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Willemstad: la bella influencia holandesa en el Caribe

Además de ser la ciudad capital de Curazao, Willemstad es el mejor ejemplo de la influencia de los Países Bajos en el mar Caribe. Este 2017 cumple 20 años de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

18 de Julio de 2017 | 19:43 | Emol
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Vista panorámica de la ciudad de Willemstad.

Shutterstock
Para explicar cómo es Willemstad es necesario ir un poco más atrás y contar que es la ciudad capital del país de Curazao, una isla de tan solo 444 kilómetros cuadrados que hasta 2010 fue parte de las Antillas Holandesas, año en que consiguió su autonomía del Reino de los Países Bajos, pero del cual sigue siendo miembro constituyente. Hoy la urbe -centro político, legislativo y administrativo de la isla- cumple 20 años de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y de ahí que surja como un destino más que recomendable para visitar y tener una experiencia como pocas.

La isla está ubicada al sur del Caribe a tan solo 50 kilómetros de las costas de Venezuela y es conocida por sus bellas casas pintadas de distintos y llamativos colores, además de su tradicional licor llamado curacao (curazao) que sobresale del resto por su fuerte color azul que adorna una gran variedad de cócteles en barras de todo el mundo.

Recorrer la ciudad capital (Willemstad) es un placer para cualquier viajero, especialmente si gusta de la arquitectura, toda vez que sus edificios y casas tienen impregnada la influencia colonial holandesa de los siglos XVII y XVIII. Sin ir más lejos, las autoridades locales estiman que a la fecha alrededor de 750 edificaciones de toda la ciudad tienen carácter patrimonial histórico.

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En el Departamento de Caribe de COCHA destacan los bellos colores con los cuales son pintadas las fachadas de estas construcciones, así como también las destilerías, muchas artesanales, que producen el curazao.

“Al pasear por esta ciudad, que parece pintada con lápices de colores, es posible conocer algunas destilerías en las que preparan el destilado conocido como curacao, famoso por su color azul. En estos circuitos se puede ver cómo cocinan las cortezas de laraha, una variedad de naranja amarga derivada de las que trajeron los primeros colonos españoles”, explican en la agencia de viajes.

La avenida de Handelskade hace de arteria principal de la urbe y al caminarla resulta casi imposible no sentirse en una ciudad europea, eso hasta el mes de enero cuando la urbe se viste de fiesta para ser escenario del Carnaval de Curazao, una de las celebraciones más largas y entretenidas de todo el Caribe.

De ahí que el primer mes del año sea el momento ideal para conocer esta ciudad, disfrutar de la isla y adentrarse un poco más en esta cultura forjada por la influencia española, portuguesa y holandesa.

Su casco histórico, Patrimonio de la Humanidad desde 1997, ofrece a los turistas distintos escenarios para recorrer y disfrutar. La zona denominada Punda es para muchos el área más hermosa de la ciudad y muchos la llaman la “la boutique del Caribe” por sus buenas tiendas y restaurantes. En esta zona se encuentran también su mercado flotante, el Palacio del Gobernador, la Fortaleza de Ámsterdam y el Parque Wihelmina.

De ellos sobresale el Fuerte Ámsterdam que fue construido en 1634 por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y que hoy es la sede del gobierno de la isla.

Al otro lado de la bahía de Santa Anna se halla la zona conocida como Otrobanda, que destaca por su arquitectura colonial, aún cuando no logra superar al sector de Punda en belleza.

Desde un distrito a otro se cruza por el puente de la Reina Emma que destaca por ser una pasarela flotante y que si bien proporciona una bella vista del lugar, no se compara con el puente Reina Juliana que ostenta con ser uno de los más altos del mundo y, por cierto, el más alto de todo el Caribe desde abril de 1974 cuando fue inaugurado.
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