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Científica busca las herramientas para combatir la segregación de género de las matemáticas

Salomé Martínez afirma que las brechas son provocadas por la ansiedad e inseguridad de los docentes al momento de enseñar. Lee la entrevista de Revista Viernes.

04 de Noviembre de 2016 | 15:36 | Por Natalia Ramos Rojas, Revista Viernes
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Isabel Edith

Salomé Martínez (44) es una de las dos mujeres investigadoras del Centro de Modelamiento Matemático de la Universidad de Chile, equipo conformado por alrededor de cincuenta hombres. Desde la minoría busca las herramientas para combatir la segregación de género de las matemáticas, provocada, principalmente, por la ansiedad e inseguridad de los docentes al momento de enseñar.

¿Las brechas de género se aplican a las matemáticas como en cualquier otro campo de la sociedad?

Absolutamente. Chile es bien especial en este tema. Es el segundo país de Latinoamérica con mayor brecha de género en matemáticas. Hay países donde no hay, como en China, por ejemplo, en donde a las mujeres les va mejor que a los hombres en esta disciplina. Y hay muchos países donde la distancia es mínima. Entonces, el hecho de que existan estas diferencias es algo que uno acepta aquí en Chile, pero en realidad no tiene por qué ser cierto. Más aún; deberíamos cuestionarnos por qué existen. No hay ninguna investigación que diga: las mujeres y los hombres tienen habilidades diferentes y no pueden enfrentarse a los problemas matemáticos de la misma manera. Es algo social que está influyendo para que se produzcan estas brechas y afecten el desempeño.

Las mediciones actuales, como la PSU o el SIMCE, hacen esta diferencia de género. ¿Lo encuentras correcto?

Eso es bien terrible. Estas brechas aparecen a medida de que avanza la escolaridad. Hay un fenómeno que se llama "La Amenaza del estereotipo", que dice que cuando hay un estereotipo negativo asociado al desempeño de un grupo -por ejemplo, las mujeres y su relación con las matemáticas-, al existir esa amenaza, el desempeño es menor. Al final, no es porque haya menos capacidades, sino porque ese estereotipo pone a estas personas en cierta predisposición e influye el cumplimiento.

Se dice, por ejemplo, que los hombres son más racionales y las mujeres son más emocionales.

Eso es absolutamente absurdo y muy negativo para las mujeres. Es un estereotipo que no te deja avanzar en tu carrera, ni te permite tener un puesto de responsabilidad. Son barreras invisibles, pero cuesta romperlas. Actualmente, hay cada vez más conciencia de esto y la sociedad es muy distinta a cuando yo era estudiante. Cuando yo entré éramos 10% de mujeres, pero sobreviví. Hoy es un 28%. Con el tiempo me di cuenta de que los comentarios machistas, de la mala onda que había conmigo y otras compañeras, no sólo venían de parte de los alumnos, sino también de los profesores.

Ahora, tú has integrado este tema a tus recientes investigaciones. Una de ellas concluyó que el miedo y la ansiedad de los profesores, al momento de enseñar matemáticas, influyen en la diferencia de género en las salas de clase.

Mucha gente les tiene miedo a las matemáticas. No sólo los niños, la gente adulta se bloquea cuando tiene que hacer una operación, o cuando se enfrenta a una pregunta. Hemos hecho algunas investigaciones que tienen que ver con la ansiedad a las matemáticas, y encontramos que ese miedo también está relacionado con el género: vimos que los estudiantes de pedagogía que tenían mayor miedo a esta materia eran más proclives a tener expectativas diferenciadas en el desempeño que hombres y mujeres pudieran tener en la sala de clases.

¿Cómo llegaron a este resultado?

El experimento consistía en lo siguiente: a un estudiante de pedagogía se le presentaba un caso por escrito de un alumno que tenía dificultades, podía ser hombre o mujer. Cuando era hombre, las expectativas eran mejores. Y lo único que cambiaba era el nombre y el nivel socioeconómico. En matemáticas, el nivel socioeconómico no era relevante. Pero sí el nombre. Si era hombre o mujer, la expectativa de desempeño era distinta. Se evidenciaba el prejuicio negativo hacia la mujer. Los profesores tienen que estar muy conscientes de que esto ocurre. Uno puede, inconscientemente, por tu experiencia, por lo que sea, tener estas expectativas diferenciadas, pero otra cosa es que yo actúe en base a esto. En mi desempeño profesional, yo no puedo hacer diferencia. Tengo que darles las mismas oportunidades a todos los estudiantes.

Sigue leyendo esta entrevista en Revista Viernes.
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