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Nicolás Zárate, el hombre en los zapatos de "El Tila"

El actor es el protagonista del film que muestra la biografía del hombre que sembró el pánico a principios del año 2000, en Lo Barnechea. “Para mí, la psicopatía es un síntoma social que demuestra que algo no está bien. ¿Cuántos otros Tila habrá ahora en el Sename?”, se preguntó en revista Viernes.

17 de Julio de 2016 | 08:31 | Por Natalia Ramos Rojas, revista Viernes.
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"El Tila, Fragmentos de un psicópata" está protagonizada por Zárate (en la ilustración), y se exhibirá hasta fin de mes en la Cineteca Nacional.

Edith Isabel
REVISTA VIERNES DE LA SEGUNDA

Nicolás Zárate (31) hurgó en la historia de Roberto Martínez, al que todo Chile recuerda como “El Tila”. Adoptó su mirada y empatizó con el resentimiento social de uno de los psicópatas más emblemáticos del país.

Hoy, el joven que transitó toda su infancia por centros de protección y que sembró el pánico en Lo Barnechea a principios del 2000, vuelve en “El Tila, Fragmentos de un psicópata”, película dirigida por Alejandro Torres, que se exhibirá hasta fin de mes en la Cineteca Nacional y cuyo protagonista habló con revista Viernes.

-Antes de la película, ¿qué recordabas de “El Tila”?
Lo que más recordaba era su resentimiento. Me acuerdo que decían que era “El violador de arriba”. Pero me puse a investigar, conocí la historia y es terrible.

-¿Qué te pasó cuando profundizaste más?
Sin justificar nada de lo que hizo, empecé a entender. Entendí su resentimiento y su punto de vista. Es un personaje con una cabeza muy compleja, fracturado desde todas sus perspectivas, en lo psicológico, afectivo, social e intelectual. Tenía muchas capacidades artísticas, era sensible, muy inteligente, con un coeficiente intelectual quizás superior al de sus compañeros del Sename, pero estaba lleno de historias violentas; su mamá era esquizofrénica, su papá ausente, la tía que lo cuidaba le pegaba porque tenía los zapatos sucios y lo dejaba toda la noche amarrado a un árbol. Después en el Sename fue abusado muchas veces. Era una vida muy trágica.

-¿Cómo trabajaste en la construcción del personaje?
Leí muchas de sus poesías, era muy sensible. También, un amigo psiquiatra me ayudó a investigar a varios psicópatas, como el de Placilla y “La Quintrala”. Un punto en común es que no sienten empatía por el otro. Es una estructura de personalidad que no cambia. También me interesó mucho, desde la perspectiva actoral, es que saben que lo que están haciendo es malo y que socialmente no es aceptado, entonces mienten muy bien; mienten en las emociones, actúan mucho. Se victimizan. “El Tila” también hacía eso, entonces cuando se victimiza tú sabes que está actuando. Parte de su inteligencia está en que él sabía que tenía que sentir esa empatía y actuaba aunque no la tuviera.

-¿Cómo no caer en la caricatura de representar a un personaje tan malo?
Me gusta abordar los personajes desde lo que me hace sentido ideológicamente; no sólo irme a la “anécdota” de que era un violador, que no es menor, sino que indagar en la persona. Su modus operandi era muy teatral, y está la relación con el arribismo y lo aspiracional: él buscaba ser algo que no era, y lo buscaba de manera desesperada. Ser alguien importante. Iba a las casas de estos hueones, se vestía como ellos y a las nanas no les hacía nada. Había un rollo social, una reivindicación social. Desde la perspectiva más artística me interesó mucho eso del espacio del no lugar: Él no era de ningún lugar.

-¿No te generó contradicciones?
Dejó de generarme contradicciones cuando me di cuenta que lo hacía deliberadamente, y esa es una de las cosas que más me atrajo de él: sabía perfectamente quién era y lo que hacía. En una entrevista que da a Informe Especial dice que él es parte del producto interno de la sociedad. Si te fijas, nos bombardean con el exitismo, con las lucas, con que hay que ser alguien. Tenemos toda esta concepción de mercado metida que es impactante y que, incluso, es transversal a las clases. Eso me duele mucho, porque al ser transversal, ¿qué se puede hacer?

Llámese capitalismo o neoliberalismo, hay una estructura filosófica que está detrás, que es de un sistema económico y que es trascendental. ¿Qué habría pasado si “El Tila” hubiese nacido en otras condiciones, con más oportunidades y afecto? La película no busca hacer una apología de él ni justificarlo, pero sí planteamos esta desigualdad social. ¿Cuántos otros Tila hay ahora en el Sename? Para mí “El Tila”, el concepto de la psicopatía, es un síntoma social que demuestra que algo no está bien.

-¿Qué consideras que no está bien?

Lee la entrevista completa en revista Viernes.
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