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Rumania: más allá de las historias de Drácula

Cuando se menciona Rumania lo primero que se viene a la mente son historias de terror de vampiros y el propio Conde Drácula. No obstante, este país ofrece destinos que van más allá de estas leyendas y que son dignos de recorrer.

09 de Enero de 2017 | 15:26 | Emol
SANTIAGO.- Pese a toda la carga que implica ser el epicentro mundial de las historias de vampiros y residencia conocida de “Drácula”, este país sigue fuera de los circuitos tradicionales de turismo y quizá esto le ha permitido mantenerse más bien inalterado ante la influencia de esta industria, aún cuando sus principales ciudades cuentan con una excelente atención y oferta para los viajeros.

Bucarest

La puerta de entrada a Rumania es Bucarest, su capital y la ciudad más poblada de este país. La metrópolis fue conocida hace algunas décadas como “El Pequeño París” y no es de extrañar este apodo cuando se recorre sus calles y se observan grandes similitudes con la Ciudad Luz que fue su modelo para quienes diseñaron su forma.

Su arquitectura es impresionante y de tamaños insospechados. Por ejemplo, el Parlamento es el segundo edificio más grande del mundo luego del Pentágono en Estados Unidos.

Para quienes visiten esta ciudad la recomendación es recorrer con tiempo el casco antiguo para disfrutar de su historia y entorno. En esta ruta, nada mejor que visitar la Plaza de la Revolución, la Plaza de la Universidad, el Museo de Arte Nacional Contemporáneo y el parque Herastrau, además del museo y cementerio judío.

Sinaia, Bran y Brasov

Ya conocido Bucarest el viajero tiene la posibilidad de trasladarse en auto o tren hasta la ciudades de Sinaia, Bran y Brasov. En la primera el destino es el Palacio de Peles, otrora residencia del Rey Carol I y primer castillo con instalación eléctrica en Europa.

Por su parte, la localidad de Bran ostenta con el destino turístico más popular de Rumania y no es otro que el castillo Bran, más conocido como el castillo del Conde Drácula (personaje de la historia del escritor irlandés Bram Stoker). Este se encuentra emplazado sobre un peñasco rocoso y a simple vista no parece ser tan tétrico hasta llegar a su exposición de instrumentos de tortura medievales.

El castillo fue levantado en 1382 por arquitectos sajones como defensa contra los turcos y si bien no hay certeza de que fue usado por Vlad Tepes, príncipe de Valaquia (inspirador de las historias de Stoker), los años se han encargado de potenciar esta leyenda de terror y violencia.

Por su parte, la ciudad de Brasov es ideal para la práctica de deportes invernales. Además, su privilegiada ubicación en el centro del país (a 166 kilómetros de Bucarest) le permite ser un excelente “centro de operaciones” para los viajeros que desean conocer todas las bondades de esta nación.

Otras alternativas

Si aún queda tiempo para recorrer, Rumania oculta otros destinos que son alucinantes como la aldea fortificada de Prejmer que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. También está la ciudad Sighisoara cuyo casco antiguo se ha mantenido intacto desde hace cinco siglos. Sus calles estrechas y adoquinadas hacen que el turista viva una experiencia digna de libros de historia. Aquí también se halla la casa donde creció el príncipe Vald que, además, tiene un museo junto a la visitada construcción.

También está la localidad de Turda que tiene un parque de diversiones a 80 metros bajo la tierra y que en sus orígenes fue una mina de sal. Aquí el visitante tiene una cancha para jugar bolos, una sala de ping pong, un auditorio, un pequeño lago y otros entretenimientos que fueron ideados para las personas que pasaban un tiempo en este lugar por prescripción médica.