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Pesa tu vida: ¿Vale la pena darlo todo por 'un verano sin polera'?

Está bien querer verse lindas y buscar robar miradas en la playa, pero ¿cuál es el límite para lograrlo? Lee la columna semanal de nuestra bloguera Denisse Fuentes.

16 de Diciembre de 2016 | 12:48 | Por Denisse Fuentes
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El Mercurio (imagen referencial)
"Por un verano sin polera" es la frase que se lee y escucha por todas partes en esta época del año. Afiches publicitarios promocionan artículos, pastillas, fórmulas milagrosas y tratamientos de una sola sesión para adelgazar, y reducir esos centímetros que se han acumulado desde el invierno.
Santiago está inundado de información para que las personas gasten su energía y dinero, con el objetivo de lograr ese cuerpo perfecto que tanto anhelan mostrar.

De pronto, escucho a una niñita hermosa, con margaritas en sus mejillas, que le pregunta a su mamá "¿me puedes comprar un helado?". La mamá no respondió de inmediato, pero al ver la cara de tristeza de su hija le dice "ok, está bien, pero que sea light y de agua, ya comiste bastante y no le hace bien tanta azúcar a tu cuerpo".

Luego, la niña le dice a su mamá que le gusta el de chocolate, pero ella le advierte que si es que no hay light, no comerá. "Entonces no quiero", le dijo la niña con voz de enojo, decepción y un dejo de pena que pude sentir.

Por eso, no pude evitar quedarme callada. Sí, es verdad que es su hija y yo no tengo nada que opinar, pero no podía simplemente mirar algo que sé cómo se siente y se vive, si no se frena a tiempo. Así que, me acerqué a esa mamá y le dije: "Quizás decirle que no a un helado para usted es nada, pero para ella es todo. Cuando somos niños nos armamos y nos formamos, y hay ciertas secuelas que nos van dejando marcas".

Entonces, le conté mi historia y ella me dijo que estaba al tanto, a lo que yo respondí: "Una cosa es estar al tanto y otra muy diferente es estar atento". Abracé a la niña y ella me regaló una maravillosa sonrisa que llenó mi día. Se comió su helado de chocolate y se fue sonriendo, con sus mejillas llenas de margaritas, a su casa de la mano de su mamá.

Casos como estos hay muchos todos los días, en nuestro hogar, en el trabajo, cuando hablamos y decimos sin darnos cuenta de que provocamos daño. Buscamos un cuerpo y una imagen perfecta, cuando al final lo único que logramos es ser tan infelices y desgastar tanta energía en una búsqueda que muchas veces no llega a buen puerto.

En el verano sale el sol, aparecen los bikinis, las playas se llenan de personas que descansan y se broncean, pero también las pastillas milagrosas y las dietas; los masajes reductivos mágicos y exprés se convierten en protagonistas, todo con el afán de lograr una imagen que no es real.

No les pido que no se preocupen, porque ¿quién no quiere verse linda?, ¿quién no es vanidosa?, ¿quién no busca robar miradas cuando camina por la calle? Sin duda, todas -me incluyo, pero ¿cuál es el límite?

Por favor, no lo transmitan a sus cercanos. Que el verano sea sinónimo de calor, de helados, de disfrutar, y que no se vuelva una obsesión por el físico, por las pastillas, masajes y productos que prometen la última maravilla.

Por experiencia propia les digo que cuando uno toma una pastilla extra y la sobredosis se hace frecuente, se traspasa el límite y te entregas a estas enfermedades que te dejan sin vida, solo sobreviviendo y esperando a que algún día vuelva a salir el sol.

Denisse Fuentes Estrada, Fundadora & Directora Fundación "Pesa Tu Vida" (www.pesatuvida.cl; Facebook: Pesa Tu Vida; Twitter: @PesaTuVida/@D_FUENTESE; Instagram: Pesa Tu Vida/Denisse.fuentes.e); autora de "La Dieta de la Muerte"; Joven Líder 2015; Diplomada Internacional en Coaching Neurolingüístico.
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