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"Para evitar la crítica, no hagas nada, no digas nada, no seas nada". ¿Has escuchado esa frase? Esta semana me topé con ella, desnuda y de frente, claramente no era casualidad, Dios y la vida querían que la leyera. Sí, porque estas últimas semanas me he visto y sentido criticada. Siempre he pensado que la crítica es sana y sabia, que se debe agradecer y aprender de ella. Pero se produce un dilema en mí cuando esa crítica se vuelve agresiva y a ratos hasta destructiva, con un nivel de violencia que, paradójicamente, me violenta.
Entonces me pregunto: ¿para evitar esa violencia, debería no hacer nada, no decir nada, no ser nada? Pues no, ya que yo no nací para morir. Ya enterré esos días donde por tanto daño me dormí y me auto enterré por años. Hoy tengo claro que las noches son para descansar y los días para hacer los sueños realidad, porque sé lo que soy, como también lo que no soy; lo que sueño y lo que carezco; lo que quiero como también lo que no quiero; lo que escucho y lo que elijo obviar. Y NO elijo ser nada.
Aquí estoy desnuda y de frente, nuevamente poniendo el pecho a las balas, para los que quieran criticar sana y sabiamente, o cruel y violentamente. Soy una mujer de casi 31 años, que no vive en una burbuja, como algunos de ustedes han escrito, sino que vivo en el mismo mundo de ustedes y elijo hacer de éste un mundo mejor cada día. Muchas veces tan crítica como ustedes, ya que soy humana, estoy lejos de la perfección, me equivoco, me asusto, acierto y vuelvo a errar.
Hogareña y risueña; defensora de las injusticias, amante del fútbol; racional y analítica; muchas veces terca e impaciente; cariñosa y solitaria. Una mujer que lleva una vida simple, pero que no tiene una manera de ver la vida simple. Perfeccionista, exigente y muchas veces lapidariamente autocrítica. Sí, yo también me critico. Soy la primera en enojarme y a veces hasta castigarme cuando me equivoco, o cuando algo no sale como mi mente tan racionalmente analítica lo tenía previsto. Pero ahí es donde me detengo, porque me doy cuenta lo bendecida que soy, ya que carezco y eso me da la maravillosa oportunidad de aprender y crecer.
No me pierdo en la soberbia del orgullo, ni elogios que inunden mi cabeza, ya que no permito que esa crítica llegue a mi corazón. Porque si hay algo que sí sé, es que tengo un alma genuina, humilde y honesta; un corazón puro y sensible, que cuido y valoro, y que no dejo que esa crítica lo enferme, ya que creo que es la mayor razón del cáncer al corazón.
Ahora pueden criticar desde el saber, esto es lo que soy y no me voy a esconder detrás de la pantalla de un computador. Aquí estoy para fortuna o pesar de algunos. Seguiré escribiendo pues amo hacerlo. Seguiré opinando pues si algo me define es mi voz y determinación. Seguiré errando y acertando, siendo tan terca como risueña, tan sensible como racional. Ya que seguiré luchando por lo que considero justo, aunque el mundo me grite que nada es justo.
Puede que ésta sea la columna más criticada de todas y si es así, no me importa, porque no le temo a las críticas. Temer es igual a morir y yo solo estoy dispuesta a vivir.
Dicen por ahí: "a un perro muerto no lo patea nadie". Pues éste está bien vivo, fuerte y resiliente; listo y dispuesto a vestirse de críticas, sanas y sabias. Porque no busco evitar su crítica: "elijo hacer todo, decir mucho y vivir mis días muy lejos de la nada".
Con cariño,
Denisse Fuentes Estrada, Fundadora & Directora Fundación "Pesa Tu Vida" (www.pesatuvida.cl; Facebook: Pesa Tu Vida; Twitter: @PesaTuVida/@D_FUENTESE; Instagram: Pesa Tu Vida/Denisse.fuentes.e); autora de "La Dieta de la Muerte"; Joven Líder 2015; Diplomada Internacional en Coaching Neurolingüístico.
