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"Dios no comete errores": Familia de pastor evangélico explica su apoyo a hija transgénero

A sus 10 años, Rebekah Bruesehoff se ha transformado en la activista trans más joven del mundo. Su padre es clérigo de la iglesia evangélica luterana de Nueva Jersey.

31 de Julio de 2017 | 13:56 | Emol
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Jamie y Christopher -un pastor de la iglesia evangélica luterana- (a la izq. de la foto) han hecho pública su experiencia como familia, durante la transición de Rebekah (al centro de la imagen).

Maegan Dougherty Photography/Iamtotallythatmom.blogspot.cl
SANTIAGO.- “No estás solo y estás a salvo”, es el mensaje que Rebekah Bruesehoff (10), quiere mandar a otros niños como ella. A su corta edad, esta niña trans de New Jersey se ha transformado en la activista por los derechos de trasngéneros y transexuales más joven del mundo, participando en actos, marchas, y exponiendo junto a sus padres su historia: la de una transición de género ocurrida en el seno de la familia de un pastor evangélico.

Al nacer, Rebekah fue llamada Ben. Y, tal como lo ha descrito su mamá Jamie a distintos medios de comunicación estadounidenses, siempre mostró su incomodidad con el género masculino. “Para cuando tenía 7 años, todo esto llegó a un punto de crisis. Su ansiedad era incapacitante y su depresión se transformó en una amenaza para su vida”.

Con mucho pesar, la familia de Rebekah ha comentado que tocaron fondo, luego de que ella rompiera el vidrio de una ventana en un segundo piso e intentara saltar. “Nos enfrentamos a una menor de 7 años que quería morir”, señaló Jamie acerca del episodio que los llevó a buscar urgentemente un especialista en casos de transgéneros y comenzar todos juntos un proceso para descubrir que Ben, el hijo mayor, en realidad era una niña.

La parte más difícil de todo esto fue cuando no estaba en transición y no estaba contenta (…) Antes de convertirme en niña me sentía infeliz. Esta soy definitivamente yo”, dice ahora Rebekah. “Soy una chica en mi cabeza y en mi corazón”.

El año pasado, ella aún no cumplía los 9 años cuando legalmente dejó de llamarse Ben. Según describe su madre, a partir de ese momento, fue como si la menor hubiera renacido, esta vez, con fuerza y alegría, no con ansiedad ni depresión. Fue como una explosión de su personalidad.
Juntos, en familia, crearon la “Ben Box”, una caja en la que guardaron los recuerdos para comenzar esta nueva vida. “Cuando veo fotos de Ben, solo pienso que es parte de mi pasado”, comenta hoy la niña.

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En vez de mantener su caso en la privacidad de su hogar, la familia de Jamie junto a su esposo Christopher y sus otros dos hijos, han incentivado a Rebekah a hacer pública la experiencia que han vivido. De esta manera esperan luchar por los derechos de las personas trans y facilitar el camino a los niños que en el futuro necesiten el apoyo de toda la comunidad.

Así, en febrero pasado se viralizó una imagen de Rebekah, que Jamie subió en su blog “I Am Totally That Mom”. Allí, se ve a la menor sosteniendo un cartel en el que se podía leer: “Yo soy esa aterradora persona transgénero de la que los medios de comunicación le han advertido”. Y tal exposición trajo consigo una enorme ola de apoyo, pero a su vez, muchas demostraciones de rechazo de manera paralela.

Estas últimas señalaron que “todo este asunto trans” era una enfermedad mental, “y como es ‘cool’, hay padres forzando a sus hijos a esto”. “No hemos tenido a nadie de nuestra comunidad o familiares diciendo que estamos forzando esto, pero sí han aparecido algunos diciendo eso en redes sociales y a través de mi blog, y que van tan lejos que llegan a decir que esto es abuso de menores y que deberían quitarnos a nuestros hijos”.

Por su parte y ante este tipo de comentarios, Christopher –un pastor de la iglesia evangélica luterana- dice tener miedo de cómo será tratada Rebekah en el futuro: “Estoy muy preocupado (…) porque veo mucha fealdad en el mundo”.

“Como la familia de clérigo que somos, hemos avanzado por este camino de forma pública en nuestra comunidad e iglesia, donde Rebekah ha sido recibida con los brazos abiertos”, asegura, sin embargo, Jamie. “Quizás no entendamos completamente la ciencia de por qué las personas nacen transgénero (…) pero sabemos que Dios nos creó a cada uno de nosotros a su imagen y semejanza”.

“Dios no ha dejado de amar a nuestra hija por su identidad de género. Dios no la puso en el cuerpo equivocado. Esto es lo que ha sido siempre, lo que Dios creó para ella, y tal como he oído de tantos a quienes les gusta debatir las identidades de género, Dios no comete errores (…) Mi hija es transgénero y ella está ok”, concluye la mujer.
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