"Facebook censura publicación de famosa modelo australiana por mostrar una imagen no saludable”. Cómo no me iba a llamar la atención esta noticia: una de las compañías mas grandes a nivel mundial, no publicaba la foto de una mujer por ser talla XXL.
Siempre he dicho que no estoy en pro de un país obeso, y que considero la obesidad tan grave y mortal como la anorexia y la bulimia. Pero, me gustaría que Facebook me explicara qué es saludable: ¿lo es acaso publicar fotos de mujeres raquíticas o los secretos de la dieta milagrosa que te hace bajar 5 kilos en una semana? ¿O mejor aún, burlarnos de figuras públicas que han ganado peso, como si estuvieran cometiendo el peor de los crímenes?
Las redes sociales muchas veces promueven una imagen de delgadez como sinónimo de éxito y felicidad, llegando a crear emoticones tan inescrupulosos como el estado "me siento gordo" que -es necesario aclarar-
no eliminaron por voluntad propia, sino que porque una joven que ha padecido desórdenes alimenticios
levantó una solicitud en change.org para que lo hicieran.
Pero esto va más allá de las redes sociales o internet. Se trata más bien de cómo estamos eligiendo ver y valorar la vida, a qué le estamos dando importancia. Porque hoy fue Facebook, pero ayer fue otro y mañana vendrá uno nuevo; porque a diario nos vemos expuestos a un bombardeo publicitario que nos enseña a valorarnos como personas según cuántos kilos subimos o bajamos.
Y es ahí donde me indigno, me enojo y me resisto a ser parte de este juego, a bailar este baile que el mundo tan amablemente me invita a ser parte. No gracias, no acepto la invitación, me automargino libre y voluntariamente. Porque sé que mi vida, mis valores y lo que me define como ser humano, no va de la mano de cuántos kilos más o menos tenga; de si soy la rubia de ojos claros o la más curvilínea de todas; si tengo la cintura soñada o la nariz perfectamente respingada.
Lo que nos define como personas es saber que el legado que dejamos en esta vida es el fiel reflejo de la importancia de nuestras acciones. Porque el día de mañana cuando cualquiera de nosotros parta, no nos recordarán por esa soñada cintura, que ni siquiera era un sueño propio, sino que el que la sociedad nos impuso. La nariz perfectamente respingada se va olvidar, la lucha por el cuerpo perfecto se va enterrar, y solo ustedes van saber cuánto tiempo y energía perdieron en un deseo y sueño que ni si quiera era propio.
Ahora bien, pongo el pecho a las balas porque sé que quizás más de alguno me criticará y dirá que hablo desde la envidia, porque me encantaría tener esa cintura perfecta y ese cuerpo 90-60-90. Pues no es así: yo ya enterré esos días donde perdía mi horas y energías en cumplir un sueño que ni siquiera era mío. Hoy vivo y respiro mi propio sueño: amo mis ojos alargados y almendrados que están lejos de ser azulados; amo mi pelo largo y lacio que por más, que intente jamás se ondula; amo mi tez blanca que está lejos del bronceado perfecto. Amo todo lo que soy, porque sé que la belleza solo viene del corazón; que soy mucho más que un cuerpo; que soy hija, hermana, amiga, tía; una mujer con determinación, que se muestra y para de frente, que recibe las críticas con humildad y no se esconde detrás de una capucha.
Que sabe que carece de mucho y que eso le da la maravillosa oportunidad de crecer. Que se siente felizmente ignorante cada día, al darse cuenta cuánto aún tiene por aprender y saber.
Éste es mi baile, ésta es mi canción. Si quieren bailar el baile que el mundo está imponiendo hoy, perfecto, está bien, es su elección. Solo les pido un favor: elijan ustedes mismos su canción. Ya que al final del día es responsabilidad de cada uno haber bailado al compás del mundo o haber elegido su propia melodía.
Con cariño,
Denisse Fuentes Estrada, Fundadora & Directora Fundación "Pesa Tu Vida" (www.pesatuvida.cl; Facebook: Pesa Tu Vida; Twitter: @PesaTuVida/@D_FUENTESE; Instagram: Pesa Tu Vida/Denisse.fuentes.e); autora de "La Dieta de la Muerte"; Joven Líder 2015; Diplomada Internacional en Coaching Neurolingüístico.
