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¿Se puede elegir el sexo de un bebé? Una duda frecuente aclarada por un especialista

Existen muchas recomendaciones populares, pero ¿son efectivas? El ginecólogo José Andrés Poblete lo responde en esta columna.

26 de Febrero de 2016 | 15:43 | Por José Andrés Poblete
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El Mercurio
"Doctor, ¿podemos elegir el sexo del bebé?". Ésta es una pregunta que muchas pacientes realizan durante la consulta para planificar su embarazo. La mayoría lo hace con la motivación de equilibrar la familia, es decir, tienen varios hijos de un mismo sexo y desean tener al menos uno del sexo opuesto. Pero también existe una minoría que lo hace por razones médicas. Generalmente mujeres portadoras de una enfermedad genética o metabólica ligada al sexo de la guagua, es decir, se manifiestan en un sexo y no en otro.

A lo largo de mis años de experiencia he escuchado muchas recomendaciones populares para influir en el sexo del bebé, como seleccionar la fecha para tener relaciones sexuales, elegir determinadas posiciones en la actividad sexual, realizar lavados vaginales o seguir un cierto tipo de dieta mientras se está en campaña para embarazarse.

Lo cierto es que ninguno de estos métodos tiene un aval certero en la literatura médica, aunque algunos pueden incrementar la posibilidad basal entre un 7 a 15 por ciento. Ello quiere decir que desde la selección natural del 50%, se podría llegar a un 65% en el mejor de los casos.

Método Shettles


En 1971 los doctores Shettles y Rorvik publicaron el libro "Cómo elegir el sexo de tu bebé", en el cual los autores describen su método basado en las diferencias entre los espermatozoides X (mujer) y los espermatozoides Y (hombre). El método se basa en que los Y son más pequeños y más rápidos pero más débiles, por lo que no soportan condiciones mínimas de adversidad (llegan primero pero mueren rápidamente).

En cambio, los X son más grandes, más fuertes, presentan mayor resistencia en condiciones moderadamente adversas o ácidas pero son más lentos. Como tienen mayor sobrevida pueden fecundar tardíamente al óvulo. Por lo tanto, el método se basa en combinar el momento de la relación sexual con el de la ovulación de la mujer.

Los autores publicaron un 75% de efectividad de este método, sin embargo, trabajos posteriores han puesto en duda dichos resultados.

Método de Baretta


Este método tiene que ver con la alimentación y se basa en los estudios de Stolkowsky, Lorrain y Gagnón. Ellos demostraron que una proporción elevada de potasio y sodio en la dieta, y una disminución paralela de calcio y magnesio favorecía al espermatozoide Y. En tanto, la relación contraria le daba más chances al espermatozoide X.

Los cambios en la dieta se implementan 3 meses antes de exponerse a embarazo, por lo tanto, una dieta elevada en potasio y sodio (consumo frecuente de cafeína, pescados, carnes y baja en productos lácteos) aumentaría la posibilidad de concebir un niño.

Tal como sucede con el método anterior, no existe evidencia médica sólida que lo sostenga.

Más allá de los consejos domésticos, en la actualidad existen algunos procedimientos que permiten seleccionar el sexo del bebé, todos en el ámbito de las técnicas de reproducción asistida de alta complejidad. Uno de ellos es el denominado diagnóstico preimplantacional, pero las sociedades científicas internacionales sólo recomiendan su uso en el contexto de pacientes con enfermedades genéticas ligadas a un determinado sexo.

Así las cosas, la elección del sexo del bebé sigue aún en manos de la naturaleza.

Saludos,

José Andrés Poblete, Jefe de División de Obstetricia y Ginecología de Red de Salud UC CHRISTUS.
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