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Adicto a la pornografía: Un hombre se rehabilitó y ahora busca ayudar a otros

Aún nadie lo ha llamado, de forma oficial, enfermedad. Sin embargo, son varias las voces que alertan que la adicción a la pornografía sería tan invalidante como la dependencia a drogas o a apuestas. Conoce la historia de Alexander Rhodes...

18 de Julio de 2016 | 09:59 | Por Sridhar Pappu, NYT
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Alexander Rhodes: De adicto a la pornografía a ayudar a otros.

NYT
NUEVA YORK.- Alexander Rhodes se sentó en el pasto y volteó hacia el río Allegheny. Estábamos en un lugar tranquilo en las afueras de Pittsburgh, donde habíamos planeado pasar la noche acampando.

“Lo que hay que tener en cuenta es que no soy un buen empresario”, dijo. “No soy más que un chico que era adicto al porno en Internet”.

Hace algunos años, Rhodes, de 26 años, fundó un sitio web para ayudar a otras personas que sufren el mismo problema. Tiene cerca de un millón de visitas al mes, dijo, y genera los ingresos necesarios para cubrir los gastos.

Rhodes, quien creció en el oeste de Pensilvania y trabajó en Google hasta hace poco, quiere que su sitio sea más grande. Con la ayuda de su padre y otros familiares, está transformando parte de una iglesia abandonada en una base de operaciones para su empresa.

“Podría mirar al pasado y arrepentirme de lo que le sucedió a mi crecimiento personal por culpa de mi adicción a la pornografía”, dijo. “Podría voltear al pasado y decir: ‘Vaya, era un perdedor y, si nunca hubiera visto porno, mi vida sería mucho mejor’. Quizá sea cierto pero, al mismo tiempo, haber tenido esa adicción y ser tan mediocre me hace una persona excepcionalmente calificada para ayudar a la humanidad”.

En los últimos años, Rhodes ha surgido como vocero contra una “enfermedad” que la medicina convencional no ha reconocido de forma oficial. Pero su nuevo estatus parece incomodarle.

Rhodes fue cuidadoso con cada palabra y pidió que algunas cosas quedaran fuera de este reportaje. No confirmó si tenía una relación con alguien y solo dijo que, desde 2013, cuando dejó la pornografía “para siempre”, ha sido capaz de tener relaciones significativas con las mujeres.

Su experiencia, de alguna manera, es también la historia de la era digital. Su padre era programador, y él estuvo expuesto a la tecnología digital desde que era niño. Pasó del Game Boy de Nintendo al Nintendo 64 y de allí a la PlayStation de Sony.

A los 11 años dio clic por accidente en un anuncio y se encontró con una imagen que simulaba una violación. Cuando llegó a la adolescencia, también internet había cambiado: Rhodes se volvió adicto a la pornografía en alta definición que podía encontrar fácilmente. Para la época de la universidad se masturbaba hasta 14 veces al día mientras veía pornografía, dijo.

“A veces decía: ‘Bueno, debo tomarme unos días para recuperarme físicamente de esto’, y ni siquiera podía durar un día sin hacerlo”, contó.

La posible adicción a la pornografía que sufría Rhodes no ayudó en la relación con su primera novia. La conoció durante su segundo año en la Universidad de Pittsburgh y fue su primera oportunidad real de sostener una relación íntima con una persona, pero lo arruinó todo.

“No creo que todo se haya debido a la pornografía en internet”, dijo. “Pero puedo decirte que mi vida sexual no iba muy bien. Tuve disfunción eréctil inducida por la pornografía —era una forma muy leve y la verdad es que me autodiagnostiqué, porque los médicos no diagnostican ese trastorno—, pero solo era capaz de mantener una erección si pensaba en pornografía. Esa era la única forma en que podía hacerlo”.

Tiempo de cambiar


En 2011, Rhodes se sentía perdido y comenzó a buscar ayuda. Creó un foro de discusión en Reddit sobre cómo evitar masturbarse y mirar porno. Se dio cuenta de que no estaba solo y comenzó su propio sitio poco tiempo después.

Cuando salió de la universidad siguió construyendo la página mientras trabajaba como contratista para Google; se especializaba en el análisis de información. Dijo que su sueldo era bueno y pudo invertir una buena cantidad en su sitio web (llamado NoFap.com, ya que fap es un término coloquial para decir “masturbación” en inglés). Sin embargo, seguía practicando el vicio que intentaba combatir. Tuvo que tener otra relación fallida para darse por vencido del todo.

“Creo que dependía de la pornografía porque me servía como una suerte de muleta emocional”, dijo. “Si algo malo pasaba, recurría a la pornografía porque siempre estaba ahí”.

“Sabía que no era bueno para mí”, afirmó. “Pero también me di cuenta de que afectaba a las mujeres con las que me involucraba; ese fue el momento en el que dije: ‘Necesito dejar esto atrás. Está distorsionando mi sexualidad a tal punto que puede ser perjudicial o, como mínimo, algo desagradable para las personas con las que me relaciono”.

Rhodes empezó a creer que tenía una misión más grande que su trabajo de análisis de datos en Google. “No fue una decisión fácil”, dijo, refiriéndose al momento en que renunció. “Pero al final era lo mejor para la humanidad”.

El sitio web sirve de refugio digital para los hombres que buscan escapar de la pornografía. Tiene publicidad de algunos tipos de software que bloquean los sitios pornográficos y de programas en línea que promueven la idea de alejarse de la pornografía y la masturbación. También tiene foros de discusión e incluye testimonios de hombres que comparten sus historias de éxito y fracaso.

Además, la página web ayuda a los visitantes a que contacten “compañeros de rendición de cuentas” que sirvan como padrinos —de forma similar lo que hace Alcohólicos Anónimos— para ayudarlos a tomar el camino correcto. El sitio genera ingresos a través de suscripciones y de publicidad, dijo Rhodes.

Para fortalecer el proyecto, Rhodes tuvo que “salir del clóset” como una suerte de vocero. Después de que en 2013 apareciera en un artículo sobre hombres que habían dejado de masturbarse en una revista neoyorquina, le dijo a su madre lo que estaba pasando. Luego lo contactaron para más entrevistas.

Aunque su familia sigue apoyándolo, hay límites. Cuando le mostró a su madre un artículo reciente de la revista Time en el que lo citaron, expresó, en broma: “No debería estar leyendo estas cosas acerca de mi hijo”, dijo Rhodes al recordar la reacción de su madre.

La confesión


El primer día que visité a Rhodes subimos las escaleras de la antigua Iglesia de Saint Clement en Tarentum, Pensilvania. La estructura, construida en 1906, había sido abandonada hacía tiempo; sus bancos, confesionarios y la escuela anexa se caían a pedazos y estaban llenos de polvo.

Su padre, Phillip Rhodes, había comprado el complejo por 50.000 dólares en una subasta. Aunque es probable que en la iglesia se instalen también otros negocios, el joven Rhodes cree que en estas instalaciones hay un futuro para él y su empresa.

Se sentó de un lado del confesionario y yo en el otro. “Dime cuándo fue la última vez que viste pornografía”, le dije en broma. A pesar de la locación, Rhodes se ha mantenido alejado de la gente religiosa, en especial de los evangelistas que quieren trabajar con él, aunque una ayuda de ese tipo podría financiar su trabajo.

“Tengo puntos de vista que no coinciden con los de ellos”, dijo Rhodes. “Estoy a favor del sexo. No soy una persona religiosa. No soy alguien que apoye la religión. Aunque no estoy en contra de la religión, no la apoyo. Además, creo firme y totalmente en el sexo antes del matrimonio”.

Rhodes dijo que ha soportado la ira de quienes están en el otro extremo del espectro ideológico. La gente ha intentado hackear los servidores del sitio, y sus foros han sido bombardeados con imágenes pornográficas, comentó. Su padre ha recibido pornografía en su correo, señaló Rhodes, y él mismo ha sido amenazado de muerte.

“Solo es algo con lo que debes lidiar y dejar que las autoridades le den seguimiento, si es necesario”, dijo. Pronto la temperatura bajó muchísimo, lo que hizo que fuera una noche terrible para dormir a pesar de la carpa y la bolsa para dormir, supuestamente aislante, que había comprado en una tienda de Target.

A la mañana siguiente Rhodes se sentó cerca de las cenizas de la fogata que hicimos la noche anterior, con su laptop sobre las rodillas. Pronto nos iríamos del campamento improvisado y nos dirigiríamos a la ciudad, a la “civilización”.

Sin embargo, tenía que asistir a un seminario web para otra organización que lucha contra la adicción a la pornografía. Durante la charla, habló más de la necesidad de cuidarse, física y emocionalmente, que de la pornografía. Explicó la importancia de desarrollar buenos hábitos y rutinas para cambiar nuestra vida en general.

Cuando un trabajador del sector salud le preguntó sobre el cansancio, que él creía que a veces lo llevaba a ver pornografía, Rhodes le dijo al hombre que debía preocuparse por su salud.

“Es como si estuvieras en un avión”, dijo Rhodes. “Cuando dicen: ‘Tienes que ponerte la máscara de oxígeno antes de ayudar a los demás con la suya’, es porque te desmayarás si intentas ponerle la máscara a los demás. Tienes que asegurarte de que estás en equilibrio para ayudar a otras personas, para ayudar al mundo de una mejor manera”.
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