Entre los tantos gastos que hay que contemplar cuando se organiza un viaje, ya sea por negocios o placer, está el llamado impuesto hotelero o impuesto sobre hospedaje, que no es otra cosa que un gravamen que la autoridad del destino seleccionado aplica al turista por el simple hecho de pasar la noche en un servicio de habitación, y cuya recaudación puede ser utilizada para diversos fines, desde potenciar la industria turística hasta financiar el hermoseamiento de lugares públicos.
Dependiendo del lugar al que se vaya será el monto a cancelar y la forma de hacerlo, ya que estos dos factores varían considerablemente entre un país y otro, incluso entre una ciudad y otra.
En COCHA comentan que normalmente este gravamen se da en tres modalidades dependiendo del destino elegido.
Explican que en el caso de Chile, por ejemplo, este impuesto se cobra normalmente a los turistas a través del IVA “que siempre está contemplado en las tarifas”.
No obstante, aclaran que “en algunos destinos lo devuelven o no lo cobran para incentivar el turismo”. Así lo hizo, por ejemplo, Uruguay durante el último periodo estival como parte de las acciones adoptadas para fortalecer la industria y motivar a los extranjeros a visitar sus tierras, logrando excelentes resultados.
En Chile algunos hoteles entregan cierto grado de garantías que permiten a los extranjeros no pagar el IVA por el servicio de habitación. Para eso deben presentar su tarjeta de turismo emitida por el Servicio de Inmigraciones y, además, deben cancelar su deuda en dólares.
Si el pasajero extranjero desea una factura queda fuera de este beneficio y deberá pagar el importe de la habitación más el IVA (19%). Igual cosa ocurre si el pago por los servicios de habitación se hace en moneda nacional.
Otro impuesto que existe, detallan en la agencia de viajes, “es el impuesto de ciudad, el que no se cobra en todas partes pues depende del destino; es decir, sólo se cobra en algunas ciudades y es un monto definido por cada municipio”.
Es el caso de lo que ocurre en México donde se estableció por ley que este gravamen por hospedaje es a nivel nacional e implica cobrar entre un 2% y un 3% del valor total de la habitación por noche. Este impuesto se cobra directamente al turista cuando paga por el servicio de hotelería.
Según explica la misma norma que legaliza este gravamen, los fondos que se recauden por concepto de este tributo irán para la promoción del turismo en el país. Solo para tener como referencia lo que implica este impuesto, en el balneario Quintana Roo se espera lograr este año alrededor de 150 millones de dólares por este concepto.
Igual cosa ocurre, por ejemplo, en Barcelona donde este impuesto recibe el nombre de “tasa turística” pero que en el fondo es un impuesto por pernoctación y se paga por persona y noche de alojamiento, además del precio del hotel.
“El tercer tipo de impuesto que existe son los Resort Fees o Urban Fees (en el caso de hoteles en ciudad)”, añaden en la agencia de viajes COCHA. Explican que este tributo “contempla el cobro del uso de algunos servicios o instalaciones. Este impuesto es común en los hoteles de playa donde se incluye el uso de toallas, reposeras o incluso el gimnasio”.
Aclaran que normalmente estos cobros no se pueden evitar, “aun cuando no se haga uso de todas las instalaciones del resort”.
