La ciudad puerto de Valparaíso es por lejos una de las urbes más bohemias y artísticas del país y sus calles normalmente son escenario de innumerables muestras culturales. Entre ellas están los graffitis y no nos referimos a los rallados rápidos y muchas veces irrespetuosos que aparecen en los muros sus edificios, sino más bien a bellos murales hechos por artistas que buscan darle un valor agregado a la metrópolis y, de paso, rescatar la esencia de su gente y sus tradiciones.
Así fue como nació el conocido proyecto “Valparaíso en Colores” que no es otra cosa que una extensión más social del proyecto “La Ruta del Graffiti Porteño” que tenía como objetivo adornar las desvestidas murallas que daban hacía los miradores más destacados de la ciudad con pinturas que reflejaran la idiosincrasia del porteño como un elemento más bien turístico.
“Valparaíso en Colores” fue un paso más allá y llevó estas expresiones artísticas a los barrios más populares de la ciudad y que muchas veces, pese a su cercanía, están alejados de los eventos culturales.
Fue así como grandes y bellos murales comenzaron a poblar calles y asentamientos populares de esta urbe, dando un claro sentido de pertenencia y orgullo a sus habitantes. Y como no iba a ser así, si detrás de cada pincelada hay un grupo de profesionales que previamente realiza un extenso trabajo de investigación para lograr que cada pintura refleje a las personas a las que se le ofrece.
Así, Valparaíso se ha transformado en una galería de arte al aire libre y lanzarse en un tour callejero es una excelente alternativa para disfrutar de esta ciudad y su gente, y de paso conocer algunos detalles más ocultos.
Juan Pablo Ozaki, product manager Chile en COCHA, comentó que “hay algunos factores puntuales que le dan a Valparaíso de un sello inconfundible. A diferencia de otros puertos coloridos, en Valparaíso el arte urbano ha cobrado gran valor para turistas y residentes, quienes ven en estos trabajos una solución para el rayado burdo y la propaganda política. Cada esquina puede ser un lugar para contemplar y detenerse”.
Quizá por eso, en la actualidad no resulta extraño ver que esta ciudad puerto regale a sus visitantes más de una veintena de gigantes murales que fueron pintados en “lienzos” que alcanzan dimensiones cercanas a los 100 metros, además de otras tantas decenas de graffitis más pequeños que le dan vida y color a sus barrios y que son obras perfectas para motivar un safari fotográfico.
Quienes se animen, la recomendación es, por ejemplo, llegar al cerro Larraín y disfrutar de sus gigantes murales pintados en nueve edificios de la población Clark.
El Museo a Cielo Abierto de Valparaíso es otra alternativa e iniciativas pionera en esta materia. Son 20 murales de diferentes estilos pintados en los faldeos del cerro Bellavista. Fue inaugurado en 1992 y entre los artistas que aquí se hicieron presentes está Roberto Matta y Mario Carreño, entre muchos otros. Si aún queda algo de día, salta al cerro Concepción y descubre también sus bellos graffitis.
La ciudad puerto tiene calles complicadas y resulta fácil perderse en sus recovecos, de ahí que la mejor recomendación es tomar un tour especializado que te llevará por los mejores escenarios de esta urbe que se conjuga con los cerros de la costa. Ofertas hay varías y todo dependerá de lo que buscas.