Ya sea estando en la casa o de viaje, cuando acaba el año escolar, los padres quieren que sus hijos no se aburran. Surge la pregunta de si es necesario programarles actividades, de qué tipo y cómo hacerlo.
Lo cierto es que los niños son, en mayor o menor medida, activos por naturaleza y, muchas veces, hay que dejar que ellos mismos distribuyan su tiempo y creen sus propios juegos y panoramas. Eso sí, es tarea de los adultos estar atentos, aprovechando de crear hábitos y potenciando habilidades.
En vacaciones, los niños descansan de su rutina escolar y deberes del colegio. Descansar, en este caso, tiene que ver también con hacer cosas nuevas o diferentes respecto de lo que es común durante el resto del año.
Los niños son muy activos por naturaleza y los adultos los hacemos hipoactivos cuando los situamos frente a un computador, un celular o un televisor. En sus vacaciones, ellos vienen de estar diez meses en un sistema que los pone, generalmente, pasivos dentro de una sala de clases, con rigidez de horario y postura. Por lo tanto, es el momento para que ellos liberen su hiperactividad normal.
Entonces, es en este período cuando los padres debieran proveer a sus hijos de recursos para que ellos planifiquen sus vacaciones y su tiempo libre.
Por otro lado, es relevante contemplar actividades de acuerdo con la edad de cada niño y sus intereses particulares. Recuerda la importancia de tener momentos de ocio y descanso, además la idea es que se aprovechen las vacaciones para hacer actividades nuevas o aquellas que más les gusten y mantengan la mente activa, manteniendo el desarrollo de habilidades que permitan tener aprendizajes más sólidos y significativos, haciéndolo en forma entretenida y lúdica.
De las actividades al tiempo libre
Para sacar el mayor provecho a este período, se recomienda considerar varios factores, por ejemplo, los tiempos en que los niños estarán en casa, con quién permanecerán y los amigos cercanos que tienen. También si hay panoramas extra fuera del hogar y cuánto tiempo estarán de viaje, en caso de que lo hubiese.
Lo que podemos hacer es darles un conjunto de ideas y recomendarles lo que es mejor hacer por la mañana y lo que se prefiere hacer por las tardes, pero que ellos elijan. Lo recomendable es que sean actividades diversas que les permitan desarrollar distintas habilidades, ya sea artísticas, deportivas o intelectuales, y guiarlos para que organicen su tiempo, considerando momentos al aire libre y otros de descanso.
En tanto, los días libres son fundamentales, pues —una vez más— siempre será bueno dar espacio para que los niños tomen sus propias decisiones. Esto permite desarrollar la autonomía, y la imaginación. Los niños tienen mucha energía y nunca están sin ‘hacer nada’. Por lo tanto, es bueno dejar algún día de la semana sin ninguna tarea específica, para que sean ellos los que busquen qué hacer.
¿Y si se aburre? No pasa nada, esto es normal y necesario. Los niños están llenos de ganas de hacer cosas, por lo que un momento de aburrimiento puede ser beneficioso para que ellos se las ingenien en cómo combatir ese estado. Pueden idear maneras de entretenerse con elementos que tengan a la mano, inventar juegos, crear situaciones imaginarias, fabricar juguetes y descubrir su entorno. Esto desarrolla habilidades como la creatividad y la resolución de problemas.
Aprovechar las experiencias de aprendizaje
Cuando es momento de organizar el período de vacaciones en la casa, lo ideal es conversar y planearlo en conjunto con los niños:
-Preguntarles qué actividades les gustaría realizar durante el día, si hay algo que quisieran aprender o lugares cercanos que quisieran conocer.
-Si se trata de organizar un viaje de vacaciones, independiente del destino donde se vaya, también es bueno hacer partícipes a los niños de su planificación. ¿Cómo? Que averigüen las características y la ubicación de la zona donde irán, que vean cuánto tiempo de viaje es lo que se necesita para llegar a destino, qué tipo de ropa deben llevar; que piensen en juegos que pueden realizar durante el camino y los que podrían hacer allá.
-También es muy beneficioso que investiguen sitios cercanos posibles de visitar, por ejemplo, restaurantes típicos, lugares históricos, parques y zonas de entretención, entre otros.
-Estando en el sitio elegido, es ideal que se comente sobre la naturaleza y el clima característico de la zona, el estilo de vida de sus habitantes, lo distinto y parecido que es a su lugar de origen, etc. Todo esto, considerando siempre que este tipo de experiencias son fuente importante de aprendizaje.
-Finalmente, se propone dejar tiempo para la lectura, que es uno de los aspectos más importantes para el buen desarrollo intelectual.
Es maravilloso cuando el niño entiende que la lectura no forma parte solo del trabajo que realiza en el colegio, sino también de la vida y de su aprendizaje permanente.
En vacaciones se debe aprovechar el ambiente más relajado en temas académicos, para generar el placer por la lectura y que sean los niños los que escojan qué quieren leer. Pueden ser revistas, cómics, cuentos, adivinanzas, etc. Lo importante es que cada día se destine un tiempo para esta actividad.
Ideal es que además de leer, los niños puedan compartir y comentar la información con otras personas de la casa, que hagan preguntas al respecto o que expliquen en sus palabras lo que acaban de leer. Esto potencia el lenguaje y la comunicación, además de fortalecer los lazos familiares y las relaciones sociales.
María Paulina Schwarze Fraile, subdirectora de Editorial Caligrafix.