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Conoce por qué coleccionar cactus se ha transformado en un arma de doble filo para esas plantas

Si bien es una actividad que les ha dado valor, también las ha transformado en la segunda planta más traficada del mundo. Lee el reportaje de Revista Viernes.

21 de Abril de 2017 | 16:56 | Por Daniela Pérez G.
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Fotos: Sabino Aguad y gentileza Pablo Guerrero / Ilustración de portada: Edith Isabel
REVISTA VIERNES DE LA SEGUNDA

Escondidos en paquetes de arroz y frascos de jalapeños. Así fue como, en 2014, un grupo de fiscalizadores en el aeropuerto de Los Angeles encontró pequeños cactus que seis rusos intentaban sacar de Estados Unidos. Los habían extraído de parques nacionales y reservas indígenas de la zona desértica. Una acción que no sólo es ilegal, sino que penalizada internacionalmente. Porque aunque no se trate de una famosa pieza de arte o piedras preciosas, para quienes las coleccionan significan mucho más. Tanto, que están dispuestos a hacer y pagar lo que sea por ellas.

El inescrupuloso coleccionismo de cactus ha provocado severos daños en su existencia. Así lo reveló un estudio publicado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2015, en el que evaluaron al grupo taxonómico completo de las cactáceas, descubriendo que de las cerca de 1.500 especies, un 31% se encuentra en amenaza de extinción. Una cifra preocupante y que, incluso, es más alta que la de los mamíferos.

Bien lo sabe Florencia Señoret, técnico paisajista del DUOC, que desde 2006 tiene un invernadero en Calera de Tango, lleno de cactus nativos de Chile y la región. Ahí planta semillas y esquejes de las diferentes especies que componen el gran grupo de las cactáceas, para conocer más sobre ellas.

Este trabajo lo sigue de cerca un coleccionista japonés, quien le escribe correos constantemente para pedirle una especie única de Argentina, que no ha logrado encontrar. "Dice que no le importa cuánto le cueste, que la quiere a toda costa. Y la tengo, pero no la puedo vender, no es mi interés hacer eso, sobre todo porque está vetado", asegura.

¿A qué se debe tan grave escenario? Según la publicación de la entidad internacional, son diversos los motivos: el cambio de suelo para agricultura es el más importante, el desarrollo comercial y residencial, y la desmedida e inconsciente extracción de plantas y semillas para el intercambio horticultor y el mercado de las colecciones ornamentales privadas. "Uno de los resultados más importantes de esta primera gran evaluación es que pudimos identificar toda la gama de amenazas que tienen estas plantas. Y dentro de ellas, el comercio ilegal fue una que nos sorprendió, ya que hace años existen regulaciones para abordar el tema de esta especie", explica Bárbara Goettsch, científica mexicana líder del estudio y codirectora del grupo especializado en cactus y suculentas de la UICN.

El tesoro americano


La fascinación por las cactáceas data de al menos principios del siglo XX. En Europa se encantaron con ellas e históricamente se las han llevado. "Por eso, es posible encontrar asociaciones en torno a ellas, revistas y comunidades de amantes. Es bien impresionante. Sobre todo en aquellos países que tienen mayor tradición en horticultura y jardinería, como Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y España", dice Pablo Guerrero, doctor en ciencias del Departamento de Botánica de la Universidad de Concepción. "Sin embargo, para los americanos no es tan sorprendente. Esto, porque es un grupo de plantas originarias de América y aquí existe la costumbre de verlas", agrega.

En total, según cifras de la UICN, la familia completa de cactáceas contiene cerca de 1.500 especies, que están repartidas en todo el continente, desde British Columbia, en Canadá, hasta la Patagonia. Y a diferencia de lo que muchos creen, no es una planta que crezca en cualquier parte, ni bajo cualquier condición climática. "Demora muchísimo en crecer, las más grandes tienen cientos de años incluso. Y aunque no podemos deducir exactamente la antigüedad de la planta, yo tengo cactus que planté hace 3 o 4 años y recién miden 5 centímetros", explica Florencia Señoret.

Todo depende de qué especie o subespecie se esté plantando. Y es esa diversidad la que atrae a coleccionistas, científicos e investigadores, que además se admiran por su alto nivel de endemismo. Nuestro país destaca por esto, ya que al ser uno de los 34 hotspots de biodiversidad en el mundo y por la geomorfología del país, provee el aislamiento y las condiciones para el desarrollo de las plantas. "Chile es un país extremadamente rico en cactáceas, es muy importante como parte de nuestro patrimonio natural", dice Guerrero. "Actualmente existen 100 especies clasificadas oficialmente por el Comité de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente", explica Pedro León, botánico y encargado del Banco Base de Semillas del Centro
Experimental de Vicuña, perteneciente al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). "De ese total, alrededor de un 70 por ciento son endémicas. Y de estas, un 66 por ciento se encuentra amenazada de extinción en su hábitat", agrega.

Pablo Guerrero es severo cuando evalúa el estado de conservación de los cactus en Chile: "Representan un 25 por ciento del total de plantas que están en amenaza de extinción en el país. Es decir, y lamentablemente, que es la familia con más especies en esa categoría".

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