Marcelo Veneranda / Twitter
SANTIAGO.- Marcelo Veneranda había abordado el vuelo 1503 de Aerolíneas Argentinas, que lo llevaría de Córdoba a Buenos Aires, cuando se percató de que algo andaba mal: el asiento de su hijo pequeño estaba suelto.
Según lo relatado por Veneranda en el diario La Nación, venían de unas cortas vacaciones con su esposa e hijos, cuando se dio cuenta de que "la base del asiento estaba suelta. Es la que se convierte en cojín flotador en caso de una emergencia y, por eso, para facilitar su extracción, va sujeta solamente por tres bandas de velcro (…) Pero el velcro no estaba. Sólo la huella del pegamento", aseguró.
"El asiento 'bailaba', se deslizaba hacia adelante y, con poco esfuerzo, hacia el piso", señaló el preocupado padre, quien, al comunicar sobre el hecho al personal de la tripulación, recibió una inesperada respuesta.
"No hay problema, el asiento está bien", le respondió una de las tripulantes de vuelo. Sin embargo, los demás tripulantes notaron el hecho y le pidieron disculpas, pero le señalaron que desafortunadamente no quedaban más asientos.
Fue en medio de eso cuando un técnico subió al avión y "con un rollo de cinta de tamaño industrial y, no sin esfuerzo, pegó el cojín a la estructura del asiento", relató Veneranda. El adhesivo, debía servir como sustituto de los velcros durante el viaje que finalmente llegó a destino.
Pero, sorprendido por la situación vivida, Marcelo quiso hacerla pública a través de su cuenta de Twitter, y escribió: "Están pegando con cinta el asiento de mi hijo de dos años", y adjuntó una foto y un video del funcionario de la aerolínea pegando el asiento.
Luego del extraño hecho, la compañía emitió un comunicado diciendo que "lo realizado ante esta situación excepcional fue una solución paliativa y se hizo siguiendo los protocolos establecidos por el fabricante".
Según la aerolínea, el velcro del asiento se había resecado y despegado, pero la cinta con la que fue reemplazado estaba aprobada por Boeing como solución temporal.