El Monte Saint Michel aparece desde lejos como un espejismo difícil de creer. Una pequeña isla frente a las costas de la Baja Normandía soporta una increíble abadía construida en el siglo XI y que hoy impresiona con su iluminación nocturna y sus calles angostas.
Aunque parezca extraño esta monumental construcción fue utilizada como cárcel durante la revolución francesa de 1789 y hoy recibe a miles de turistas provenientes de todo el mundo, tanto así que es uno de los lugares más visitados de Francia y una joya del turismo en Normandía.
Su fama es merecida y quienes lo conocen no dudan en calificarlo como un sitio único en su estilo, dimensiones y majestuosidad. Especialmente cuando queda aislado durante la marea alta.
Actualmente la isla cuenta con una razonable oferta de restaurantes, comercio para todos los gustos y algunos hoteles que normalmente no dan a basto para la demanda de quienes desean quedarse en el histórico lugar.
Solo cinco hospederías tiene Saint Michel por lo que se recomienda hacer las reservas con mucha anticipación si lo que se desea es pasar la noche en este lugar cargado de leyendas, como la que habla de ser el lugar donde se enfrentaban las fuerzas del mal y el Arcángel San Miguel.
Rodeada sólo por llanura, la diminuta isla y su imponente construcción impresiona desde muy lejos en el horizonte. En su cúspide se encuentra la Abadía del Monte Saint Michel y más abajo su antiguo poblado cruzado por una calle principal y algunas callejuelas donde se encuentran los bares, las tiendas y los pocos hoteles. No más de un centenar de personas viven permanentemente en este lugar.
Todo este conjunto está rodeado por un enorme muro que se puede recorrer sin costo alguno. Quizá por eso en un día normal se estima que llegan a este lugar unas 20 mil personas.
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