
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Fotobanco
La cirugía cosmética de los genitales femeninos incluye varios procedimientos: labioplastía, rejuvenecimiento vaginal, lipoescultura vulvar, plastía del himen para revirginización, amplificación del punto G. Todos ellos pretenden mejorar la apariencia genital femenina y/o mejorar la función sexual.

La mayoría de las veces estas intervenciones se realizan sin indicación médica específica. La labioplastía está indicada en ocasiones y yo mismo he hecho algunos casos cuando la hipertrofia de los labios menores y la asimetría es muy acentuada, y molesta físicamente a la paciente. Existen también operaciones como perineoplastía o plastia vaginal anterior o posterior que son parte de los procedimientos que hoy practica la subespecialidad denominada uroginecología.

Los datos de los que se dispone muestran que este tipo de cirugías ha aumentado significativamente en la última década. En Gran Bretaña existen reportes de labioplastías realizadas en niñas menores de 14 años, en circunstancias de que las sociedades científicas han aconsejado no realizar este tipo de operaciones antes de los 18 años.

Resulta razonable, entonces, preguntarse si la realización de este tipo de cirugías sin indicación médica es legítima. La evidencia disponible sugiere que muchas veces representan más una forma sofisticada de mutilación genital que un beneficio.

Hoy se busca información frecuentemente en internet y es fácil entonces encontrar publicidad engañosa más que información científica. Por otra parte la misma internet publicita nuevos estándares de "belleza genital", donde se pretende cambiar incluso la anatomía normal femenina.

La evaluación de mujeres que buscan este tipo de cirugías ha mostrado trastornos psicológicos en un número significativo de ellas, lo que hace obvia la necesidad de que se exija una adecuada evaluación de ese tipo antes de practicar la cirugía requerida. De hecho la evidencia disponible sugiere que cuando existen trastornos de este tipo (desorden dismórfico corporal), la cirugía agrava los síntomas en lugar de mejorarlos.

Los estudios también han mostrado que un número significativo de pacientes que se practican vaginoplastías lo hace a solicitud de sus parejas. Un tercio a dos tercios de las mujeres que se someten a esta cirugía esgrimen como razón la búsqueda de una mejor vida sexual. Sin embargo no hay evidencia que justifique esa presunción, salvo cuando se practica plastia perineal en prolapsos importantes de las paredes vaginales anterior o posterior. Debe recordarse que a excepción de problemas anatómicos mayores, la libido y el placer sexual tienen más que ver con la mente que con el cuerpo.

Conversar con la paciente toma ciertamente más tiempo que una cirugía de este tipo que puede durar minutos, pero esa es la esencia del arte médico. La cirugía debe reservarse para salvar vidas, prolongar vidas o mejorar la calidad de vida. Es en este grupo donde está la cirugía estética y posiblemente esta cirugía vaginal que pretende rejuvenecer a las mujeres en sus genitales.

Diferentes sociedades científicas han hecho recomendaciones que sugieren el uso de formas de consentimiento adecuadas, consejería psicológica, información de los riesgos (lesiones de otros órganos, sangrados, infecciones, dehiscencia, problemas de cicatrización, dolor en la vida sexual, disminución del placer sexual, etc.), y la práctica de estas cirugías sólo si está médicamente indicada.

Saludos,

Doctor Enrique Oyarzún Ebensperger, Obstetricia y Ginecología Clínica Universidad de los Andes.
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