Cuando se esta fuera del hogar y se debe hospedar en un hotel normalmente hay situaciones inesperadas que obligan a solicitar la ayuda de un funcionario del recinto que habitualmente es conocido como concierge (conserje).
Precisamente son ellos, quienes en un momento de apuro son los llamados a conseguir entradas para un espectáculo, una frazada extra y hasta una tabla de planchar si fuera necesario. No obstante, el mundo de la hotelería tiene miles de anécdotas de pasajeros que sin ser famosos han puesto en apuro a estos funcionarios con peticiones que rozan lo descabellado.
“El concierge es el encargado de ayudar a los pasajeros que están alojados en un hotel. Cualquier necesidad que tengas, ya sea pedir un taxi, reservar en restaurantes, comprar tickets de espectáculos, y más; ellos se pueden hacer cargo”
Gabriel Orellana - COCHA
Gabriel Orellana, Product Owner Hoteles de COCHA.com, explica que “el concierge es el encargado de ayudar a los pasajeros que están alojados en un hotel. Cualquier necesidad que tengas, ya sea pedir un taxi, reservar en restaurantes, comprar tickets de espectáculos, y más; ellos se pueden hacer cargo”.
De ahí que la principal teoría sobre el origen de este término indica que proviene del latín “conservous” que se puede traducir como el “guardián de los candiles” y cuya única misión era complacer los deseos de las vistas reales de los palacios allá por los años 400 d.C.
Y si bien ese es su origen, en la actualidad se han dado casos de pasajeros que aún creen vivir en esos años debido a lo excéntrico de sus peticiones y que han sido recopiladas por diversos medios alrededor del mundo y que aquí relatamos.
Historias de concierges
No hace muchos años una pareja australiana que se hospedó en el Towers of the Waldorf Astoria de Nueva York solicitó para su boda dos estatuas de ellos, de tamaño natural y hechas de chocolate. Aunque resulte increíble, el conserje consiguió que el chef del hotel concretara la petición tras meses de esfuerzo.
Algo igual de extraño ocurrió en el Loews Ventana Canyon Resort en Tucson, Arizona, donde un excéntrico pasajero preguntó a la concierge dónde podía comprar dos camellos. Si bien la funcionaria encontró un lugar a 35 minutos del hotel donde podía realizar la inusual compra, el hombre decidió no concretarla ya que estos “camellos” no tenían dos jorobas, sino solo una ya que eran dromedarios.
La historia cuenta que incluso un pasajero pidió que a su llegada a un hotel de Asheville, Carolina del Norte, lo esperara en su habitación un unicornio. La concierge dejó una nota en su habitación explicando que lamentablemente no era temporada de unicornios debido a sus hábitos migratorios.
Historias como estas abundan en el mundo de la hotelería como aquel concierge que debió recibir la queja de un pasajero por los molestos ronquidos de su propia novia que no lo dejaba dormir, o aquel que se retiró muy molesto ya que no había carne en el menú para vegetarianos. Ni hablar de la madre que las emprendió contra el noble concierge que no la dejó hospedarse en la suite nupcial para el matrimonio de su hijo.
Algo más entretenida fue la petición que hicieron a los concierges del grupo hotelero Vegas Luxury VIP a quienes les pidieron recrear el ambiente de la película Hangover (¿Qué pasó ayer?) y donde debieron conseguir dobles para todos los personajes, incluidos el tigre y Mike Tyson.