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Turistas vuelven a repletar las calles de Barcelona a un mes del ataque terrorista

El próximo domingo 17 de septiembre se cumple un mes del brutal atentado que le costó la vida a 16 personas y dejó a otras 130 heridas de diversa consideración.

15 de Septiembre de 2017 | 15:50 | DPA
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El circo humano de las Ramblas vuelve a vibrar. El mar de turistas fluye otra vez por la arteria más popular de Barcelona entre puestos de recuerdos, mimos y vendedores. Pero ni siquiera ese fluir constante termina de borrar las huellas del atentado terrorista que ensangrentó la calle hace ahora un mes.

La primera marca se encuentra en la misma entrada de las Ramblas, en la esquina con la emblemática Plaza Catalunya. Ese fue el punto donde una furgoneta blanca conducida por un joven yihadista comenzó su loca carrera asesina la tarde del 17 de agosto. Hoy ese lugar es un improvisado altar en recuerdo de las 16 víctimas y más de 130 heridos que dejó el ataque.

"Posemos aquí nuestras manos para que esta barbarie no vuelva a pasar en ninguna parte del mundo", propone un cartel entre una montaña de flores, velas, banderas, muñecos de peluche, fotos y mensajes. "Volem la pau" (Queremos la paz), dice otro.

Turistas y locales sacan fotos, se acercan a leer o, simplemente, se quedan mirando en silencio. "Me da pena ver que tenga que pasar esto para que la gente se una. Deberíamos estar unidos para que no pase esto", reflexiona Alicia, una adolescente catalana de 17 años.

Los turistas hacen propio el lema espontáneo coreado por Barcelona al día siguiente de los ataques, "No tinc por" (No tengo miedo), y se acercan sin reparos a las Ramblas.

"Es impactante el solo hecho de maginar lo que pasó aquí...", admite Angelica, una argentina de visita en Barcelona. "Aunque también es impactante la solidaridad de la gente", añade.

El miedo subsiste y se plasma a metros del lugar en forma de prevención: un furgón de la Guardia Urbana de Barcelona y otro de los Mossos d'Esquadra, la Policía autonómica de Cataluña, bloquean el acceso a las Ramblas.

"Estamos desde el día siguiente", confirma un agente. La colocación de bolardos (estructuras que evitan el paso de vehículos) sigue siendo, por ahora, solo una posibilidad en estudio.

Al entrar en las Ramblas y caminar los 500 metros que recorrió la furgoneta embistiendo a personas de 35 nacionalidades distintas, el ambiente parece el mismo de siempre: venta de camisetas -falsas- de Messi, rondas de jóvenes en el suelo, desfile de razas y lenguas, manadas de bicicletas de alquiler y, sobre todo, muchos selfies.

Parece el mismo ambiente de antes del ataque, pero no lo es para quienes conocen bien el lugar. "Cualquier ruido me molesta mucho. Estamos más alerta, más sensibles. Es algo en lo que coincidimos todos", cuenta Nahi, que atiende un puesto de "souvenirs". Eso también es una forma de terror, lamenta la joven de 23 años: "Es un poco duro", sentenció.